CAPÍTULO 3

Estaba en shock, viendo a las dos personas que se encontraban frente mío. Nadie hablaba, nadie hacia nada.

Samuel me miraba fijamente a los ojos, como si todavía no creyera que estoy aquí, frente suyo, luego de siete años

—¿Papi, la conoces?—preguntó la niña que se encontraba frente mío, rompiendo todo el silencio 

—Si mi amor, es una vieja amiga—dijo Samuel sin quitarme los ojos de encima

Miré a la niña mientras le sonreía, y ella me devolvió la sonrisa más tierna que jamás antes había visto. Con solo unos minutos a su lado, ya me había cautivado, era una niña adorable.

Levanté nuevamente mi vista, viendo a la acompañante de Samuel, que tampoco me quitó los ojos de encima desde que llegaron

—¿Mami, tú también la conoces?—preguntó la cautivadora niña, sorprendiéndome por su comentario

¿Mami?

—Para mi mala suerte, sí mi amor, también la conozco—miró a la niña, y luego me miró mientras me otorgaba una sonrisa, que para mi gusto, me supo a hipocresía—Hola Alma

—Hola Savana—le otorgué mi mejor sonrisa—tanto tiempo. No sabía que ustedes...—los señalé a Samuel y a Savana

—¿Tuvimos una hija? ¿o qué estamos casados?—respondió ella con una sonrisa burlesca 

—Ninguna de las dos sabía, a decir verdad. Estoy desinformada totalmente de sus vidas. Pero deberíamos juntarnos algún día para ponernos al tanto, ¿no creen?—les volví a sonreír, mientras ambos me miraban atónitos—Bueno, si me disculpan, debo retirarme—me giré hacia la señora Teresa y le sonreí apenada—Debo ir a ver a Peter y a ver cómo se encuentra Emma. Al rato vuelvo, ¿está bien?—me acerqué a ella y la abracé, mientras ella asentía con la cabeza

—Claro mi niña, no hay problema. Aquí me quedaré—me otorgó una sonrisa cálida

Me giré para irme de allí, pero una mano en mi antebrazo me lo impidió. Antes de poder ver de quién se trataba, esa persona me hizo girar sobre mi eje y me abrazó fuertemente. Me quedé quieta en mi lugar, rígida, cuándo supe que se trataba de Samuel. ¿Debería abrazarlo o mejor no?

—Abrázame por favor—susurró sobre mi hombro

Estaba por protestar, hasta que recordé dónde nos encontrábamos y por qué estábamos aquí. Había muerto su mamá. No podía comportarme de mala forma, y mucho menos en un momento así en su vida. Así que rodeé su cuerpo con mis brazos, fundiendonos en un fuerte abrazo. Solté un gran suspiro, mientras cerraba los ojos. Con este abrazo, sentía paz, demasiada. Cómo si todo lo que estuviera pasando, no fuera real. Como si se hubiera evaporado las malas vibras, como si se hubiera evaporado todo a nuestro al rededor.

—Te extrañé—murmuró en mi oído, mandándome una corriente eléctrica por todo el cuerpo

No sabía qué responderle, porque sinceramente, yo no lo había extrañado, pero me parecía de mal gusto responderle eso y también me parecía mal mentirle. Así que opté por quedarme callada

Decidí que era momento de separarme de él, hasta que escuché como alguien carraspeaba atrás mío. Me separé de Samuel, para girarme y encontrarme con Peter, viéndonos curiosos. Le sonreí para tranquilizarlo, para hacerle saber qué no pasaba nada, y éste me vio aún curioso, pero hizo un leve asentimiento con la cabeza, para asegurarme que luego hablaríamos de eso.

Me acerqué hasta Peter, y él me abrazó por la cintura con posesión, haciendo que yo gire los ojos. Odiaba cuándo se ponía así, en plan, macho alfa. Samuel lo miró con una ceja alzada, y luego me miró a mí, para acto seguido acercarse a Savana y abrazarla por la cintura de igual forma, haciendo que ahora yo alce una ceja. ¿En serio Samuel?¿En serio? me pregunté interiormente

—Señora Teresa, ¿se acuerda de Peter?—dije para cortar la tensión—¿mi prometido?

La señora Teresa me miró sorprendida, mientra se llevaba las manos a la boca

—Mi niña, no sabía que ya se habían comprometido. ¡Pero claro que lo conozco!—dijo feliz la señora Teresa, bueno, por lo menos había logrado que se ponga un poco feliz 

Peter le sonrió feliz, porque sé que él también la recordó. Sé que ella también se había ganado el cariño de él, y sobre todo, cuándo le conté que ella había sido quién me había ayudado en aquellos tiempos.

—Que bueno es volver a verla, señora Teresa—dijo Peter, para luego acercarse a ella y abrazarla.

Por lo que puedo ver, Peter le está diciendo algo al oído. Parece ser palabras de aliento, porque la señora Teresa, está asintiendo con la cabeza, mientras tiene los ojos llorosos

Peter se separó de la señora Teresa, para luego agarrarle ambas manos y besarlas, acto seguido le dio un beso en la frente y se acercó nuevamente a mi. Estoy segura que ella le hacía acordar a su abuela

—¿No nos presentarás amor?—dijo Peter a mi lado

Asentí con la cabeza, mientras le sonreía de la manera más creíble posible

—Amor, él es Samuel Jones, el hermano de Emma—dije mientras lo señalaba—Samuel, él es mi prometido, Peter Mitchell—Peter me miró como entendiendo todo, ya que, obviamente, Peter sabe quién es Samuel. Ambos se estrecharon la mano, haciendo de esto un momento bastante incómodo—Y ella es Savana... ¿disculpa, cómo era tú apellido?—dije sonriendo con burla

Me miró con sorna, y le estiró la mano a Peter mientras le sonreía de forma gatuna. ¡Que perra!. Tiene una hija y su esposo está a su lado, ¿y aún así osa a coquetear con mi novio? Maldita.

—Savana Morrison—Peter aceptó su mano y ésta extendió aún más la sonrisa

Levanté la ceja mientras la miraba con los brazos cruzados. ¡Maldita perra!

Agarré la mano desocupada de Peter y entrelacé nuestros dedos, para luego girarme hacía todos y otorgarle mi mejor sonrisa de disculpas. Estábamos en una situación difícil como para hacer estos tipos de escena.    

—Disculpen, nosotros nos iremos a buscar a Emma—les sonreí

Me giré y empecé a caminar antes de que dijeran algo que hiciera que nos quedáramos. Peter iba callado, y sé que iba pensando en Samuel. Cuándo estábamos bastante lejos de los García, Peter se detuvo haciendo que yo también me detenga y lo miré