Un Amor Para Nada Común #3

ESPECIAL HALLOWEEN

—¡Alma, corre, corre! —grito Amira corriendo de un lado a otro.

Amo Halloween, pero no cuando hay niños de por medio.

Ahora mismo es cuando admiro a mi mamá, corriendo detrás de mis hermanos y de mi, para elegir el disfraz perfecto para ir a pedir dulces. La capacidad que tenía para tenernos paciencia.

Es ahora, cuando la admiro más que nunca. Dios, los niños son insoportables.

—¿Ya conseguiste tu disfraz? —pregunté mirando a Martina

—No, porque no quiero ir a pedir dulces, ¡eso es de niños! —se quejó y yo suspiré

—No puedo hacer nada, tu papá así lo ordenó —me encogí de hombros —me dijo que tú debías acompañarlas

—¡Están matando mi vida social! —exclamó y yo la miré con una sonrisa

—Los padres solemos hacer eso, cariño. Ahora ve y ayuda a tus hermanas a elegir su disfraz— ordené ganándome un suspiro muy ruidoso de su parte

Suspiré, mientras la veo irse con sus hermanas. Esto de poner orden y dar las ordenes, no se me da, para nada. No se me da esto de ser madre, ¿quién tiene tanta paciencia para esto?

Bueno, ¿a quién engaño? Quiero ser mamá, me encantaría, pero tendría uno y ya.

Me acerqué hasta a Amira, cuando la escuche gritar. Al hacerlo, vi que está peleando con otra niña por un vestido de alguna princesa, creo, si no estoy mal de la cenicienta. 

Me quedé en un rincón muy apartado, viendo hasta dónde llegan o quién de las dos, es la que ganará tan majestuoso vestido. Amira lleva la delantera, pero la otra niña de hermoso afro, se ve que no se va a rendir por nada y para nada. 

—¿Es tu hija? —preguntó alguien a mi lado, haciendo que me asuste

Giré mi cabeza, para ver al hombre que se posicionó a mi lado, mirando a las niñas igual o más divertido que yo, mientras escuchamos los gritos y quejas de estas de fondo.

—Si, lo es, ¿es tu hija?— pregunté solo por preguntar

La verdad es que es el calco, son idénticos. Ambos de tez morena, ella con semejante cabello hermoso, él con rulos, ambos el mismo color de ojos marrones preciosos.

—Si, lo es —sonrió viéndola, para luego girar a verme— Isaac —estiró su mano en mi dirección y yo se la estreché

—Alma 

Ambos separamos nuestros agarres, para volver a ver a las niñas que se siguen gritando y tironeando el vestido. La verdad, que buena tela, porque según yo ya se habría roto y con Sophie y Martina, ya habríamos abandonado aquí a Amira, para que vea como paga ese vestido.

¿A poco no soy buena educando?

—Así que... Halloween, pedir dulces, disfraces a último momento, ¿eh?— habló incómodo y yo reí

—Si, un poco pesa...—me quedé callada, al ver a un niño junto con Martina

—¿Pasa algo?— preguntó curioso

—Mi hija, —señalé con la cabeza en dirección a Martina— no suele hablar con chicos

Isaac soltó una pequeña risa, que hizo que gire a verlo curiosa y me sonrió, para señalar al niño.

—Se llama Josua, es mi hijo mayor —sonrió de lado mientras que yo alzo las cejas

—Vaya...— murmuré sin saber muy bien qué decir

—Al parecer, nuestros hijos están conectados, ¿eh?— comentó divertido y yo asentí con la cabeza

—Por algo será, porque no creo en las casualidades —reí y él se relamió el labio inferior, mientras me ve

—¿Y será que nosotros nos conocimos por algo?— preguntó coqueto, haciendo que eleve una ceja— digo, según tu ideología, por algo nos conocimos, ¿no crees?

Abrí la boca para responder, pero no me salió nada. No se me ocurre que responder, a parte de "señor, usted es muy coqueto y pendejo". Pero claramente no puedo decirle aquello, porque él no sabe que tengo esposo, bueno, un esposo falso.

—Eh... creo— fue todo lo que se me ocurrió mientras frunzo el ceño

—Oye, no suelo andar con rodeos, así que, —se aclaró la garganta, logrando que yo lo mire extraño— eres guapa, demasiado y llamaste mi atención, me importa poco que seas madre, porque claramente, yo soy padre, así que, dime, ¿te gustaría salir conmigo el sábado? —preguntó sin más, sin rodeos, sin dudas, de una

Esta vez, sí que no pude responder nada, porque alguien se me adelantó al hacerlo.

—Le encantaría salir contigo el sábado, pero lástima que saldrá conmigo— comentó Thomas, para después colocar su mano en mi cintura, haciendo que lo mire extraño

¿Y a este? ¿desde cuándo es celoso?.

—¿Perdón?— preguntó Isaac confundido

—Oh, perdona, no me presenté, Thomas, el esposo de la guapa chica que llamó tu atención— dijo con un tono amble tan falso, que la existencia de Santa Claus, suena real

Thomas extendió su mano libre hacia Isaac, quien me vio, para después verlo y estrechar su mano.

—Perdona, no lo sabía, soy Isa...— no pudo terminar, porque mi dulce esposo lo interrumpió

—Ajá, Amira, suelta ese vestido que nos vamos —ordenó de tal forma, que Ami giró a verlo y no dudo en hacer lo que le dijo

Miró mal a la hija de Isaac, quien le sacó la lengua, para luego girarse y caminar hasta mí y agarrar mi mano.

—Thomas...— dije, pero me interrumpió.

—Martina, nos vamos —ordenó, nuevamente

Claro, con Martina se necesitó más que unas simples palabras, porque, claramente, la conversación con Josua, estaba entretenida. Pero unas miradas más de Thomas, bastaron para que obedeciera. Por suerte, Sophie ya estaba con nosotros.

Sin decir más, salimos de la tienda, para caminar a otra tienda de disfraces, que pudiera estar abierta a esta hora.

Las niñas empezaron a caminar delante nuestro, mientras que Thomas no suelta el agarre en mi mano.

—¿Me puedes explicar que carajos ocurrió?— pregunté llamando su atención

—Eres una mujer casada, Alma— contestó un poquitín cortante

—Y no dije lo contrario— me defendí viéndolo un poquitín molesta

—Pero tampoco le diste a entender que lo tenías —refutó y yo suspiré

—No me lo preguntó, ¿o es que tú vas y te presentas como "Hola, soy Thomas y estoy casado"?— pregunté logrando hacer que él sonría un poco




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.