Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 35

Las semanas transcurren y con ellas, cada clase del curso, que ha decir verdad, resultó bastante interesante, informativo y, aunque no parezca, divertido también.

Thomas cumplió con su palabra, vino a cada una de las clases, sin falta y eso me pone bastante feliz. Aunque, últimamente anda raro conmigo, no sé porqué, pero me da temor preguntar y arruinar la buena relación que, dentro de todo, hay. Por que, se volvió rara la relación, reímos, charlamos, estamos, pero a la vez no; reímos, pero no como antes, charlamos pero lo justo y necesario, estamos, pero pareciera que no.

Volviendo al tema del curso, nos hicieron dibujar cómo sería nuestro hija o hijo perfecto, nos dieron clases de RCP, ante cualquier caso de emergencia, nos enseñan a sobrellevar cada situación que podría presentarse.

Ahora mismo estamos en una clase, yo estoy sentada en medio, rodeada de todos, con un cartel colgado en el cuello que dice "niño adoptivo", mientras que cada padre que me rodea, parados frente a mí, tienen carteles que dicen "entrenador" "amigos" "profesores" "padre biológico" "madre biológica" "hermano" "hermana" "compañeros de clases" "asistente social" "primo" "prima".

—Señoras y señores,— habló Ellie llamando nuestra atención— quiero que todos se imaginen, que tienen un fabuloso nuevo empleo, —dijo dándome un puñado de tiras de hilos, mientras que ella agarra el otro extremo y se acerca a la persona que está parada a mi derecha— con una oficina gigante, tiene gimnasio y una maquina de hacer yogurt en la sala de descanso,— comentó mientras le va dando a cada padre, un hilo— pero en el fondo, saben que no están calificados, muy muy en el fondo saben, que no dan en el gancho, se dan cuenta que los van a despedir, igual que como los despidieron de sus últimos tres empleos, podrían renunciar, solo para recuperar algo de control, —terminó de darles a todos un hilo y se posicionó a mi lado— hasta podrían darle un golpe a la maldita máquina de yogurt de salida, para darle más énfasis al asunto— dijo haciéndonos reír a varios

—Solo para aclarar, Ellie no está recomendando el vandalismo.— anunció Annie mirándonos a todos— El punto es, que es igual para un niño adoptivo, —empezó a cortar los hilos con una tijera, uno por uno— que sabe que no lo quieren, pero en lugar de lamentar perder un empleo, va a perder su conexión, con todo y con todos. —informó, dejando sólo dos hilos sin cortar

—Pero la única conexión, que puede durar, es esta— mencionó Ellie, señalándonos a mi, y a las dos personas que dejaron con el hilo intacto— entre hermanos. —me detuve a mirar a cada persona, con cada respectivo cartel del cual fui "desplazada" y si se sintió feo ver tanta gente que "estuvo" conmigo y luego, ya no— A veces es más fácil que los hermanos se adapten, porque no están padeciendo esto solos 

—Tal vez podrían reconsiderar, y aprovechar, llevarse a los hermanos juntos —anunció Annie

Mire a Thomas, quien se quedó viendo el hilo cortado en su mano, para luego levantar la cabeza hacia mí. Él tiene el cartel que dice "padre biológico".

Bien, la clase terminó y con eso, el curso también, exacto, ya pasó un mes de toda esta locura. Estamos a miércoles y el sábado, iremos a un lugar, como una feria, para conocer a los niños. Suena un poco extraño la forma de conocerlos, pero ni modo.

Thomas y yo vamos de camino a la casa de su mamá, para recoger a las niñas, ya que ellas están allí. Todo el camino, nos la pasamos callados, pensando en todo, o bueno, yo estoy pensando en todo lo que he aprendido en este mes.

—Así que, ya este sábado conoceremos a algún niño— habló Thomas llamando mi atención

—Si —contesté de manera monótona 

—Ya pasó un mes— dijo sin poder creerlo 

—Si 

—Así que... ¿hoy hablaremos con las niñas?— preguntó girando a verme por unos segundos, para después volver a ver al frente

—No lo sé, digo, primero habría que ver si... ya sabes, conseguimos un niño— me encogí de hombros viéndolo asentir con la cabeza— pero, tampoco me gustaría llegar a la casa, con un niño o niña, de sorpresa, para ellas, no me gustaría que no sepan qué está ocurriendo 

—Entonces, tenemos hasta mañana para pensarlo, ¿te parece?— indagó y yo asentí con la cabeza

—De acuerdo

Llegamos a casa de sus padres y amos nos bajamos de la camioneta, para dirigirnos hacia la entrada. Nos abrió Carlota, quién volvió a abrazarme feliz, por, disque ella, volver a verme luego de mucho (nos vimos la semana pasada).

Empezamos a caminar hacia la sala, que es dónde, según Carlota, están los padres de Thomas junto con sus hijas. 

—¡Hijos!— exclamó Charly al vernos 

Se levantó del sofá y caminó hasta nosotros, abrazó a Thomas, para luego abrazarme a mí y darme un beso en la mejilla.

—¿Cómo estás Charly?— pregunté de manera amable y cariñosa

De cierta forma, él me hace recordar a mi papá.

—Muy bien querida, ¿y ustedes?— preguntó viéndonos a ambos, quienes asentimos con la cabeza, para darle a entender que estamos bien

—Hola mamá— saludó Thomas, dirigiéndose a Gabriela, para luego darle un beso en la mejilla

—Hola tesoro, hola queria

Sonreí, al verlo darle un beso en la frente a las niñas, Amira lo abrazó, para luego girarse y empezar a caminar hacia mí, la alcé para recibir su abrazo.

—Hola Gabriela, hola niñas— saludé, viéndolas y ellas me sonrieron

—Hola mami— dijo Amira, para después darme un sonoro beso en la mejilla

Gabriela me vio sorprendida y emocionada y yo sonreí, para luego ver a Thomas, quien cambió su expresión. Abrí la boca para decir algo, pero él me ganó.

—Si me disculpan, iré a la cocina a buscar algo para tomar, mientras, niñas, vayan preparando sus cosas— ordenó de manera amable, para después salir de la sala

Bajé a Amira, para que vaya a guardar sus juguetes, mientras veo a Gabriela levantarse del sofá para caminar hacia mí, con cara de preocupación.




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