Un Amor Poco Común #2

CAPÍTULO 24

De acuerdo, ayer ocurrió todo el drama con Peter y ahora, de nuevo, vivo con Emma. Creo que ya me va a cobrar alquiler de todas las veces que terminé aquí luego de pelearme con él.

Esta vez no le conté nada, ni a ella, ni a Maya. Sé lo que me dirán, entonces no quiero escucharlas. Así que decidí decirles que, solo fue una pelea, que todo se arreglará

También le pedí a Samuel que no dijera nada de lo ocurrido, él tampoco sabe bien bien lo que pasó con Peter, sólo sabe que descubrió el beso y discutimos, nada más.

Si bien, sí me siento mal por lo ocurrido con Peter, no me siento tan mal como creí que lo haría.

Más me pesa la consciencia, la culpa y la vergüenza, que otra cosa.

Es raro, pero no me duele haber peleado con Peter, me duele haberlo decepcionado y traicionado. Pero... Ya no me duele el hecho de saber, que puedo perderlo

En momentos así, es cuando más recuerdo las sabias palabras que me decía mi abuela, una vez, ella me dijo... "Te va a tocar estar del otro lado"

Antes no lo entendía, claro, yo pensaba que mi abuela, por muy sabia que era, decía cosas incoherentes, pero ahora me doy cuenta de que... Es cierto.

De alguna u otra manera, muchas veces yo misma lo esperaba o intuía y es que, es así, casi siempre te toca "estar del otro lado", te toca estar en ese lugar el cuál no querías, no aceptabas o no entendías.

Un día te encuentras rechazando al amor. Ese amor que tanto dabas por quién no se preocupaba por ti, por quien no te valoraba. Ahora estás ahí, rechazándolo, entendiendo lo que se siente estar del lado de ese protagonista en acción que te hizo añicos el corazón y tu jurabas no entender, cómo alguien puede ser tan cruel

Ahora estoy del otro lado, del lado del que jamás pensaba que iba a estar, del lado de engañar a quién es tu pareja. Ese lado que juré jamás perdonaría, pero, irónicamente, de repente estoy acá, sin poderlo controlar, agotada de tantas luchas vanas, de tanta mierda tirada en la espalda, sin quererlo, estoy sintiendo y no controlando un carajo qué hacer con esto, descansado en alguien que me mira de otra forma. Estoy aquí, odiándome, permitiéndome, dejándome llevar y con miles de "¿por qué?" rondando en mi cabeza que, al parecer, no quiere dejar de cuestionarse

Ahora entiendo cuando mi abuela decía "siempre nos toca estar del otro lado, experimentando, sintiendo, imaginando, reflexionando, solamente estando, sin siquiera pensarlo o premeditarlo"

Vaya que eras sabía Lola, muy sabía para saber más que cualquiera, sobre todo este mundo mágico, fantástico, tenebroso y asombroso, que es el amor.

Sin más, me seque las lágrimas que había derramado durante la tarde y me levanté de la cama.

Basta de esto. Deja de llorar por él. Deja de hacerte daño a ti misma por él. Deja de ser tan débil por él.

Debo empezar a tomar las riendas de mi propia vida.

Así que, mi primera acción, es... Ir a la oficina de Peter, si, así es.

Me duche rápido, me arreglé lo más linda posible y al ver que Emma no estaba, le dejé una nota en el espejo que esta en la entrada, avisándole que no sé a qué hora vuelvo.

Tomé un taxi, le di la dirección del edificio dónde trabaja Peter y el taxista movilizó el auto.

No tardamos mucho, ya que, no se por qué, pero las calles no estaban tan transitadas, logrando así, llegar rápido al edificio.

Le pagué al taxista y bajé del auto, al hacerlo, leí el nombre de la empresa, solté un suspiro y sin más, ingrese

—Bienvenida a Corporations Black, ¿tiene cita con algún ejecutivo? —me atendió la recepcionista y yo solo pude sonreirle

—No tengo ninguna cita, pero vengo a ver a mi prometido, Peter Mitchell— sonreí amable y, pasó algo que se me hizo realmente extraño

A la chica le tembló la sonrisa, pero supo mantenerla bien con una sonrisa falsa

—Oh bien, señorita... —dejó la frase sin terminar

—Smith —comenté y ella volvió a sonreír, pero no como al principio, esta vez era una sonrisa muy falsa

—Bien, ahora le aviso al señor Mitchell que esta aquí —sonreí y asentí con la cabeza

Ella alzó el teléfono y marco unos números para esperar un par de minutos, en los cual se destino a mirarme, pero no esas miradas normales, no, ella me miró de pies a cabeza. Okay, ya entendí, no le caí bien.

—Señor Mitchell...— se quedo en silencio— si, lo sé, pero es que aquí lo busca su prometida, la señorita Smith— se volvió a callar, seguramente escuchando las palabras de Peter, en estos momentos me estaban comiendo los nervios y temía que él no quisiera recibirme— bien ahora le digo, señor Mitchell —colgó la llamada y volvió a mirarme —tenga —me entrego una credencial —adelante, el señor la está esperando. Es el cuarto piso, camine hacia el pasillo derecho, su oficina es la última —volvió a sonreírme, mientras que yo terminaba de pasar la credencial por el cuello, para luego sonreirle también

Sin más, caminé hasta los ascensores, presione el botón para que bajara y esperé. Justo cuando el ascensor llegó, dos personas más llegaron a mi lado. Una señora bastante mayor y un hombre medianamente joven y bastante guapo.

Lo extraño, es que la señora no se subió con nosotros, cosa que se me hizo raro, pero bueno, cada loco con su mambo.

Ingrese al ascensor junto con el hombre y antes de poder hacer o decir algo, este hablo

—¿A qué piso va? —qué voz más... Sexy y varonil

—Cuarto —bien, muy bien Alma, momento perfecto para que la voz te salga nerviosa, es decir, aguda y fina

Él sonrió más para si mismo, que para mi. Pero, dios mio, que sonrisa más hermosa.

¡BASTA ALMA! Vienes a arreglar las cosas con Peter y ahí estás, poniéndote nerviosa por un desconocido.

El ambiente se tornó un poco incómodo, o tal vez solo era para mi, ya que el señor tenía un semblante relajado.

—Y... ¿Usted trabaja aquí, señorita...? —preguntó de repente, llamando mi atención

—Smith, y no, no, vine a ver a mi prometido —sonreí nerviosa




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