CAPÍTULO 7

¿Adivinen qué día es hoy? Exacto, es sábado. Por ende, hoy conoceré a mis suegros. ¡Yupi! ¡que emoción!.

Les contaré un poco de lo sucedido en estos días.

Todos mis amigos, hasta mis hermanos, se han burlado de mí, al saber que no tendría una vida color de rosa, puesto que Thomasito tiene hijas, y su hija mayor me detesta.

Las confrontaciones con Ximena han cesado un poco bastante. Thomas, delante de todos, le dijo que debe dejar de atacarme, porque sino él mismo la pondría en su lugar.

Si... ese día fue una total locura. Ximena gritándole que se está dejando engatusar por mí, Amira preguntándome qué significa engatusar, Sophie prestándole más atención a su comida que al rededor, Martina gritándome que deje de hacerme la víctima para que regañen a Ximena, yo gritándole en respuesta que no me hago nada, Thomas gritándonos a todos que nos callemos, luego él y Martina discutiendo por mí, Ximena llorando, ¿por qué? no lo sé, Amira gritando que le preste atención y yo intentando explicarle y a la vez defenderme de Martina.

Sí, cómo se lo imaginan, fue una gran locura lleno de gritos, hasta que Thomas levantó su voz de mando y nos calló a todas.

Luego, al día siguiente de ese, Martina me empujó "accidentalmente" a la piscina. Logré salir y le pregunté por qué lo hizo, a lo que ella me dijo que fue un accidente, y... eso llevó a otra pelea y ambas terminamos gritándonos. Lo sé, muy maduro de mi parte ponerme a la altura de una niña de doce, pero, no sé, me gana mi instinto peleador.

Conocí a los demás trabajadores, y todos me trataron bien. Tengo entendido por Miranda, que casi ninguno soporta a Ximena, así que todos se propusieron a enseñarme un poco acerca del manejo de esta hacienda y acepté. No para molestar a Ximena, sino que me parece interesante aprender todo, además, me aburro en esta casa cuando las niñas no están. Sí, así es, estoy casi todo el día con Sophie y Amira.

Las discusiones con Martina, continuaron, hasta el punto en que llegamos a un acuerdo ambas. Nos declaramos la ley del hielo, y así evitamos conflicto alguno.

Las cosas con Thomas van bien. Frente a los demás, ambos actuamos como dos par de enamorados, pero a solas actuamos como si fuéramos amigos de toda la vida. La verdad es que tengo una buena conexión con él, por muy loco que suene, porque, a ver, al pibe lo conozco hace una semana, pero aún así, estoy manteniendo una linda relación con él y me gusta.

Me gusta saber que de a poco voy ganando un amigo, porque la vedad es que no me gustaría que se pasen estos seis meses y no volver a verlo a él o a las niñas,

Bien, ahora estoy parada frente al armario, en bata de baño y con el cabello recogido por una toalla, tratando de decidir que me voy a poner hoy a la noche.

Thomas entró a la habitación y al verme, se quedó quieto en su lugar

—Perdón, no pensé... yo... —tartamudeó mientras se tapaba los ojos haciéndome reír

—Tranquilo, pasa— hablé y él asintió con la cabeza

Por suerte la bata era medianamente larga, me llegaba hasta las rodillas, porque, es extraño, pero con él me siento extraña, incómoda.

—¿Qué sucede?— preguntó mientras me entregaba la corbata

—No sé qué ponerme, y es tonto, porque sé que esto no es real, pero aun así no deseo caerle mal a otro miembro de tu familia durante seis meses— hablé mientras le acomodaba la corbata— ayúdame, ¿sí? —terminé con su corbata y lo miré suplicante

—Gracias —dijo mientras se miraba en el espejo— te diría que te pongas cualquier cosa, porque a ti cualquier cosa te quedaría bien —habló sin mirarme, cosa que agradecí, porque sentí mis mejillas calentarse de a poco— pero, necesito que les caigas bien a mis padres, así que... hum...— murmuró mientras empezó a ver uno por uno mis vestidos.

Sí, resulta ser que, esta es una cena "formal" por así decirlo, entonces, debo vestir acorde, elegante. Hasta Thom está vestido con un traje y las niñas usarán vestido, bueno todas menos Sophie, es real que ella no usa otra cosa que no sean cosas que la hagan parecer a una espía.

—Este —habló sacándome de mis pensamientos y viendo el vestido que tiene entre sus manos —este es perfecto — sonrió feliz y yo le otorgué una sonrisa llena de agradecimiento

—Gracias, me salvaste— le di un beso en la mejilla, mientras agarraba el vestido

A continuación, fui hasta el baño y empecé a cambiarme. Sí, definitivamente Thom tiene buen gusto. Escogió un lindo vestido color salmón, de mangas largas y largo hasta las rodillas, tiene como decorativo un cinturón que hace a juego con el vestido y un cierre en la parte del pecho.

Terminé de cambiarme y salí del baño, para caminar hasta el tocador que Thomas ordenó poner para mi, ¿a poco no es lindo?. Me maquille tranquila, quiero parecer que estoy al natural. Base, máscara para pestañas, delineador y un labial color rosa, pero un rosa suave, claro.

Me sequé el cabello con el secador y, de milagro, no necesité usar una alisadora, porque el cabello me quedó lacio y parece, hasta que lo peiné, así que decidí dejarlo así.

Caminé hasta la cama, que es dónde había dejado los zapatos negros de tacón, me los estaba poniendo, cuándo Thomas ingresó nuevamente al cuarto.

Al verme, se quedó quieto en su lugar, sin decir nada, sin hacer nada. Me levanté de la cama y caminé de nuevo al tocador, para echarme un poquitín de perfume, todo esto bajo la atenta mirada de él.

Gire a verlo y me encontré con sus ojos, los cuales no tienen nada de especial, pero no sé por qué me parecían tan cautivadores, llamativos, hinoptizantes...

Lo extraño de él, es que no necesita decir palabra alguna para hacerme sentir hermosa, porque la forma en la que me mira, su... todo él, me transmite tal confianza y seguridad, que me hace sentir hermosa, y es extraño, porque nunca me había pasado con nadie.

Nunca me había pasado con nadie, no poder dejar de mirarlo a los ojos, porque me parecen tan cautivadores e interesantes, que deseo perderme en su mirada. Nunca me había pasado, sentirme así con nadie.