Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 9

Tocaron el timbre y le dije a Miranda que lo abriría yo. Así que sin más, caminé hasta la entrada, para luego abrir la puerta, encontrándome con una chica, una adolescente, quien me miró con sus ojos verdes llenos de curiosidad.

—Hola, ¿está Martina? —preguntó mirándome aún curiosa

—¿Quién la busca?

—Soy su tutora en matemáticas, Aylin Cortez, ¿y usted es...? —estiró su mano y yo la estreche

—Mucho gusto, soy Alma Smith— dije terminando de estrechar su mano y se la solté— pasa, pasa —me hice a un lado y la dejé pasar

Ella me sonrió agradecida e ingresó en la casa, cerré la puerta y empezamos a caminar hacia la sala.

Llegamos y Aylin se sentó en un sofá individual, mientras yo le pedí a Miranda que vaya a llamar a Martina. Una vez que Miranda se fue, me volví hacia la joven y me senté en el sofá.

—¿Trabajas aquí? —preguntó acabando con el silencio

—No, soy la esposa de Thom— respondí, logrando que ella abra sus ojos de par en par y se sonroje

—Oh, pe-perdón— tartamudeo haciendo que sonría

—Tranquila, está todo bien— dije haciendo que ella se tranquilice

Aylin abrió la boca para decir algo, pero una voz a mi espaldas la interrumpió.

—Hola Ali— habló Martina y ambas nos giramos a verla

—Oh, hola Tini, ¿lista?— preguntó a lo que Martina asintió con la cabeza

—¿Dónde estarán? —pregunté

A ver, la chica me pareció muy buena onda y todo, pero igual debo de verlas de vez en cuando. Soy una madrastra precavida ante todo.

—En la biblioteca— respondió Martina

Asentí con la cabeza, un poco sorprendida, porque... Uno, no me respondió de mala forma, es más, su tono de voz me resultó hasta amable, y dos, me respondió.

Ambas empezaron a caminar hasta la biblioteca y luego de unos minutos, las perdí de vista.

Iba a volver al jardín, para continuar con mi lectura, antes de atender el timbre, pero alguien jalando mi pantalón sacó esos pensamientos de mi cabeza, haciendo que baje la mirada encontrándome con Amira

—¿Quieres jugar a las princesas? —me miró ilusionada

—¿Tú ya hiciste tus tareas? —pregunté cruzandome de brazos

Amira empezó a extender su sonrisa de compradora por todo su rostro

—No, pero, puedo hacerla luego de que juguemos a las princesas— parpadeó tantas veces, que hizo que sus ojos se vieran más brillosos y más grandes

Eleve una ceja y la mire más severa. Me ha tendido esta trampa muchas veces y terminamos tardísimo haciendo las tareas. Si, exacto, yo la ayudo con sus tareas, pero porque ella me lo pide de una forma tan tierna que me es imposible decirle que no. Pero ya no más, tengo que ser mas recta.

O bueno, por lo menos eso me dijo Thomas, cuando le conté que otra vez había caído ante los encantos de Amira y él se rió.

—¿Y qué te parece si... Primero hacemos los deberes y luego jugamos a las princesas? —propuse haciendo que ella ponga su mano en su mentón, como si lo estuviera pensando

—No, es mejor mi idea— asintió con la cabeza

—Si, pero... —la alcé con mi brazo y la coloque en mi costado boca abajo y empecé a caminar con ella hasta las escaleras— vamos hacer mi idea. Primero los deberes, luego jugaremos— dije, pero sólo podía sentirla reír bajo mi brazo

Llegamos hasta su habitación, la dejé en el suelo de nuevo y ella fue a buscar su mochila, la alzó y volvió hasta mi agarrando mi mano

—Vamos hacer las tarea en la sala, ve yendo mientras voy a ver si Sophie está bien, ¿si? —dije soltando su mano y ella asintió

Amira pasó a mi lado, para ir directo a las escaleras, mientras que yo pasé a la habitación de al lado y toqué la puerta

—¿Sophie? —pregunté para luego volver a tocar

—No quiero ver a nadie —escuche del otro lado y eso me hizo fruncir el ceño

—Cariño, voy a pasar— dije para luego girar el picaporte

—Vete, Alma— habló Sophie acostada en la cama

Caminé hasta ella y me senté en la cama, a su lado para luego acariciar su cabello de manera cariñosa

—¿Qué ocurri...? —no pude terminar mi pregunta

Sophie se arrodilló en la cama y me abrazo de una manera tan veloz, que me dio un pequeño susto. La abracé una vez que reaccioné y pude sentir su cuerpo dar pequeñas sacudidas por el llanto, haciendo que me preocupe.

No dije nada, solo me dediqué a abrazarla, queriendo que se sienta segura en mis brazos y que pueda contarme lo que sea que la tenga así.

Pasaron unos minutos y Sophie seguía llorando, tanto, que mi corazón se estrujo. Estas niñas ya se ganaron un pequeño lugar en mi, y verla así, me destroza.

—Cariño, ¿qué ocurre?— hablé en voz baja, mientras acaricio su cabello— puedes contarme lo que sea corazón, confía en mí

Al parecer mis palabras ayudaron, porque Sophie, sin separarse del abrazo, empezó a hablar.

—¿Por qué los niños son tan malos? —preguntó con la voz entrecortada por el llanto— ¿yo soy buena niña? Por que no entiendo porqué me tratan mal, si yo no molesto a nadie— al terminar de decir eso, volvió a llorar y yo frunci el ceño

—¿Te tratan mal en la escuela, Soph? —indague preocupada

—Se burlan porque no tengo mamá, porque mi mamá está muerta— respondió mientras sorbia sus mocos

¿Cómo carajos los niños pueden ser tan malos? ¿Es legal, a mi edad, golpear niños?

—¿Cómo? —fue lo único que pude gesticular, porque en realidad quería insultar

Sophie se separó de mi y limpié sus lágrimas con mis pulgares.

—Dicen que me visto raro, que soy una niña rara y fea, y por eso es que...— se le llenaron los ojos de lágrimas

—Es que, ¿qué? Cariño, puedes confiar en mi, prometo no decir nada a nadie, ¿si? —la alente a que siguiera contándome

—Y es por eso que mi mamá se suicidó

¿Qué? ¿Cómo? ¡¿QUÉ CARAJOS?! ¡¿SU MAMÁ, LA EX DE THOMAS, SE SUICIDÓ?!

Definitivamente no estaba lista para esto, para esta noticia, pero tengo que intentar salir del asombro.




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