Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 29

Recibí una llamada de Thomas, pidiéndome que fuera al hospital donde trabaja, que, según lo que me dijo, era urgente.

Así que me encuentro diciéndole a Pepe que conduzca a una velocidad prudente, pero, un poco rápido a la vez. Creo que lo estoy confundiendo

Se estacionó y bajé del auto, para después despedirme de Pepe y adentrandome a paso rápido al hospital. Fui directo a la oficina de Thomas, recordando el camino, de la última vez que vine.

Llegué hasta Mari, quien me sonrió y asintió con la cabeza, dándome a entender que pase.

—La están esperando, señorita Alma— comentó y yo le sonreí agradecida

Caminé hasta la puerta de la oficina y me dispuse a abrirla sin siquiera tocar antes.

Al entrar vi a Thomas hablar con alguien, pero no pude saber de quien trata, ya que está de espaldas.

Thomas levantó la mirada hasta mi y al verme, me sonrió.

—Hola amor —saludó divertido y yo sonreí

—Hola, disculpen por mi acto, voy a esperar afuera —dije apenada

—¿Por qué? si te estábamos esperando a ti— informó la persona que está de espaldas

Se giro hacia mí y pegue un pequeño grito, para correr hacia él y abrazarlo con mi brazo bueno, mientras intento no hacer nada tonto con el otro.

—¡Dios! ¿Cuándo llegaron? ¿Por qué estás aquí? ¿Por qué no me avisaste? Te hubiéramos alojado en nuestra casa —hablé de manera apresurada y él rió

—Tranquila fiera —contestó y yo sonreí apenada —Llegamos aquí ayer, me trasladaron a este hospital y aproveché la oportunidad, no te avisé porque quería que sea sorpresa —respondió todas mis preguntas y yo sonreí

—¿Vas a trabajar aquí? —pregunté emocionada y Samuel asintió con la cabeza

—Si, así es

—¿Y Almita? —pregunté extrañada de qué no esté con él

—Logré hacer que la admitan en el mismo instituto que las niñas —contestó Thomas y yo le sonreí agradecida

—Genial, así sí un día estas ocupado, yo puedo retirar a Almita del instituto —sonreí y Samuel igual —dime, ¿cómo están todos por allá?

—Bien, Ángel y Emma más o menos, como que la convivencia no es lo suyo del todo

—Bueno, los dejo un momento para que se ponga al día —dijo Thomas divertido, para luego levantarse de su asiento

Caminó hasta mi y me dio un beso en la frente, para luego salir del cuarto. Mire a Samuel quien me mira con una ceja alzada

—¿Qué onda entre ustedes? —preguntó curioso

Me levanté de mi lugar, para rodear el escritorio y sentarme en la silla/sillón de Thomas, para mirarlo un poquitin nerviosa.

—¿Entre nosotros dos? —pregunté y él asintió con la cabeza —no ocurre nada, él es así siempre

—Pero te gusta —afirmó divertido y yo fruncí el ceño

—No, claro que no —negué con la cabeza

—Claro, ajá —contestó burlon y yo gire los ojos— Igual, para serte sincero, a todos nos cae muy bien Thomas —murmuró y yo reí

×××××

Dos meses después

Estoy en casa de Samuel y Almita, con Amira y Sophie, vinimos a desayunar, aprovechando que es sábado y hoy él no tenía que trabajar. Martina no pudo venir, porque está en sus clases de boxeo.

—¿Quién diría que la próxima semana ya es navidad? —comentó Samuel mirando a las niñas jugar — el tiempo se pasa rápido, siento como si fuera ayer que llegue a Houston —giró a verme y yo sonreí

—Es cierto, ya llevo cuatro meses casada con Thomas —dije más para mi, que para él

—Dos más y se divorcian, ¿no? —preguntó Samuel viéndome a los ojos y yo asentí con la cabeza

—Será extraño, ¿sabes? Me acostumbré a las niñas, a él, a Houston —suspiré mirando el nuevo hogar de Samuel

—¿Sientes algo por él? —preguntó curioso y yo no supe que responder

Me quedé callada por unos minutos, pensando en mi respuesta y solté un suspiro.

—No... No sé —lo mire y él me miró esperando a que diga algo más —digo, sí me gusta muchísimo, el sexo con él es demasiado bueno, paso buenos momentos con él y todo, pero no sé

Sí, en estos dos meses hemos vuelto a tener sexo y más seguido, pero el secreto está en que... No lo siento como sexo y eso me está volviendo loca de tanto pensar. Porque cuando lo hacemos, como que las emociones brotan de nosotros sin siquiera decirlo o quererlo y todo se vuelve especial, mágico. Pero tampoco quiero denomirarlo "hacer el amor" porque para eso, hay que amar y nosotros no nos amamos.

—¿Y él? —eleve una ceja sin entender— ¿siente algo por ti?

—Gusta de mi, al igual que yo de él —me encogí de hombros

—Eso es imposible, veo como te ve y también veo como lo ves— contestó haciendo que lo mire burlona

—¿Y cómo se supone que lo veo?

—Cómo si fuera lo mejor en tu vida, lo más lindo, como si él fuera perfecto, con adoración, cariño

—Pff, estas mal —gire a ver a otro lado —¿y tú como sabes? —volví a verlo y él sonrió de lado

—Lo sé, porque en algún momento así me miraste, pero esta vez tu mirada es más intensa —no sabía que responder a eso, pero no fue necesario, porque siguió hablando —Alma, es momento que te permitas amar de nuevo, abre ese corazón que a gritos te pide libertad para volver a sentir, ilusionarse, amar. También es momento de que te dejes amar

—No quiero salir lastimada nuevamente —contesté sin pensarlo

—Así es la vida, llena de altos y bajos, pero de eso se trata, de que el corazón se ilusione, sienta, ame y... Sé rompa, porque de los lugares rotos, es por donde entran los rayos de sol, porque las decepciones van agarradas de la mano del aprendizaje —tomó un poco de su taza de café y volvió a mirarme— permítete sentir todo eso que estas sintiendo, pero que quieres ocultar

—Tal vez... Solo tal vez, me guste más de lo que creo —confesé mirando mi taza de café —tal vez... Me encante demasiado, tal vez, me estoy enamorando y no se que hacer con estos sentimientos

—¿Por qué? —preguntó curioso y yo suspiré




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