El día transcurría de manera normal, era inicio de verano, ya se empezaban a sentir los estragos de esta estación del año, el sol amenazaba con arreciar su furia y maltratar todo por su intensidad.
Me encontraba debajo de un árbol, con una sonrisa en mi rostro que reflejaba lo bien que la estaba pasando, estaba leyendo mi novela favorita que logré conseguir después de hacer una fila en la tienda la cuál encontré eterna, pero valió la pena, en esos momentos ni siquiera el calor tan intenso que hacía podía arruinar mi lectura.
De pronto alguien me interrumpió provocando saliera de mi mundo alternativo que había creado.
Respondí enojada: ¿qué quieres?
Lucia se echo a reír, y es que, para ella, era un gusto hacerme enojar, Lucia era de esas amigas que suelen ser un poco insoportable pero que se ama con locura.
Lucia dijo: solo quería saber si esta lista para la fiesta de esta noche.
¿de qué fiestas estás hablando?
Como siempre Manuela eres una amargada, siempre que te invito a algún lugar, tu respuesta es la misma. Ese no rotundo que estremece mis oídos.
Sabes muy bien Lucia que esos de fiestas no es mi estilo mayormente cuando voy me siento incómoda, ¡debes de entenderme Lucia! Sabes algo la gente como yo, no cambia de la noche a la mañana.