Un Amor Poco Común #2

CAPÍTULO 18

Ayer había ocurrido la mayor vergüenza de toda mi vida. Resulta ser que no es normal manchar así las sábanas y me enviaron al ginecólogo, y es que sí es normal, mi periodo no bajó en su habitual tiempo y bueno, suele ocurrirme 

¿Recuerdan que la noche anterior, sentía que alguien me seguía y vigilaba? Bueno, ese fue el hincapié de Peter, para creer que me habían asesinado. Sobre todo, cuando me voy sin mi celular y el mismo, queda en casa de mi novio cargando.

Así que, no solo mis amigos se enteraron de que me visitó el adorado Andres, sino, también la policía. 

Ahora me encontraba escribiendo mi segundo libro, Un amor poco común 

Porque, me di cuenta que no estuve haciendo nada con mi vida, o sea, alguien que me diga, ¿qué me está pasando? Antes era trabajadora, estudiosa y al mismo tiempo, escribía. Ahora, con suerte, escribo

Ya sé, hoy mismo iré a buscar trabajo. Aún no sé dónde, aún no sé de qué, pero, lo haré. No puedo vivir así toda mi vida, ¿no? 

—¿Qué haces amor?— preguntó Peter saliendo del baño con una toalla envuelta en su cintura

—Me estoy lamentando a mí misma y, también, escribo— digo para luego encogerme de hombros

—¿Sigues lamentándote por lo de ayer? Si es por eso, ya te dije que lo lamento, pero en serio me asusté demasiado cuando llegué y no te encontré por ningún lado— se acostó a mi lado— primero pensé que habías cambiado de opinión y habías decidido dejarme, hasta que luego se me ocurrió entrar a la pieza porque capaz seguías dormida y... encontré las sábanas así, me asusté demasiado, creí que te había pasado algo— acaricié su mejilla con ternura— me fui hasta el hospital, pero, no estabas ahí, así que mientras volvía a la casa decidí llamarte, pero no contestabas, entonces me empecé a desesperar. Al llegar a casa, empecé a llamar a todos tus amigos, nadie sabía nada de ti, de repente algo empezó a sonar en la habitación, era tu celular, ahí sí me asuste, porque tu no eres de las que sale sin el celular a mano, entonces llamé a la policía— me sonrió inocente 

—Me encanta que te preocupes por mi y todo, pero ¿no se te ocurrió que podría ser la regla? digo, como una vez me sucedió lo mismo estando contigo y te comenté que eso era normal en mí cuando se me retrasaba... —Peter me miró como si acabara de confesarle el secreto de la NASA, para luego golpearse la frente con su mano

—Cierto, soy un estúpido. No, por el miedo del momento no se me ocurrió 

—Vale, de todas formas no estaba pensando en eso— me reí al ver su carita

—¿Entonces puedo saber en qué estaba pensando la señorita?— agarró mi mano y deposito un beso en ella

—En que debo de conseguir un trabajo, no puedo seguir así, y fue hasta ahora que me di cuenta—Peter me sonrió de lado

—¿Y qué pasa con tu escritura?— me mira curioso

—Seguiré con eso. Amo escribir, y ser escritora es lo que más amo. Pero, también necesito hacer algo fuera de la computadora y mis letras

—¿Pero trabajar no te distraerá de eso?— fruncí levemente el ceño

—¿Recuerdas que cuando salía contigo, allá en España, yo hacía de todo? Tenía que mantener mi casa, estudiaba, trabajaba, escribía y encima de eso, estudiaba cosas extras. Así fue como aprendí de electricidad, tres idiomas, carpintería, aunque ese no cuenta, ya que aprendí bastante en el instituto. También aprendí administración de empresas. Pero en fin, todo eso hacía y a la vez escribía, y ya ves, haciendo todo eso logré escribir un gran libro— me encogí de hombros

—Tienes razón. Bien, si quieres trabajar hazlo— le sonreí para luego darle un corto beso en los labios— ¿ya tienes pensado algo?— me miró 

—La verdad es que no. No sé de qué quiero trabajar, pero sé que quiero hacerlo. Le preguntaré a Cameron si no tiene algo para mi— Peter elevó una ceja— él es un grandioso abogado y en su bufete de abogados deben de necesitar no sé, alguna secretaria o algo— me encogí de hombros— o tal vez a Camila o Erick, y si ellos no tienen nada, alguien debe de tener algún trabajillo para mi— le sonreí

—Muy bien chica trabajadora, iré a cambiarme para venir a dormir. Tú también deberías de hacerlo, ¿de acuerdo?—asentí con la cabeza

Peter se levantó de la cama, para caminar hacia el armario y empezar a cambiarse, mientras que yo continúo con la escritura. 

Peter volvió a la cama y se acostó a mi lado. Rodeo mi cuerpo con su brazo y se acercó más a mi

—Hasta mañana— dijo medio adormilado

Vaya que tenía sueño

—Hasta mañana

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¡No puede ser que no encuentre trabajo de nada! Estoy empezando a desesperarme.

Fui con mis amigos, ninguno tenía nada. Fui a empresas, nada. Restaurantes, nada. Por poco y no me voy hasta China para que me digan que no tienen un trabajo disponible.

Llegue hasta la casa de Emma, ya que no quería estar sola en mi casa por que Peter no se encontraba. Además, luego de dejar a Emma, me sentí mal así que la vengo a visitar todos los días a todas horas, prácticamente 

Al entrar, vi a Emma sentada en el sofá de la sala acariciándose la panza, como pensativa 

—Hola gordis, ¿qué ocurre?— pregunté luego de sentarme a su lado en el sofá 

—Hola Alma— me sonrió para luego darme un beso en la mejilla— nada, pienso — asentí con la cabeza pensando sí preguntarle en qué o no— ¿te puedo hacer una pregunta?— me miró con curiosidad

—Claro que sí, dime— me acomodé mejor  en el sofá para poder verla

—¿Cómo es Angel?— fruncí el ceño, ¿qué Angel?— ya sabes, el hermano de tu cuñada. ¿Cómo es? digo, porque tú definitivamente lo conoces

—Ohh, pues...— abrí la boca para responder, hasta que la cerré y fruncí el ceño— ¿para qué quieres saber eso?— la miré con una ceja alzada

—Por nada, sino que me estuvo hablando en tu fiesta de cumpleaños y, me pareció un chico agradable, pero, luego recordé a Héctor y prefiero no socializar con nadie fuera de mi entorno— se encogió de hombros — o bueno, al menos que digas lo contrario, que se yo




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