Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 26

ALMA 

—¡FELIZ CUMPLEAÑOS! —gritamos las niñas y yo a unísono mientras saltamos a la cama, a abrazar a Thomas 

Thomas se removió quejoso debajo de nosotras, para luego abrir los ojos y otorgarnos una hermosa sonrisa.

Las niñas se inclinaron hacia Thomas para abrazarlo entre las tres y Thomas rió, mientras se endereza lo mejor que puede, con las tres colgadas de él. Me miró y elevó una ceja, para luego estirar su mano hacia mi, se la agarré con una sonrisa y él tiró de mi hacia las niñas. Reí cuando noté que parecemos la típica familia feliz.

—Gracias por el saludo —dijo una vez que nos separamos de él

—Y eso no es todo papi— comentó Amira emocionada 

—¿Ah no?— preguntó Thomas curioso

—Nop —negó con su cabecita— Alma —me miró indicándome que podía hacer mi jugada

Me moví hasta mi mecita de luz y agarré el mini pastel que habíamos dejado ahí antes de tirarnos a aplastarlo. Traté de que la vela no se apague y lo coloqué delante de él. Nos miramos entre las niñas, para empezar a cantar.

—Que los cumplas feliz —empezamos a cantar a unísono y Thomas sonrió mirando la vela— que los cumplas feliz, que los cumplas papá— dijeron las niñas, mientras que yo dije "Thomas"— que los cumplas feliz

—Son tres deseos pa, no lo olvides— habló Sophie emocionada 

Thomas tardó unos minutos en soplar la vela, hasta que al fin lo hizo. Cuando terminó de soplar las velas a la primera que vio, fue a mí, pero no de una manera usual, sino más bien, como insinuando algo, bien, decido ignorarlo.

—¡Alma, dale un beso de feliz cumpleaños!— exclamó Amira con sus ojitos brillosos

Mire a Thomas quien subió y bajo su ceja al mismo tiempo, de manera pícara y yo reí, para acercarme a él, mi intención fue darle un beso corto, pero tiró de mi cuerpo hasta que terminé acostada en sus piernas y mi cabeza apoyada en su brazo, como si fuera un bebé, y unió nuestros labios, pero no es un beso normal, este es solo la unión de nuestros labios de manera exagerada, para escuchar a Amira chillas feliz y ambos terminamos sonriendo en medio del beso. Nos separamos, pero él no me dejó enderezarme y nos quedamos mirando un momento a los ojos.

—¿Ya me vas a soltar?— pregunté divertida y él sonrió para soltar su agarre y pude enderezarme 

Las niñas le dieron sus regalos a Thomas. Amira le regaló un dibujo de ella y él con un corazón rodeándolos. Sophie le regaló un collar que tiene un corazón de plastilina seca y según ella, es un collar de protección de todo el mal y que los espías malvados no lo atraparan. Martina le regaló un reloj que compró con los ahorros que tenía y estoy segura de ello, porque yo la vi sacar el dinero y luego la acompañé al centro comercial para comprar dicho regalo.

—¿Y tú que le compraste, Alma?— preguntó Sophie mirándome curiosa

—Sophie, ella le va a dar su regalo en la noche— contestó Amira haciendo que Thomas se ahogue con su saliva y yo abra los ojos de par en par 

—¿Qu-qué quieres decir con eso?— preguntó Thomas una vez que se recuperó de la tos

—Es sorpresa papi— contestó Amira para luego reír inocentemente

Cuando dijo eso, fue que entendí a lo que se refería y yo le guiñé un ojo a Thomas, que me miró con una ceja elevada y curioso.

—Buenos niñas, vayan a desayunar —ordené y las tres saludaron por última vez a su papá para luego salir de la habitación— bueno, yo también te dejo para que puedas cambiarte tranquilo, así bajas a desayunar con nosotras —sonreí

Estaba por levantarme de la cama, pero él me lo impidió, agarrándome de la muñeca, así que giré a verlo y él tiró de mi, para así unir nuestros labios 

Se inclinó aún más hacia mí y me besó con suavidad. Jadeé, perpleja, pero cerré los ojos y me dejé llevar. Sentí que algo estallaba en mi pecho y que un extraño hormigueo recorre todo mi cuerpo.

Un beso que empezó lento, tierno, pero ahora es seguido por otro más explorador y provocativo, uno que se apropió de mis labios como si fueran suyos, los saboreó, acarició, hasta me dio pequeños mordiscos que su boca hizo estremecer la mía. Su lengua recorrió mis labios de lado a lado como quien prueba un helado. Me alejé un poco para mirarlo a los ojos y recuperar un poco el aire, le sonreí pícaramente para luego seguir con nuestro beso, para que nuestras lenguas jueguen entre si, se acaricien mutuamente mientras mis manos se pierden sobre su nuca y sus rulos, donde sus manos deshacen mi espalda y mi cintura a cada roce.​ Los labios de Thomas acarician los míos, con ternura, con pasión y cuando se separó de mi por falta de aire, me sentí tan débil que agradecí el no estar parada, porque siento todo mi cuerpo temblar como gelatina.

—Así es como se empieza un buen cumpleaños, un buen día, mes, un buen año incluso— murmuró aún con su rostro cerca del mío 

Sonreí sin poder evitarlo y me enderecé para levantarme de la cama, rogando que mis piernas no me fallen, porque aún siento todo mi interior como un torbellino, todo está dado vueltas dentro mío y hace que mi cuerpo no funcione bien.

—Bu-bueno, t-t-te dejo pa-para que te ca-cambies, ¿si?— tartamudee haciendo que él se relama los labios para luego sonreír enseñándome todos sus dientes

Me maldije por eso, pero ahora mismo sólo quiero recostarme y tratar de entender qué es lo que me sucede.

—Claro —contestó aún con su sonrisa, que, para ser sincera, no ayuda demasiado con mi bambi interno

Saqué fuerzas de no se dónde para caminar con normalidad hacia la puerta, ya para bajar las escaleras fue un tema, porque ¡no exagero! las piernas me tiemblan como si estuviera demasiado nerviosa o como si acabara de tener el mejor sexo de mi vida y... ¡sólo fue un beso!.

Llegué hasta el comedor y me senté en mi lugar habitual, bajo la atenta mirada de Ximena, Miranda y Leti, no entiendo porque estas dos últimas me miran pícaras, mientras que Ximena me está deseando la peor muerte.




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