Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 31

Ya es navidad, es decir, ayer llegaron mis amigos a Houston. Thomas y yo aportamos en la paga del hotel.

Salimos a almorzar con todos ellos, Thomas, las niñas y yo. Por suerte encajaron rápido con Santino y los melliz y bueno, Almita, y ahora se llevan bien todos ellos. La única que no encaja del todo, es Martina, porque es la más grande, pero igual se divierte.

Ahora estoy de arriba abajo, viendo que todo esté perfecto. Porque hoy la cena es muy familiar. Estará la familia de Thomas, y por familia me refiero a la central, hermanos, cuñada, sobrinos y padres, y de mi parte estarán todos mis amigos. La cena es formal, así que quiero que todo salga bien.

Quiero pasar una linda navidad. Por suerte ayer se fue el maldito Andres, así que me siento libre de usar lo que guste.

—¿Cómo va el pavo? ¿La carne? ¿Las ensaladas? ¿El postre? —pregunté entrando a la cocina y Leti me vio ofuscada

—Muy bien, todo va bien —sonrió para luego seguir cortando la verdura

—Bien Leti, bien, ¿Miranda dónde está? —pregunte al no verla por ningún lado

—Fue a buscar el vino favorito del señor Charly —asentí con la cabeza —ya señora, vaya a arreglarse, todo saldrá bien

—Gracias Leti —sonreí agradecida, para después salir de la cocina

Empecé a subir las escaleras y fui hasta la habitación de Amira. Ingrese y la vi revolviendo su armario.

—¡¿Dónde está mi vestido rosa?! —gritó eufórica y yo reí ante su escándalo

—Tranquila —comente acercándome a ella y la agarre de los hombros— vamos a bañarnos primero y luego lo buscamos, ¿si?

—De acuerdo —asintió con la cabeza

Luego de ayudarla a lavarse el cabello, la deje en la tina con agua y sus juguetes, para ir a buscar su mendigo vestido.

Empecé a buscar vestido por vestido, haya que encontré tres rosados, son los únicos que tiene, así que los dejé en cama, para que ella sepa cual era el que quería.

Caminé de nuevo hasta el baño y ella me miró divertida.

—Listo pequeña Ariel, fuera del agua —comenté y ella asintió con la cabeza

Le pasé su bata de baño y ella se levantó de la tina, para colocarse la bata. La alcé para que saliera más rápido y la deje en el suelo, para después caminar agarradas de la mano, hasta su habitación.

—Encontré esos tres, no se cual es el que quieres— comenté y ella corrió hasta el vestido de en medio

—Este es, gracias —contestó feliz mientras pega el vestido a su pecho— ¿me puedes pasar mis zapatos, por favor?

Amira terminó de cambiarse y la senté en una silla, para empezar a secarle el cabello con una toalla y luego le pasé el secador.

—Listo— anuncié una vez que termine de secarle el cabello —ahora ve y por favor, no te ensucies, ¿si? —rogué y ella asintió con la cabeza

Salí de su habitación y suspiré cansada, para luego dirigirme hacia la habitación de Sophie.

Llevo media hora rogándole que se ponga un vestido, si quiere uno negro, no interesa, pero que se ponga un vestido.

—¡Por favor Sophie! hazlo por mi, ¿si? —rogué y ella suspiro

—De acuerdo —dijo de mala ganas y yo sonreí para luego llenar su rostro a besos

—Ve a bañarte, mientras busco un vestido para ti.

Encontré un vestido perfecto, no tiene mangas, de tirantes anchos y de color azul marino que le llega hasta las rodillas. ¡Le queda precioso!

—¡Estas preciosa! —exclame haciéndola sonrojar —ahora ven para que te peine

Hice el mismo procedimiento que con Amira, saque el resto de agua con la toalla y después pase el secador de cabello y como a ella no le gusta tener el cabello suelto, le hice una trenza cocida.

Salí de su habitación, dejándola jugando con sus juguetes de química y me dirigí hacia la de Martina. Toque la puerta y escuché su "pase", así que ingresé, viendo que ella está terminando de cambiarse.

—Estas preciosa —comente y ella sonrió.

Es cierto, tiene puesto un pantalón negro de tiro alto, una musculosa que es holgada, con capas, de color amarilla y de tirantes finos, se puso sus zapatillas negras.

—Gracias —sonrió para después sacarse el pelo de la cara— ¿me ayudas a peinarme?

—Claro, ven aquí —dije mientras camino hasta una silla y ella camino hasta esta y se sentó —¿Qué quieres que te haga? —pregunté empezando a secar su cabello con la toalla

—No se, alguna trenza

Luego de sacarle el cabello, me dedique hacerle una trenza cocida, pero hasta mitad de la cabeza y le deje una cola alta, despeine un poco y ya.

—Listo —comente y ella se miró en su espejo de cuerpo completo

—Gracias —contestó con una sonrisa

—No hay de qué cariño, cualquier cosa llamame

Salí de su habitación y bajé las escaleras, para ir directo a la cocina, encontrandome con Miranda y Leti limpiandose la cara y suspirar cansadas.

—Terminamos —informaron amabas a unísono y yo sonreí feliz

—¡Son unas genias las dos! —exclame haciéndolas sonreír —bien, vayan a bañarse y alistarse, pónganse lindas las dos que ambas cenaran con nosotros —informe y ellas me miraron atónitas, Leti abrió la boca y me apresure en hablar— lo comenté con Thomas y le pareció bien, así que vayan, no hay discusión

Luego de eso, subí las escaleras y fui a mi cuarto, dispuesta a bañarme. Terminé de bañarme, me puse la crema corporal y salí envuelta en la bata de baño.

Me puse la ropa interior a tiempo, cuando Thomas entró en la habitación. Ya a estas alturas, ninguno de los dos nos incomodamos ante estos actos.

Él me ayudó mucho a aceptarme, pero obviamente puse de mi parte y empecé a recuperar mi amor propio poco a poco. De un 100% estoy segura que debo tener un 75%, aún trabajo en mi 25% restante.

—Me voy a duchar —informó y yo asentí con la cabeza, mientras me pongo el pantalón de vestir, tiro alto y color rojo— por cierto, el rojo es tu color —me guiño un ojo y yo reí

—Lo sé, por eso es mi color favorito —sonreí y él sonrió para luego ingresar al baño.




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