Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 34

Estoy tan nerviosa en estos momentos, pero a la vez, tan feliz que no sé ni cómo explicar como me siento. Porque tengo un nudo de emociones y sentimientos, algunos encontrados, otros no, pero me siento genial.

Hoy es el día, hoy iremos a ver sobre el tema de adopción. Hoy empezaré a ver todo para poder tener a mi hijo y eso me pone... Dios, no sé qué sentir.

—¿Qué le diremos a las niñas?— pregunté viéndolo escribir en su computadora

Thomas dejó de hacer lo que sea que está haciendo, para centrar su vista en mí y suspirar.

—No lo había pensado, —contestó para luego pasar su mano por su barba— podemos decirle que... 

—Podríamos decirle la verdad— dije interrumpiéndolo, logrando que él abra los ojos de par en par— no, ESA, verdad

—Ah, ¿entonces?— preguntó más relajado

—De mi, de mi condición, de que quiero adoptar —me encogí de hombros y él asintió con la cabeza

—De acuerdo, si te sientes cómoda con eso, adelante, lo hagamos— me sonrió y yo le devolví el gesto— Eso sí, te pido que no le digamos nada, no hasta que no esté nada confirmado, ¿si?

—Claro —sonreí feliz— bueno, te dejo para que termines, así luego vamos a ver todo

Sin decir más, me levanté de mi asiento y salí del despacho. Estaba terminando de cerrar la puerta, cuando al girarme para ir hacia la cocina, choqué contra Ximena.

—¿Está Thomas?— preguntó tajante y yo giré los ojos

—No, se acaba de ir— mentí descaradamente

—Bien, cuando vuelva, dile que lo llamó Erik, —abrí un poco mis ojos ante la sorpresa y estoy segura que empalidecí— dice que es algo importante, que tiene algo que enseñarle, pero que antes, quiere hablar con él,— me miró burlona y yo tragué saliva— ¿no tienes idea del qué será?— preguntó divertida ante mi reacción

No respondí, entonces ella se dio media vuelta y empezó a caminar lejos de mí, hasta que mi cabeza hizo clic. Caminé a paso rápido, para alcanzarla, una vez que lo logré, la agarré del brazo y la di vuelta hacia mi de manera brusca.

—¿Qué carajos sabes?— pregunté cerca de su rostro, para que solo ella pudiera oírme

—¿De qué estás hablando?— preguntó dudosa, pero sin bajar la mirada

—¿Estás aliada con Erik?— indagué ahora con mi cabeza pensando a mil por hora

—¿De qué, estás, hablando?— volvió a preguntar igual que antes

Sin más, la solté de manera brusca y me alejé de ella.

—De nada —contesté, luego de ver la verdadera duda y confusión en sus ojos

No dije nada más, pasé sobre ella y empecé a caminar hacia la cocina, hasta que escuché su voz.

—Estás jodida, ¿no?— cuestionó divertida, haciendo que gire a verla— ¿qué hiciste, Almita?— indagó viéndome curiosa y yo elevé una ceja— no importa, sea lo que sea que hayas hecho, lo descubriré, no lo dudes— me guiñó un ojo y se fue hacia alguna parte de la casa

Genial, no sólo lo tengo al otro estúpido presionándome, sino que también la tendré a esta loca atrás de mí, intentando descubrir qué es lo que escondo. Genial Alma, genial.

Suspiré con frustración y decidí seguir mi camino hacia la cocina, al llegar me encontré con Miranda, preparando la comida, porque Leti está enferma.

—Hola Miranda —saludé mientras me dirijo hacia la heladera

—Hola Alma, ¿estás bien?— preguntó con el ceño fruncido, una vez que me senté frente a ella

—Si, sólo que me encontré con Ximena y bueno, ya ves como acaba siempre lo nuestro —giré los ojos mientras sonrío, para luego tomar un poco de agua 

—Oye, ¿tú y el señor saldrán hoy?— preguntó curiosa a lo que yo asentí con la cabeza

—Si, ¿por?

—Oh, nada, sólo preguntaba —contestó mientras me sonríe, pero no le creo

—Anda Miranda, dime, ¿qué ocurre?— pregunté mientras la veo a los ojos y ella suspiró

—Es que hace una semana, más o menos, le pedí permiso al señor Thomas para salir hacer cosas personales hoy,— asentí con la cabeza entendiendo a dónde quería llegar— pero con Leti enferma, no hay quién cuide a las niñas a parte de mí

—Tranquila, ve hacer eso que tienes que hacer, buscaré una niñera por hoy— sonreí y ella me miró dudosa

—¿Estás segura? porque puedo...— la interrumpí

—Estoy segura 

*****

Bufé frustrada mientras me tiró al sofá. No encontré ninguna buena niñera para hoy, así que creo que mis planes de ir a ver sobre la adopción, tendré que pasarlos para mañana.

—Hey, ¿qué pasa?— preguntó Thomas acercándose a mí

Levantó mis piernas, se sentó para luego poner mis piernas sobre las suyas.

—No encontré una buena niñera para las niñas, así que... ¿podremos ir mañana?— pregunté entusiasmada a lo que él hizo una pequeña mueca

—Tengo junta mañana— contestó apenado y yo hice un pequeño mohín 

Iba a decir algo, pero justo tocaron el timbre.

—Yo voy —dije mientras me levantó del sofá

Llegué a la puerta principal y la abrí, encontrándome con Aylin, quien al verme me sonrió.

—Buenas tarde, Alma —saludó y yo sonreí

—Buenas tardes, Aylin, pasa, pasa —comenté haciéndome a un lado para que pueda pasar

Ambas empezamos a caminar hacia la sala, pero yo me detuve al pie de las escaleras y ella lo hizo de igual forma.

—¡MARTINA, AYLIN ESTÁ AQUÍ!— grité, para luego girarme hacia Aylin— vamos a la sala

Caminé hasta Thomas y me senté a su lado, mientras que ella se queda parada a un lado de los sofás.

—Buenas tardes, señor Mendes— saludó Aylin nerviosa y Thomas le sonrió, pude ver como soltó un suspiro, lo sé preciosa, está guapísimo 

—Buenas tardes, Aylin, por favor, toma asiento —comentó mientras señala el sillón a su lado 

Aylin le hizo caso y se sentó. Los tres nos quedamos en silencio, sin saber qué decir, hasta que se me ocurrió algo.

—Linda, necesitamos una niñera , ¿podrías...?— empecé a decir, pero dejé de hablar, cuando ella negó con la cabeza




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.