Un amor marcado por la guerra

Cap 1. El principio de un final.

Se dice que con el tiempo algunas cosas pueden cambiar.

Si, tal vez si.

Pero el amor no.

El amor que siento por ti es más fuerte de lo que parece, mi pequeño lirio.

No puedo sacar de mi cabeza tus lindos ojos violetas. Tu cabello negro y largo. Tu piel palida pero que resplandece de salud.

Tu hermosa voz al cantar.

El sonido de tus pasos cuando caminas hacia mi.

8 de febrero de 20XX

Vict City.

Almir

Y allí vamos otra vez, no debí quedarme leyendo hasta muy tarde. Debí acostarme temprano pero... Dios mío ¡cómo puedo cuando esa historia es literalmente como aquellas dónde puedes sentir la presencia de cada interacción!

"El trono de sangre de cristal" una historia que se remonta en el Reino de Étalon. Nadie parecía hablar de ella, pero a mí me gustó demasiado.

-Almir! Espérame!-

Detengo mis pasos al oír aquella voz.

—Vamos, Jung, llegas tarde otra vez —respondo sin girarme, sabiendo que él ya está jadeando.

Jung Ming-See es mi mejor amigo desde la secundaria. Es alto, más atlético que yo, pero detesta correr. Su cabello está desordenado y lleva sus habituales auriculares colgando del cuello.

—No pude dormir. Me quedé soñando despierto… —dice, mientras ajusta su mochila.

—¿También te quedaste leyendo? —le pregunto, dándole un leve codazo.

—No exactamente. Soñé que me convertía en un dragón.

—Sutil diferencia.

Reímos mientras caminamos juntos hacia la universidad. Hablamos de todo y de nada. De las clases, de las chicas, de cómo el profesor Roldan nos odia secretamente.

Pero mi mente sigue regresando a ella. A Lirio. La protagonista del libro. No era una princesa cualquiera. Era fuerte, decidida, pero dulce. Su relación con el "villano" era la parte más extraña. El villano… un hombe frío, marcado por la tragedia, enamorado perdidamente de ella, pero cuya obsesión después de mucho tiempo acabó consumiéndolo.

Lo más raro era cómo el libro parecía tener espacios… vacíos. Como si el villano tuviera más historia que contar, como si yo ya supiera más de él de lo que el texto decía.

—¿Vas a ir al baile de máscaras de esta noche? —me pregunta Jung de pronto.

Parpadeo, saliendo de mi ensueño.

—No lo sé. Pensaba invitar a alguien —respondo.

—¿A quién? ¿A esa chica que canta en el auditorio? La que se parece a la del libro que lees tanto…

—Sí. Su nombre es Lily. Como “Lirio”.

Jung me mira como si hubiera resuelto un enigma.

—Tú estás peor que yo con mis dragones. Estás obsesionado.

Sonrío, encogiéndome de hombros.

—Tal vez. Pero siento que... la conozco.

---

La universidad está llena de estudiantes corriendo de un lado a otro, preparándose para la fiesta de máscaras. Yo paso las horas de clase como en trance. Mi plan era sencillo: al final del día, acercarme a Lily y pedirle que me acompañe al baile.

Pero entonces, todo cambió.

Salgo tarde del laboratorio, cargando una pila de libros. Las calles están húmedas y desiertas. El aire tiene ese olor eléctrico de antes de una tormenta.

Cruzo la calle sin mirar.

Un sonido agudo.

Luces blancas.

Un golpe seco.

El mundo gira.

Caigo.

Oscuridad.

---

Siento… calor. Luz. Y luego, un frío cortante.

Abro los ojos y ya no estoy en Vict City.

Estoy… en un bosque.

Pero no uno cualquiera. Reconozco los árboles cristalinos, el musgo dorado, el perfume de las flores que solo había leído en las páginas de “El Trono de sangre de Cristal”.

Estoy en Étalon...




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