Un Amor Poco Común #2

CAPÍTULO 4

Me sentía realmente mal por no haber estado ahí, en el funeral de la señora Victoria. No vimos cuando la enterraron. No pudimos despedirnos de ella, y me sentía verdaderamente mal. Me sentía la peor de todas. Pero ahora solamente me preocupaba Emma. Hace una hora que estaba en revisiones, y no sabemos nada. No nos han dicho nada. Samuel está sentado en el suelo, apoyado en una pared, con las manos en su cara. Peter no deja de mover la pierna, haciendo que me ponga más nerviosa de lo normal. Maya camina de un lado a otro. Cameron discute con las enfermeras, puesto que los niños no pueden estar aquí. Héctor no deja de maldecir y disculparse por hacerlo delante de los niños. Vimos que salió el doctor que recibió a Emma y todos nos levantamos a su encuentro

—¿Quién de ustedes es el familiar de la señorita Jones?—preguntó profesionalmente

—Soy su hermano—respondió Samuel

—Soy el padre del bebé—respondió Héctor

El doctor nos miró a nosotros y Samuel habló, antes de que él lo hiciera

—Son primos lejanos. Pero eso no importa realmente. ¿Cómo está mi hermana y mi sobrino?—preguntó Samuel

El doctor soltó un suspiro, haciendo que me preocupara aún más

—Miren, les seré franco. Esta delicada. Tiene un embarazo riesgoso, y, corre el riesgo de que el bebé pueda nacer en cualquier momento. Dada las circunstancias de que apenas entró a los cinco meses, no es para nada recomendable esto. De igual manera, ese no es el único riesgo. Puede tener un aborto espontáneo. El bebé puede nacer, pero luego morir. Son muchos riesgos, que no deberíamos correr y eso, solamente hablando del bebé. Si hablamos de la madre, ella corre riesgo de nunca más tener un hijo nuevamente, sufrir alguna hemorragia interna, o incluso, morir—dijo el doctor viéndonos a todos de manera seria

De repente todos los recuerdos se agolparon en mi cabeza, logrando que me maree. Así que me separe del grupo, sin seguir escuchando al doctor y busqué un asiento. Me senté y apoye mis manos en mi cabeza, respirando como me enseñó la señora Victoria cuando sufra algún ataque de pánico

Inhala lentamente todo lo que está bien en este mundo, exhala todo lo que nos duele.

Fueron sus palabras. Luego de unos minutos, ya estaba mejor. Mucho mejor

Vi a Peter caminar hacia mi, con la mirada cargada de preocupación

—¿Mi amor, qué ocurrió?—dijo mientras se ponía en cuclillas delante mío y agarraba mis manos

—Nada. Un simple mareo—le sonreí para tranquilizarlo—Pero oye, ¿qué más dijo de Emma?—me miro unos minutos más, intentando ver si realmente estaba bien

—Que debemos evitarle preocupaciones, enojos grandes, tristezas y toda emoción fuerte. Debe hacer reposo constantemente. No puede caminar por mucho tiempo, ni estar sentada por más de dos horas. Prácticamente debe estar acostada en la cama todo el día—se rio y note cierto alivio en su rostro

Toqué su mejilla con una de mis manos y él cerró los ojos, haciendo que mi corazón se estrujara

—Esta bien mi amor. Ellos dos están bien—susurre tratando de transmitirle tranquilidad

—Si yo hubiera estado, tal vez... Tal vez nuestro hijo estaría y, yo, perdón Alm...—lo interrumpí mientras negaba con la cabeza

—Sh, sh. Tranquilo, eso ya pasó. Hay que superarlo juntos. Nuestro bebito siempre estará con nosotros. Es nuestro pequeño angelito—susurre para que solo él pudiera escucharme

Peter besó mi mano que aún sostenía y suspiro, mientras asentia con la cabeza. Me incliné hasta estar cerca de él y lo besé. Sus labios estaban muy fríos, pero sabía que eso era por los nervios y la preocupación, es como si se le bajara la sangre hasta los pies, y todo él se convirtiera en un hielo. Era un beso lento, calmado, lleno de dulzura. Quería que supiera que todo estaba bien. Al separarnos, él me miró a los ojos y vi un brillo especial en ellos

—Te amo con locura, Alma Smith—dijo haciendo que se me erice la piel y sonría como boba

—Te amo demasiado—dije antes de darle un corto beso en los labios, porque Maya nos interrumpió

—Tortolos. Ya podemos ver a Emma

Con Peter nos giramos hacia ella, y la miramos mal por interrumpirnos. Maya solo soltó una carcajada

Peter se levantó y me extendió la mano, ayudandome a levantarme. Fuimos hasta donde se encontraban todos, listos para ver a Emma. Al llegar, no se me pasó por alto, la mirada que nos dio Samuel y la manera en que miro nuestros dedos entrelazados.

De la habitación de Emma, salió una enfermera. Era muy linda a decir verdad. Bastante mona. Era petiza, rellena, con lindas facciones faciales y, sobre todo, pelirroja. Adoro a las pelirrojas

—Pueden pasar. Pero no más de dos personas en la habitación. Así que, vean como hacen, pero cada dos personas podrán pasar—dijo de manera amable y otorgandonos una linda sonrisa. Ya parecía lesbiana, pero era cierto, era muy linda y tierna—y señor, ya le dijimos que no están permitidos niños aqui—dijo ahora a Cameron

Cameron soltó un suspiro y elevó las manos, en señal de rendición

—Está bien. Ya me iré con los niños. Igual, gracias por dejarnos quedarnos hasta que sepamos las noticias—le sonrío Cameron mientras agarraba a los niños de sus manitos. La enfermera sonrió y se retiró—Adiós amor, nos vemos en la casa. Mantenme informado cualquier cosa, ¿esta bien?—se dirigió a May, quien asintió con la cabeza, para luego besarse y escuchamos como los niños decían a dúo un "iugh", haciendo que todos nos reíamos

Vimos como Cameron salía y se perdía entre el gentío que hay en el hospital

—Bien. Estamos de acuerdo que los primeros en pasar, seremos Héctor y yo, ¿no?—dijo Samuel de manera brusca haciendo que Maya gire los ojos y suelte un bufido

Si, tal vez yo lo he superado y perdonado interiormente. Pero Maya no. Ella aún lo odia, lo aborrece y no lo soporta, como si recién hubiera ocurrido toda la ruptura con él. Yo podré perdonarlo, pero mi mejor amiga jamás perdonará al chico que me rompió el corazón




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