Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 49

Llegué a España un poco triste, bueno, aunque exactamente estoy en Madrid, ahora mi pregunta es.. ¿Cómo chanfles iré hasta Barcelona? ¿Tengo que tomar otro avión, un auto, alguna otra cosa?

—¿Señorita Smith?—Me dijo una señora

—No me robe por favor—dije, no sé si la señora sabrá inglés o no, pero me olvidé hablar en español.

Aunque mirándola bien, no tiene aspecto de robar o de querer robarme

—No, no ¿como cree?—dijo la señora abriendo los ojos como sapo. Me tranquilizó un poco saber que sabe inglés. A su lado llegó un hombre, ambos debían de tener unos 55-60 años. No creo que quieran robarme—Soy Rosa, la ama de casa del señor Kendall Smith, soy la señora de mayor confianza, y él—señaló al hombre, quién me sonrió y saludó con un apretón de manos—es mi esposo, José, quién es el chófer del señor, también de mayor confianza. Nos mandó a que la buscaramos, ya que a él se le presentó una urgencia, pero estará desocupado cuándo lleguemos a Barcelona

—¿Cómo sé que es cierto?—¿aunque quién sabría de mi existencia aquí en España y quisiera raptarme? Sería absurdo

—Muy bien preguntado mi niña, me alegra de que no seas una persona que confía a la primera, y si quieres pruebas, lo llamaremos—dijo Rosa sacando su celular, que a decir verdad tenía uno mejor que el mío, que triste. Marcó unas teclas, y acto seguido se lo llevó a la oreja—mi niño, disculpe la molestia... No no, si la encontramos, aquí la tenemos al frente nuestro... Sí... No... Sólo que se quería asegurar, de que sea cierto, y no se lo pude negar... Mjm... Okay... Tome, quiere hablar con usted—dijo entregandome el celular, lo agarré con cautela, se me llegaba a caer y tengo que ir a prostituirme unas 10 semanas para poder pagar éste celular

—¿Hola?—pregunté

—Pulga, soy yo, me encanta que seas cautelosa y desconfiada. Pero ahora estoy ocupado, pero te prometo que cuando estés aquí, el primero en abrazarte seré yo. Ahora estoy intentando terminar todo mi trabajo para estar el resto del día libre para tí, cuídate. Te veo en seguida—y colgó.

Bueno, si era mi hermano. Le entregué el celular a Rosa y ella me sonrió

—¿Ahora si nos vamos, damiselas?—dijo José, asiendo que Rosa riera, yo solo sonreí y asentí con la cabeza.

Fui por mi maleta, pero José no me lo permitió, le dije que podía llevarla yo, pero se negó y terminó llevándola él. Los estaba siguiendo, pero no entendía porque no salíamos del aeropuerto, es más, estábamos volviendo a la pista de despegue. ¿Por qué volvemos ahí?

Cuándo llegamos, divisé un avión que decía "Smith" en el costado. Estaba con la boca abierta. ¿Qué tan rico se hizo mi hermano para tener su propio avión privado? ¿O más bien era un jet? No lo sé, soy pobre y no se la diferencia. Pero, ¡tenía uno para él! Oh por dios

—Señorita, cierre la boca, hay muchos insectos en el aire—dijo José riendo

Me reí y subí al jet, conste que me lo tuvo que aclarar Rosa, y no pude contenerlo, volví abrir la boca, tanto que esta vez creo que ya tocaba el suelo... ¡Era hermoso! O sea, conocía los jet por dentro, pero solo en las películas, jamás en vida real. Siento que quiero llorar, siempre leo libros dónde la protagonista, se consigue un novio y ése novio es super millonario y tiene un jet y toda la onda, ¡en cambio yo me conseguí un hermano! Que es mucho mejor

—¿Y hace cuánto no ve a su hermano niña? Sé que hace mucho, porque yo lo cuidé desde que tuvo 18—la miré incrédula—así es, yo lo alojé, perdón, José y yo lo alojamos en nuestra casa cuándo apenas había llegado a Barcelona. Nos contó su historia, y como vimos que era buena gente lo alojamos en nuestra casa, no era la mejor, en realidad vivíamos en un barrio pobre, demasiado, pero él no se quejó jamás, es más, nos ayudaba con lo que podía—sonrió Rosa con ternura, mientras que yo sonreí igual pero con un toque de orgullo. Mi hermano siempre había sido así—con las notas de su instituto anterior, logró ganarse una beca aquí. Terminó su carrera, y nos dijo que quería poner una cadena de hoteles y restaurantes, nosotros lo apoyamos en su idea, se esforzó demasiado y llegó a triunfar. Como siempre, mi niño tan bueno nos llevó con él a su nueva casa. Nosotros insistimos en trabajar para él, para ganar lo que debemos para comer, él se negó diciendo que su casa sería nuestra, pero nos negamos, ya sabe es algo de honor y entonces, nos dio este trabajo, aunque para ser sinceros... Nos paga el triple de lo que deberíamos—sonrió orgullosa—su hermano es un gran hombre señorita, estoy muy orgullosa de él

—Yo también, y no sabe cuánto me alegra y me enorgullece sus actitudes. Estoy muy feliz por verlo—dije emocionada




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