Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 18

ALMA

Nos encontramos en el funeral de Savana. Ahora mismo no sé cómo sentirme. Me siento destrozada, dolida, devastada, pero no sé si por la muerte de Savana o por ver a Almita sin dejar de llorar, o por que los padres de Savana, no han venido a despedirse o a disculparse...

Thomas no dejó de abrazarme desde que llegamos al velorio y se lo agradezco tanto, porque en serio necesito que alguien me contenga en estos momentos.

Crean o no, Savana y yo habíamos logrado entablar una amistad igual o mejor que la que teníamos antes, y que esto haya ocurrido es... Dios, ¿por qué te llevas a las personas que aún merecían estar más tiempo en la tierra?.

No dejó de mirar hacia dónde están Samuel y Almita, siento la necesidad de ir a abrazarlos, pero no sé si estará bien. Thomas me dio un beso en la cabeza, para luego empujarme despacio hacia la dirección de ellos. Me gire a verlo y él sonrió de lado.

—Ve, te necesitan— murmuró en voz baja y yo le sonreí lo mejor que pude

Me alegra tanto que él comprenda esta situación, que, ahora mismo, sepa lo que quiero. Y lo que quiero, es estar con Almita y Samuel.

Caminé hasta ellos y ella al verme, se acercó a mí para que la abrazara, la alcé entre mis brazos y ella se aferró a mi cuello, mientras empiezo a caminar hacia Samuel, quien me miró para luego suspirar y volver a ver el cajón de Savana, donde las personas seguían poniéndole flores antes de ser enterrada.

Acaricié el cabello de Almita, mientras veo a Emma acercarse a nosotros. Tomó a Almita en sus brazos y esta se aferro a su tía, como si su vida dependiera de ello. Emma empezó a caminar con Almita en sus brazos, lejos de nosotros, entonces aproveché el momento y abracé a Samuel con todas mis fuerzas.

—Todo estará bien, aquí estamos para lo que sea— murmure en su oído, sin separar el abrazo— aquí me tienes, para lo que sea

—Gracias— susurro, para intensificar aún más el abrazo

Nos separamos, porque ya iban a bajar el cajón, agarre la mano de Samuel entrelazando nuestros dedos, para darle un poquito de fuerzas.

Sentí sus dedos presionar mi mano, cuando él cajón empezó a ser bajado y su suspiro lleno de dolor, haciendo que yo también presione su mano. Si a mí se me está haciendo horrible ver y aceptar que Savana no se va a levantar del cajón y decirnos "¿en serio creen que se iban a deshacer de mi tan rápido? No sean ingenuos por favor" pero no, es momento de afrontarlo y aceptarlo, y más, cuando ya están echándole tierra.

Almita se separó de Emma y camino hasta la tumba, se paro en un lugar seguro y tiró una rosa envuelta con algo y supe que era su gargantilla con la letra A.

Al estar cerca de ella, pude escuchar lo que susurró antes de tirarla, y juro que fue donde supe que mi corazón no se había roto del todo, hasta este entonces, cuando murmuró "para que no me olvides entre tantos ángeles".

Caminó hasta el lado de la lápida y empezó a hablar, llamando la atención de todos los presentes.

—No quería ver como te vas de aquí, mami, pero entiendo que no puedo manejar lo que ocurre en la vida, ni mi papi puede hacerlo— se sorbio los mocos, mirando aún el lugar donde está Savana— Mami, el cielo que me diste, se apagó. Me bajaste la luna y se rompió, me diste las estrellas y se perdieron con tu partida, huyeron y mi consuelo es pensar que se fueron para hacerte compañía allá arriba, para que no estés solita —limpié una lágrima que se escapó, mientras que daba un apretón a la mano de Samuel, que sigue entrelazada con la mía— espero que no seas peleadora mami, porque a los angelitos no les gusta eso y te van hacer la ley del hielo y yo quiero que tu estes rodeada de amigos, como no lo estuviste aquí —miré hacia Gabriela y esta empezó a llorar con más fuerza, pero en sus ojos se refleja la culpa, me gire, pero no encontré a Ethan por ningún lado— por último, te dedico la canción que siempre me cantabas, en mi corazón tú vivirás, desde hoy será y para siempre

Terminó de decir esas palabras, para empezar a caminar hacia nosotros y abrazar a su papá.

El funeral terminó y ya la mayoría se estaban yendo a su casa. Estoy abrazada a Thomas, hablando con Emma de que a donde iremos ahora, cuando note una figura en la tumba de Savana.

—Esperenme un ratito— comenté y ambos asintieron con la cabeza

Me crucé de brazos y empecé a caminar hacia esa persona, una vez que lo reconocí. Él no noto mi presencia, así que escuché lo que dijo.

—Espero que sea fácil despedirnos esta vez— comentó mientras deja un ramo de flores sobre la tumba— lamento haberte hecho sufrir, cuando lo único que quería era hacerte sonreír, pero necesitaba que tomaras un poco de tu propia medicina, y ahora me arrepiento y no sabes cuanto —paso una mano por su nariz— nunca dejé de amarte, pero supongo que nunca lo hice bien, podríamos haber formado una familia, pero arruine todo —sollozo y se dedicó a llorar frente la tumba de Savana

Bien, ahora me siento mal por haber escuchado una conversación tan íntima, una confesión tan personal. ¿Qué hago? ¿Me voy? ¿Me quedo?

Entre tanto pensar si irme o quedarme, pisé una hoja seca haciendo que él note mi presencia. Al verme, se secó rápidamente las lágrimas y me miró de pies a cabeza, para luego sonreír o bueno, hacer una mueca.

—Hey —saludo y yo moví mi mano, para luego empezar a caminar hacia él— ¿escuchaste todo?

—No, recién llegué —mentí y él asintió con la cabeza, pude ver un poco de alivio en su rostro

Se giró a ver algo y, como la curiosa que soy, también me gire a ver, notando que esta mirando a Almita.

—Supongo que es momento de que sepa la verdad —suspiró y yo fruncí el ceño

—¿De qué verdad estas hablando? —pregunté incrédula, esperando que no sea lo que creo

—Creo que es momento de decirle que soy su verdadero padre y empezar el juicio por la tenencia— inhalo hondo, sin dejar de verla, quien está siendo contenida por Santino, el pobre intenta hacerla reír y ella solo niega con la cabeza




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