Un Amor Poco Común #2

CAPÍTULO 20

Ya tenemos el salón para la boda, la fecha, la iglesia, solo falta el catering, las invitaciones, el dj, el decorativo y... creo que ya, bueno, y el vestido junto con los de las damas de honor. 

A fin de mes me caso con Peter, estoy ansiosa, nerviosa, ¡ESTOY MUY FELIZ! 

Ahora me encontraba haciendo las invitaciones, más tarde teníamos que ir todos para probar el catering. Necesito la opinión de todos acerca de la comida, porque para ello soy muy difícil, muy quisquillosa.

Lo único malo de todo esto, es que tendré que soportar a mi divina cuñada y a mi adorada suegra en mi casa, que se note el sarcasmo por favor. 

Peter fue a retirarlas al aeropuerto, y aún no me mentalicé para soportarlas. Lo bueno, es que también viene Henry, el hermanastro de Peter, a él si lo quiero, a él si lo soporto, él es genial

¿Cómo les puedo explicar? Marta y Giselle son dos mujeres extremadamente insoportables, para ellas soy una vaga vividora del dinero de Peter, pero, aclaremos algo, tengo mi propio dinero y no es como que conocí a Peter siendo un multimillonario, solo era un chiquillo de dinero, sí, pero no el suficiente como para que alguien quisiera aprovecharse de él. Peter fue triunfando a medida que fueron pasando los años y, a todo eso, yo ya lo conocía, yo ya tenía algo con él. Obviamente Peter no cree eso, pero tampoco ve cuando su madre y hermana me atacan, porque, ellas son su adoración, ella ante los ojos de él, son santas 

Por otro lado está Henry, hijo de su padrastro Oscar, por ende, hermanastro de Peter. Lo irónico es que ellos dos no se llevan bien, Henry y Peter tienen como unas discusiones por ahí, pero, yo me llevo genial con Henry, es más, quise unirlo con Maya, pero no funcionó y es porque Maya ya había conocido a Cameron

—¡AMOR, YA LLEGAMOS!— gritó Peter desde la entrada

Oh genial, mi tormento llegó 

—¡EN TU DESPACHO!— grité de vuelta 

No pasó mucho tiempo cuando vi entrar a Peter, su madre Marta y su hermana, Giselle. 

—¡Querida!— dijo Marta de manera hipócrita mientras abría los brazos

Me levanté de mi lugar y caminé hasta ellos 

—¡Suegra!— dije de igual manera, haciendo que ella ponga mala cara, para luego abrazarla, aunque bueno, fue un abrazo demasiado corto y uno muy, demasiado, falso. Me giré hacía Giselle — ¡Cuñada!— le di el mismo abrazo 

—¿Y para mi no hay nada?— dijo Peter haciendo que sonría de oreja a oreja

Me acerqué hasta él y rodee su cuello con mis brazos, mientras que él me abrazó por la cintura. Acerqué mi rostro al suyo y antes de poder darle un beso que quise darle apenas lo vi, mi suegrita me interrumpió

—¿Y qué estabas haciendo querida?— preguntó de manera "inocente"

¿En serio doña? ¿no podía esperarse a que le de su puñetero beso?

—Mamá —dijo Peter sonriendo divertido, mientras que yo sonreía forzosamente — ¿no podías esperar un poco para preguntarle?— rió levemente 

Ay mi amorcito, ¿qué tan ingenuo tienes que ser?

—Bah, tienen mucho tiempo para eso luego de la boda, ¿o no cuñis?— se burló Giselle y yo le sonreí, de nuevo, forzosamente 

—Claro — le sonreí a Peter quien me sonrió de vuelta, me giré hacía el escritorio y agarré la portátil para darla vuelta— estaba haciendo las invitaciones— sonreí orgullosa por mi trabajo

—Vaya amor, eso es... —empezó Peter, pero Marta lo interrumpió

—Horrible — dijo espantada haciendo que Peter y yo la miremos incrédula— sin ofender querida, pero... no sé que más decir— ¿y si mejor no dice nada, vieja bruja?

—Si, está muy básica, ordinaria, fuera del alcance de los gustos de mi hermanito— dijo Giselle mirando con asco las invitaciones que había hecho— o bueno, tal vez no— me miró de pies a cabeza haciendo que eleve una ceja 

¿Soy yo o me dijo básica y ordinaria? No te parto tu madre, por el simple hecho de que... de que me quiero casar con el hombre que amo

—A mi si me gustan amor— Peter me sonrió dándome aliento, cosa que agradecí

—Tengo una mejor idea, ¿por qué no Giselle se encarga de eso? Digo, como ella sí estudió diseño gráfico y no hizo un simple... curso, creo que tiene más capacidad y sabe más sobre estas cosas— ¿no les digo? in-soportables 

—Si amor, es una gran idea, además, está bueno que Giselle se entretenga con algo, ¿y qué mejor que haciendo nuestras invitaciones? —Peter me miró con suplica— a parte, así puedes descansar un poco, tanto estrés no es bueno— me abrazó por la cintura para luego darme un beso en la frente

—Eso es cierto, el estrés hace que engordes. No vaya a ser que subas unos cuántos kilos de más y luego el vestido no te quede... —dijo Marta

Ustedes me van a provocar estrés

—Claro, gracias por la ayuda— sonreí hacia ellas encantada

Puedo ser actriz, lo juro.

Giselle estaba por decir algo, pero justo tocaron el timbre de entrada, les sonreí a modo de disculpas y me dirigí a la entrada. Abrí la puerta y... 

—¡Oh por dios! ¡Hola!— dije feliz mientras lo abrazaba efusiva  

—Vaya, veo que me has extrañado— rió Henry haciéndome reír a mi también— Hola flaquita —me separé del abrazo y le sonreí de oreja a oreja

—¿Para qué te voy a decir que no, si sí?— ahora era él quién sonreía de oreja a oreja

Me hice a un lado para que él pudiera pasar, al hacerlo, cerré la puerta tras de él

—Vaya, así que aquí es dónde vive mi hermanito —miró a su alrededor 

—Henry, viniste temprano— dijo Giselle a nuestras espaldas

Henry se dio vuelta mientras sonreía, para saludar a su hermanastra, le siguió Marta y, por último y como siempre incómodo, Peter.

—Hola

—Hola —dijo Peter igual de serio que Henry

—Bien, ¿qué tal si pasamos al comedor? — dije para cortar la incomodidad que se siente

Todos asintieron con la cabeza, para luego caminar hasta el comedor. 

Henry, Marta y Giselle, tomaron asiento, mientras que con Peter fuimos a buscar la comida para servirles.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.