Un Amor Para Nada Común #3

CAPÍTULO 37

Domingo, domingo, domingo.

Día de descanso, dicen algunos. Días para deprimirse, dicen otros. Los días más aburridos de la semana, comentan todos.

Pues la verdad es que... si, todos esos comentarios son ciertos. Estoy descansando de las niñas, porque Thomas se las llevó con sus padres, estoy deprimida y también aburrida. Así que sí, combo completo.

Estoy acostada en el sofá de la sala, viendo el techo sin saber muy bien qué hacer. Resulta ser que, Thomas se cansó de que estuviera acostada en la cama, así que le dijo a la servidumbre de la casa, que no me dejen ir a mi habitación, bueno, su habitación en realidad. 

—Señorita Alma, ¿desea comer algo?— preguntó Leti a lo que yo negué con la cabeza— niña, debe comer, sé que está triste por lo del bebé, pero... —la interrumpí.

—¿Lo sabes?— pregunté sentándome en el sofá y ella asintió con la cabeza

—El niño Thomas me lo contó, porque anda muy preocupado por usted— confesó y yo solté un suspiro

—Vaya, vaya, vaya —comentó Ximena entrando a la sala, haciendo que Leti y yo nos giremos a verla 

Caminó a paso lento hasta nosotras, sintiéndose ama y señora, mirándonos con repugnancia y un toque de burla. 

Giré los ojos, para luego acomodarme mejor en el sofá y poder tener una vista completa en su dirección.

—¿Tu mamá nunca te enseñó que es de mala educación escuchar conversaciones que no te incumben?— pregunté viéndola retadoramente 

—Si, pero nunca le hice caso— contestó divertida y yo asentí con la cabeza— así que, Almita, no pudiste darle un hijo a Peter y tampoco a Thomas, —empezó a chasquear con la lengua mientras niega con la cabeza— que mal te debes sentir, una completa inútil.

Miré para otro lado mientras inhalo un poco de aire, para luego volver a verla mientras me levantó del sofá. Caminé un par de pasos hacia ella, sin dejar de verla, le hablé a Leti.

—Leti, retírate por favor— ordené sin dejar de ver ni un segundo a Ximena

—Pero...— se quejó Leti, pero la interrumpí

—Por favor— volví a decir 

Leti solo asintió con la cabeza, para después caminar hasta la puerta que da hacia la cocina.

Me acerque a pasos lentos hacia ella, manteniendo mis brazos cruzados, mientras ella eleva una ceja.

—Mira, Ximenita,— sonreí divertida y ella elevó más su ceja— lo que ocurra en mi vientre, es problema mío, ¿de acuerdo? — pregunté cómo si le costara entender las cosas

—Ay linda, no dudes que Thomas busque en otra lo que tú no le puedes dar. —soltó un pequeño jadeo burlón —Tal cual lo hizo Peter

—¿Qué quieres decir? —pregunté elevando una ceja

—No te hagas la tonta, sabes bien que Peter vino a buscar en mi, lo que tú no pudiste darle, porque yo sí soy una mujer de verdad —señaló su cuerpo, para luego señalar el mío y yo eleve ambas cejas— no dudes que Thomas hará exactamente lo mismo, cuando se dé cuenta lo que tenía conmigo y lo que, lamentablemente, tiene contigo —sonrió burlona

Solté un pequeño jadeo entre divertida e indignada, para luego mirar a otro lado mientras relamo mi labio inferior. Sonreí de lado, para volver a verla a ella.

—Mira, tesoro, —dije con un tono de voz un poquitin prepotente— que Peter haya acudido a ti, porque estaba completamente despechado y necesitaba simple sexo para poder sacarme de su cabeza, no quiere decir que sea menos mujer que tú —la miré de pies a cabeza, imaginándome que su cabeza se vuelve fuego por el enojo, como a Hades— y ya lo hablamos querida, tú a Thomas sólo podías ofrecerle sexo, nada más. —corrí mi cabello para atrás con mi mano, a modo diva, para luego volver a cruzarme de brazos— Así que, por favor, deja de alardear algo que jamás vas a obtener, porque para Thomas sólo fuiste eso, sexo pasajero para saciar sus necesidades básicas —guiñe un ojo mientras sonrío de lado

Alma 1. Ximena 0.

Bueno, llevo más puntos, pero no los estaría recordando ahora.

Sin esperarmelo, Xime me tomó del brazo atrayéndome a su cuerpo.

—Ya estoy harta de tus intentos de señora y dueña de todo esto. —comentó haciendo que yo sonría de lado.

—No es un intento, lo soy

Bueno, ¿alguien que me baje el ego cada que discuto con ella?

—¡Hey, hey, hey! —gritó alguien atrás nuestro

Thomas llegó hasta nosotras, alejándome de Ximena y posicionándose delante mío, encarándola.

Pude ver las piernas de Ximena flaquear como si de bambi recién nacido se tratara y, para ser sincera, me dieron ganas de reír, pero eso estaría mal.

—Ahora entiendo porque Thomas se cansó de ti, Ximena.— hablé viéndola por encima del hombro de Thomas— No se puede vivir en una cama veinticuatro horas, cariño, eso aburre, eso cansa. Una mujer de verdad, tiene mucho más para dar, no sólo sexo, pero claro —la miré de pies a cabeza— es lo único que tienes que ofrecer, lo único que sabes hacer, cambiar de amante, como cambias de ropa

Ximena dio un paso hacia delante, pero miró a Thomas y, al parecer, pensó mejor su siguiente acción. Bufó exasperada, para después darse vuelta y salir de la sala.

Suspiré con frustración ante tal escena. Me giré y puse una mano en mi frente, pensando en todas sus palabras. A ver, que no debo dejar que sus idioteces me afecten.

—¿Estás bien? ¿te hizo algo?— preguntó Thomas atrás mío. Me dedique a negar con la cabeza— Alma, mírame —ordenó de manera amable

Me giré para verlo y él sonrió de lado, caminó hasta mí y puso una mano en mi mentón haciendo que lo mire a los ojos.

—Estoy bien, no pasó nada. —sonreí para tranquilizarlo, pero él se dedicó a verme a los ojos— Sólo fue un mal entendido y bueno

—Kopi, si sabes que si pasó algo grave, debes decírmelo para tomar medidas extremas, ¿no?— preguntó viéndome a los ojos y yo asentí con la cabeza

—Si, lo sé 

—Vale. —me dio un corto beso —Te tengo una sorpresa— anunció una vez que se separó de mí




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