Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 36

—¿Tres? —pregunta Thomas sorprendido

Ambos debemos tener una cara épica. Mire a Thomas y, si, así es, tiene cara épica.

—Si, pero les aseguro que son niños encantadores que, con un poco de atención y amor, serán los mejores niños —sonrió Annie

—Si, si, miren, este es Guigui— habló Ellie mostrándonos una foto de un bebé

—¿Por qué nos la muestra?— me quejé viendo la foto de ese bebito tan lindo

Es un bebé precioso, igual a sus hermanos, no más que él es igual a Jero, los dos morenos con unos ojos preciosos color miel, ya Felipe tiene sus ojos, sí, pero él es de tez blanca.

—Perdón, sonaremos como pésimas personas, —empezó a decir Thomas, haciendo que mis ilusiones se vayan por el caño— pero tres, bueno, seis en realidad, es multitud —suspiró

—No, no se preocupen, no son mala gente— sonrió Ellie amable— nosotras entendemos

Luego de hablar un rato más con ellas y sobre la posibilidad de buscar otro niño, nos volvimos a la casa.

Pero la verdad es que yo no quiero otro niño. Sonare como niña caprichosa, pero yo lo quería a él, a Jerónimo. Pero es cierto, seis niños, aunque sea por un tiempo, es demasiado.

Thomas casi no está en la casa, hay veces que yo tampoco, y Leti se queda con las niñas, pero por un par de horas y a parte, Leti ayudó con su crianza. Ahora, meter tres niños más... Si, es demasiado.

—Kopi, —habló Thomas para luego suspirar —si entiendes el por qué no pudimos, ¿cierto? —caminó hasta mi y se sentó a mi lado agarrando mi mano— porque la verdad no quiero que... —lo interrumpí

—Tranquilo, entiendo —sonreí para calmarlo, pero creo que me salió una mueca— no te preocupes, pero si no te molesta, quisiera estar sola un momento —comenté y él asintió con la cabeza

Depositó un beso en mi frente, para luego levantarse de la cama, caminar hasta la puerta y salir por ella.

Tal vez esté siendo un poco dramática o lo parezca, pero la verdad es que estoy muy decepcionada ahora mismo, y no con Thomas, que va, él no tiene la culpa de nada. Sino que tengo una decepción como que de vida. Estaba demasiado emocionada por hoy, por saber que volvería a casa y la próxima semana estaría llegando con un niño.

Sé que esto también es cosa mía, pero estoy tan dolida que deseo culpar a alguien de todo este dolor, entonces decido culpar a la vida.

La vida no es fácil y lo sé, lo entiendo, pero vamos, ¡una fácil estoy pidiendo! ¡una!

También sé que me estoy ahogando sola en un vaso de agua, pero a ver, siento que no puedo no hacerlo, porque de verdad, de verdad, entiendo las razones de Thomas para no querer adoptarlos, porque yo en su situación hubiera optado por la misma opción.

También entiendo que es imposible atravesar la vida, sin que un trabajo te salga mal, sin que una amistad cause decepción, sin padecer algún resfrío, sin que un amor nos duela, sin que alguien querido fallezca, sin equivocarse en algo. Porque ese es el costo de vivir. Así como entiendo que ese es el costo de vivir, también entiendo que no es importante lo que sucede, sino el cómo se reacciona.

Pero hoy, ahora, no tengo ganas de pensar cosas positivas, no tengo ganas de reaccionar bien. Ahora mismo quiero ser yo y mi dolor, quiero ser una con ese sentimiento horrible. No digo que voy a estarlo semanas y semanas, porque no, ya hasta mañana estaré bien, pero ahora solo quiero estar acostada en esta cama, abrazando una almohada, en posición fetal, mientras lloro, y eso también está bien, porque no siempre hay que ser fuertes, no siempre lo somos. Hay veces que una cosa mínima nos destruye por completo y no es necesario fingir estar bien cuando no es así.

Ya pasaron un par de horas que estoy aquí, en la misma posición. Estaba viendo mis redes sociales, cuando tocaron la puerta, no sé por qué hice lo siguiente, pero lo hice y ya. Dejé mi celular en la mesita de luz de manera rápida, para después cerrar los ojos.

Escuché la puerta abrirse, para después ser cerrada y como pasos se acercan a mí. Thomas se sentó en la cama, a mi lado, y lo escuché soltar un suspiro bastante pesado. Sé que es él, por su aroma, lo reconocería en cualquier lado.

—Ay kopi, no sabes cuanto me duele verte así— habló mientras acaricia mi cabello de manera delicada, como si tuviera miedo de despertarme— me duele que llegues a pensar que no quise adoptar o algo así, porque no es así mi amor, para nada es así.— suspiró nuevamente para pasar a acariciar dulcemente mi mejilla— Kopi, por ti haría lo que fuera, lo que me pidas, sin dudarlo y la verdad no tengo ni idea del por qué, sólo sé que quiero hacerte feliz siempre que pueda, pero...— se calló por un momento— perdón kopi, en serio, perdón, ya buscaré la forma de arreglar esto

No pude aguantar la ternura que me causa éste hombre. Así que antes de que él se levante de la cama, tiré de su brazo haciendo que caiga encima mio y rodee su cuello con mis brazos para luego unir nuestros labios.

Thomas tardó en reaccionar, pero lo hizo correspondiendo a mi beso. Sus labios, como siempre, me recibieron bien, como si toda una vida hubieran esperado por mi. Su lengua, cálida y húmeda se encontró con la mía, logrando hacer estragos dentro mío.

—Gracias por todo— logré hablar en medio del beso

Thomas unió de nuevo nuestros labios, pero no en un beso, sino como en una unión de labios con labios, sólo fue presión entre ambos y ya.

Se separó de mí unos cuantos centímetros, para luego acomodar mi cabello mientras me mira a los ojos.

—¿Estuviste despierta en todo momento? —me miró serio, pero pude notar que intenta no sonreír

—Tal vez —contesté divertida y él sonrió de lado, para después darme un corto beso

—Me alegra, porque todo lo que dije es cierto, —me miró a los ojos, para después suspirar— te quiero Kopi y odiaría demasiado hacerte daño —confesó haciendo que yo suelte un poco de aire

Jamás nos dijimos un te quiero, delante de la gente si que se yo, pero a solas no, nunca.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.