Un Amor Fuera De Lo Común #1

CAPÍTULO 52

Pasaron días en los cuales me había propuesto a cambiar. Estaba mucho tiempo en el gym con mi hermano, muy raras veces con otros amigos de Ángel o hasta incluso con Ángel, que era mi entrenador personal, hacía ejercicios en el gimnasio y luego él me acompañaba hasta mi casa y me decía las cosas que tenía que hacer antes de dormir. Salía a caminar con mi cuñada y hasta la acompañaba hacer las compras para la bebé. Les juro que esa bebé está llena de ropa para cuándo nazca, cuándo tenga meses y hasta para el año. Tiene juguetes de parte de todos, y me encanta. Estoy muy emocionada, ya quiero que nazca. Pero volviendo al tema del gimnasio y mi cuerpo, a pesar de que llevo unos cuatro días, veo un cambio, pequeño, pero lo veo y eso me encanta y me motiva. Sigo todo tal cual Ángel me lo dice, tomo cinco veces al día mis tazas de té, como lo justo y necesario y hago dos veces al día ejercicio, y lo que más me cuesta sobre todo, tomar agua y haber dejado las gaseosas y jugos. Todavía no estoy acostumbrada y me duele un poco el cuerpo, pero como dije, el pequeño cambio que estoy notando, me motiva a seguir.

Mi hermano me consiente en todo lo que puede. Hay veces que llega super cansado del trabajo, pero igual pasa un tiempo conmigo y me pregunta sobre mi día, o me abraza y me acaricia el cabello hasta que me duerma, como cuando era niña, me encantaban esos momentos con él.
Ahora estábamos camino a una universidad, para ser sincera no sé cómo se llama, pero es para que vea que carreras me interesan. Llegamos y fuimos a ver las carreras. Luego de ver tantas, ya estaba decidida por una

—Ya sé qué quiero estudiar—lo miré

—¿Sí? ¿Cuál?—preguntó Ken

—Licenciatura en letras—me sonrió

—Me parece perfecto. Bien, vuelvamos a casa, ¿quieres?—me dijo

—No, vamos a tomar un helado ¿sí?—lo miré con ojitos de gato

—Bien pulga, vamos a tomar un helado—dijo mientras me abría la puerta de su auto

Llegamos hasta una heladería y me bajé para ir hacer fila, mientras él terminaba de estacionar. Una vez que Ken llegó a mi lado, pasamos a ordenar

—Yo quiero uno de..... Mmm.... Crema de cielo, por favor—le sonreí al chico que atendía, y éste me devolvió la sonrisa

—Y yo, quiero uno de chocolate—Ken me puso la mano en el hombro, mientras que le daba una mirada fulminante al pobre chico.

¿Celoso? No, ¿como creen?

Una vez con los helados en mano, mi hermano pagó y fuimos hasta una mesa. Me sentía feliz como una niña chiquita

—Y dime pulga, ¿cómo vas con tu novio?—le dio un lengüetazo a su helado—¿se arreglaron por lo que hizo?

—Si, así es—comí un poco de mi helado—leí sus mensajes y hablamos

—¿Y qué ocurrió?—preguntó mirándome

—Bueno, pues nuestra conversación fue así....

*Flashback*

—¿Qué ocurre Samuel?—dije con el teléfono en el oído y con Ángel enfrente mío intentando pintar mis uñas, éste chico era genial. Tenía que intentar no reirme

—Pedirte perdón mi amor, perdón en serio, sé que soy un imbécil a toda ley—Ángel me hizo señas para que ponga en alta voz y así lo hice—en serio Alma, perdón, yo te quiero demasiado y.. —lo corté

—Samuel, eras la única persona que esperaba que no me fallara—dije con tono firme, pero con un deje de tristeza. Ángel me agarró la mano y me sonrió dándome aliento

—Lo sé mi amor, lo sé. Ya Emma me dio una golpiza por eso—me reí fuerte. Sabía que era verdad—te prometo que nunca más pasará, yo te quiero demasiado, no quiero que esto acabe por una idiotez así

—¿Te refieres por una idiotez "chica" que tú causaste o por una idiotez como olvidarte mi cumpleaños?—pregunté enojada

—Por una idiotez chica que yo causé, ¿me perdonas?—miré a Ángel, él sólo se encogió de hombros y escribió en un papel que estaba cerca "no se nota que esté realmente arrepentido"

—No lo sé, no siento que estés realmente arrepentido Samuel...—dije entre la decepción, enojo y tristeza

—Lo estoy, en serio. Creo que estoy un poco calvo de tanto que me tiré del cabello por cada llamada que no respondías, por cada llamada que me colgabas—dijo con un tono de tristeza que, siendo sincera, ablandó mi corazón. Lo sé, soy muy sensible

—Yo...—me interrumpió

—No me dejes, ni pienses en hacer eso, yo te... Yo te quiero Alma, por favor, nunca más volverá a pasar, te lo... —Ángel lo interrumpió

—Joder tío, ya está, ya te perdonó, solo te está haciendo una broma. Calma—nos reímos

—¿Y tú quien cojones eres?—oh oh




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