Un Amor Poco Común #2

CAPÍTULO 30

Un día antes de la boda
 


 

Les contaré un poco lo que ocurrió desde el miércoles... 
 


 

Volví a vivir con Peter, ya que, nuevamente discutí con Emma, esa misma noche del miércoles, volvimos a hablar del asunto de la boda, y, como en esa mañana, no llegamos a nada. Nuestra discusión fue algo así...
 


 

Flashback
 


 

—Bien, ¡¿sabes qué? yo no quiero vivir con alguien que no me apoya en lo absoluto!— grité exasperada
 


 

—¡Bien, porque yo tampoco quería vivir con alguien tan ciega como tú! —respondió Emma
 


 

—¡Entonces véndeme y comprate un halcón! —exclamé, extendiendo mis brazos en el aire, para luego dejarlos caer
 


 

—¡Al menos un halcón no se haría el tonto y sí se daría cuenta de las cosas! —hizo la misma acción que yo
 


 

—¡HAZLO, TE VA A DAR GUSTO VER QUE ES MÁS INTELIGENTE QUE YO! —me giré dándole la espalda y empecé a guardar mi ropa en la maleta 
 


 

—¡YYY, MENOS TERCO! —gritó ella desde la puerta de mi habitación, viendo como guardo todo
 


 

—¡Y LO QUIERES PORQUE ES IGUAL DE VUELTERO Y PULGOSO QUE TÚ! —me di la vuelta para enfrentarla, mientras tiraba una blusa dentro de la maleta
 


 

—¡TERMINA DE ACOMODAR TODA TU ROPA! —se fue azotando mi puerta 
 


 

—¡ADIVINA QUE ESTOY HACIENDO! 
 


 

Fin del Flashback
 


 

Así que... Salí de casa de Emma y vine aquí, le conté muy por encima las cosas a Peter, de todas formas tampoco es como si hubiera peguntado mucho
 


 

Desde ese día no he vuelto a hablar con ninguno de los cuatro, o sea, Samuel, Drake, Emma y Maya; lo único que sí sé, es que Samuel se fue a Las Vegas por, no sé, algo sobre los médicos, tenían una reunión, junta, equis, tenía que hacer algo allá y viajó ayer, y lo sé, porque me avisó a través de un mensaje de texto, y cito el mensaje:
 


 

Hola, te hablo solamente para decirte que no sé si llegaré a tiempo el sábado para tu boda, tengo una junta aquí en Las Vegas y no pude no venir. En fin, espero que tengas un día maravilloso, junto a la persona con quien decidiste unir tu vida para siempre.
 


 

En teoría, no estará aquí para mañana. Así que, Maya, Emma y Samuel, no estarán para mi boda. ¡Wuju! Que emoción y felicidad me da el saber que mis amigos no estarán ahí para apoyarme. La cosa es que... ahora no tengo damas de honor, bueno sí tengo, una, que es Camila. Ahora estoy esperando a ver si Drake también me cancela...
 


 

Me encuentro yendo hacia el edificio dónde trabaja Peter, no tengo con quién almorzar y no quiero hacerlo sola, así que, ¿por qué no hacerlo con mi futuro esposo? 
 


 

Al llegar a la empresa, hice lo mismo que la vez pasada, pero esta vez la recepcionista no le avisó a Peter, ya que él le comunicó que me estaba esperando. Me dieron la identificación y pasé. 
 


 

Llegué al piso dónde trabaja Peter y pude divisar a la chica que fue a mi casa el otro día, ¿qué hace aquí? Peter me dijo que ella pertenece a otro piso.
 


Sin más, empecé a caminar hacia la chica, pero antes de llegar a ella, se fue apurada y sé que me vio, porque se tensó y luego de eso, salió disparada hacia algún lugar de este edificio.

—Disculpe— le digo a la secretaria de Peter— ¿me podría decir hacia dónde se dirigió esa señorita, por favor?— le pregunté apuntando con el dedo, hacia el lugar por donde la muchacha había desaparecido.

—Ah, usted habla de Lulú— con que así se llama, hasta nombre de perra tiene— ella es del departamento de marketing, ¿desea hablar usted con ella, señorita Smith?— preguntó Olga, de manera amable

—Si por favor— digo todavía mirando hacia donde se había ido... Lulú

—Siga por ese pasillo y luego doble a la derecha y justo ahi va a ver un cartel que dice marketing— indica ella regalándome una sonrisa

Hum, qué fácil está ubicado todo y que cómodo que tenga cada departamento su propio letrero. Supongo que no hay manera de perderte así

—Gracias Olguita —respondo dándome la vuelta, para empezar a caminar por donde me indicó la secretaria de Peter

Mientras caminaba, pude divisar el cartel que me había indicado, claro que Lulú era la que había ido a la casa de Peter el otro día. No me olvido nunca de un rostro, es mi don y mi maldición.

Sé que dije que quería creer en él, pero realmente necesito una confirmación. Necesito demostrarles a todos y en especial a mí, de que Peter dice la verdad.

Mientras seguía perdida en mis pensamientos, no me di cuenta en qué momento llegué hasta el departamento de marketing. Abrí la puerta y ahí la vi, sentada en su silla mirándome con los ojos abiertos de par en par.

Sonará extraño, pero ella realmente es hermosa, no puedo negar que seguro le encantaría a cualquiera, pero ella no se iba a quedar con mi Peter, definitivamente no.

—¿Puedo ayudarla en algo señorita?—le tembló un poco la voz, pero inmediatamente carraspeo, intentando pasar por desapercibido, pero no lo logró

—Tú bien sabes que no soy ninguna clienta— le digo sin apartar mi mirada de la suya, estudiando su comportamiento, viendo si puedo notar alguna mentira (si la llega a decir) o no

—¿Entonces qué hace por aquí?— me preguntó ahora con la voz más firme y desafiándome con la mirada, puedo darme cuenta que ella también me esta estudiando.

—Dejémonos de juegos, por favor. Seguramente que te imaginas a que vine— comento, tratando de controlarme.

—Realmente desconozco a qué se debe su presencia, señorita— habla haciéndose la tonta

—Me gustaría saber qué pasa entre usted y mi prometido, ¿ahora sabes a qué se debe mi presencia? —digo elevando la voz, provocando que todos nos miren y que ella se ponga roja, pero no sé si de la vergüenza o de la rabia




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