Un Amor Poco Común #2

CAPÍTULO 21

Diría que estoy ansiosa por mi boda, pero ya no, y no lo mal entiendan, no es por Peter, es por su perra hermana y su bruja madre. ¡Es que no las aguanto más!

Fuimos con Marta y Giselle, a comprar mi vestido de casamiento. Si, así es, solo nosotras tres, ya que fue una "sorpresa". O sea, ES MI VESTIDO y mis mejores amigas no estaban ahí para ayudarme a elegirlo.

Bueno, tampoco es que me haya comprado algo, ¿y saben por qué? Porque estoy gorda. Si, así es. Marta delante de la mujer que me estaba enseñando los vestidos dijo y cito

"Ay querida no, definitivamente no. Tu silueta no esta ayudando para nada, te dije que no comas como lo estas haciendo, porque, ahora sí se ve que estas unos kilitos más de lo habitual. Ya se, usaras mi vestido de casamiento"

Asi que, ahora no tengo un vestido que A MI me guste, sino, el horroroso vestido de porqueria de esta señora.

Bufé una vez más, recordando que debo volver a esa casa del demonio y encima, hoy Peter trabaja hasta tarde. Genial.

Escuche una risa y levante mi cabeza hacia Samuel y lo mire con el ceño fruncido

—¿Qué es tan gracioso? —pregunté mientras me cruzaba de brazos

—Que desde que llegaste, no has dejado de bufar. Ya pareces toro— volvió a reír haciendo que yo también ría

—Perdón, no me di cuenta— sonreí poniendo una mano en mi cara

—Ya mejor dime qué te ocurre— Samuel dejo de hacer lo que estaba haciendo, para prestarme atención

—La bruja de mi suegra con mi perra cuñada, me tienen hasta aquí— puse mi mano a la altura de mi ojo haciendo que Samuel ría

—Si, Emma me contó que realmente es una bruja. Dice que eres una santa por aguantarla— asentí con la cabeza

—Realmente lo... —me quede callada mientras sentía como todo me daba vueltas

Cerré los ojos por un momento, y me agarre fuerte de la silla en la que estoy sentada.

Sentí a alguien a mi lado, una vez que pude abrir los ojos vi a Samuel de cuclillas a un costado mío, mirándome preocupado

—¿Qué te pasó? ¿Estas bien? —habló mirando cada parte de mi cara, para luego llevar su mano a mi frente y fruncir el ceño— tienes un poco de fiebre. ¿Estas comiendo bien Alma? —me miró severamente

—Estoy bien, no te preocupes— me reí mientras me levantaba de la silla en la que me encontraba— Bien, vamos a trabajar— camine hasta la puerta

La piel de mi mano tocó el frío metal del picaporte, pero nunca llegue a darlo vuelta para abrir la puerta, ya que, de un momento a otro, vi todo negro.

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Me duele la cabeza, pero no en el sentido de una migraña o algo por el estilo, sino más, físico.

Aún con los ojos cerrados, lleve una mano a mi cabeza, quejandome automáticamente. Auch.

Volví a tocar, pero esta vez de forma más delicada y sentí como tengo hinchado. Oh bien, ahora tengo un pupo en la cabeza.

Abrí los ojos de a poco, acostumbrandome a la luz del lugar y una vez que pude ver con claridad, inspeccione la habitación dándome cuenta que estoy en el hospital.

¿Qué hago aquí? Tampoco la exageración, fue un simple desmayo y ya.

Me senté lentamente en la camilla y Samuel entró a la habitación con un vaso café en su mano. Él me miro con el ceño fruncido, para luego dejar su café en la mesa que estaba cerca de ahí y caminar hacia mi

—¿Qué haces? Mantente acostada hasta que te sientas realmente bien— me ayudó a acostarme de nuevo y yo giré los ojos

—¿Qué pasó? —pregunté tocando nuevamente mi pupo

—Oh sí, respecto a eso, perdón —sonrió inocente haciendo que yo frunzca el ceño

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté confundida

—No llegué a agarrarte a tiempo y tu cabeza dio contra el suelo, de una manera horrible —eleve ambas cejas— por eso te traje al hospital. Me asusté horrible, porque realmente tu cabeza rebotó de una forma espantosa en el suelo. Pero, por suerte eres tan cabeza dura, que solo te hiciste ese pequeño pupo. Aunque de todas formas, el doctor te hizo chequeo, por tu desmayo y tu cabeza, quiere asegurarse que no tengas algo malo— se encogió de hombros y yo asentí con la cabeza

—Por primera vez en mi vida ser cabeza dura me ha salvado— reí haciendo que él sonría divertido

—Por cierto, no llame a nadie. Porque, capaz y esto no es nada grave, entonces no quise preocupar a nadie. No se si hice bien o no—me miró angustiado y yo le sonreí de forma cálida

—Hiciste bien. No me gustaría asustarlos por nada. Porque sé que no tengo nada— Samuel sonrió

No paso mucho tiempo, cuando un doctor ingresó a la habitación, al verme despierta sonrió amable y se acerco a mi.

Me siento en Grey's Anatomy, porque este doctor es, mucho muy, ardiente. Como el doctor Jackson Avery. Por primera vez en mi vida, puedo decir, ¡QUE BUENO QUE ESTA MI DOCTOR!

Escuche como carraspeaban a mi lado y giré a ver a Samuel, dándome cuenta que me quede como boba viendo al doctor, y fue ahí, en ese preciso momento, donde me sonroje como tomate

Volví a ver al doctor, quien sonrió divertido, haciendo que mi sonrojamiento aumente

—Bien señorita Smith, soy el doctor Cooper, y aquí tengo sus resultados, y debo decirle que son buenas noticias, o eso espero— anunció el doctor Cooper aún con la misma sonrisa en su hermoso rostro

—Mucho gusto Doctor Cooper, bien, estoy preparada para lo que sea —suspire nerviosa

Nunca, jamás, me gustó el suspenso

—Señorita Smith... —hizo una pausa en la cual me dio ganas de tirarle mi zapato— tiene cuatro semanas de embarazo —al escuchar eso, sentí como mi mundo se venía abajo.

Estaba en shock. Lo único que quería hacer, era llorar y no de felicidad. Pero, las lágrimas no salían.

—Gracias doctor —habló Samuel, ya que a mi no me salía la voz

Mire al doctor, quien nos sonrió con dulzura

—Felicidades, papás —dicho eso, se dio media vuelta y antes de salir del cuarto, se giro nuevamente a mi— por cierto, cuídese, no se deje estar. Coma, duerma, pero sobre todo, relájese, tanto estrés no es bueno. Ahora si. Que tengan un maravilloso día




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