Un Amor Verdadero para mi

Capítulo 7. Tenían una nieta

Cristal, cuando escuchó la voz del otro lado de la línea, estaba un poco nerviosa, ya que no sabía cómo darles la noticia a sus abuelos que ni siquiera conocía y no sabía cómo la iban a tratar en aquel momento.

Ella, en su mente, se dijo que la mejor manera era decirles de una y listo. Mientras Cristal pensaba, la señora que le respondió le había preguntado: ¿quién habla?

Luego decirle que la señora Adelina ya estaba durmiendo, por el hecho de que era muy tarde para llamar a una casa de familia decente a esas horas de la noche.

Cristal, al escuchar la respuesta de aquella señora, de inmediato había mirado su reloj en su mano y se dio cuenta de que ya era pasada la medianoche.

Ella se disculpó al instante diciendo: «lo siento mucho, señora, no me fije en la hora antes de llamar».

La señora, al escuchar que aquella chica estaba muy apenada, reflexionó un poco y se dijo en su mente que quizás podría ser algo importante para que llamaran a la señora Adelina a esas horas de la noche.

Así que ella le dijo, si gusta puedes dejarle la razón que yo con gusto mañana que se despierte se la daré.

Cristal le contestó un poco apenada, solo quería que mi abu… y se quedó callada por un momento, luego se corrigió y dijo que la señora Adelina supiese de la muerte de su hija Zafiro.

La señora, la cual era el ama de llaves de esa mansión y también fue niñera de zafiro, dijo ¡No!, con un grito tan fuerte que Cristal se asustó un poco.

Luego la escucho decir mi niña zafiro, no puede estar muerta, y había comenzado a llorar por el teléfono y a lamentarse de no poderla ver antes de que se muriera.

Cristal, que ya estaba más calmada, y al escuchar a la señora llorar tan desgarradoramente, también se le comenzaron a salir las lágrimas.

Ahí estuvieron las dos llorando por el teléfono por un buen rato y ninguna decía nada, solo se podía oír el sonido del llanto de ambas en cada bocina.

Después de un rato que ya se habían calmado un poco para poder seguir hablando de nuevo, La señora después de esto dijo, tan mal educada yo, no me he presentado aún, e inmediatamente se presentó con el nombre de Perla, la que cuidaba a la niña Zafiro cuando ella era pequeña.

Luego de decirle estas palabras, le preguntó a Cristal por su nombre y qué era para su niña.

Ella se presentó con el nombre de Cristal Arbeláez y luego dijo: "yo soy la hija de su niña Zafiro".

Perla apenas escuchó que era la hija de su niña Zafiro, comenzó a llorar de nuevo, diciendo ¡ay, mi niña!, tu madre como se fue y nos deja sola con este dolor tan grande.

Cristal en ese momento estaba pensando que por lo menos su madre tenía en aquella casa a una persona que lloraba su muerte.

Después de que Perla había dejado de lamentarse por la muerte de su niña Zafiro, le preguntó: ¿Dime, mi niña, tú con quién estás ahora mismo?

Y enseguida hacerle pregunta tras pregunta en este momento.

Que, por un momento, Cristal no supo cuál de todas las preguntas que le había hecho la señora, responderle primero.

Lo primero que Cristal le respondió, que estaba en la casa de una amiga por el momento, y después siguió con un par de preguntas más.

Hasta que la señora Perla dijo, bueno mi niña, es bueno que estés acompañada y quédate con ella, hasta que nosotros lleguemos donde tú estás.

Recuerda que en estos momentos no puedes estar sola, luego le dijo: no te preocupes que tus familiares ya van para darte el consuelo que necesitas. Antes de colgar, le había pedido los datos y colgaron.

Perla apenas colgó el teléfono, había subido las escaleras como un torbellino y gritando despertando a todos en la mansión, cuando llegó a la habitación de la señora Adelina había entrado sin tocar y con una mano en el pecho de lo agitada que estaba.

Don Gerardo, que fue el primero en despertarse y de inmediato encendió la lámpara, para así despertar a la señora Adelina que dormía a su lado, luego le preguntó: ¿qué pasa, Perla, porque entras así, ¿como si alguien se hubiese muerto?

La señora perla dijo, ¡ay!, señor, todavía no sabe lo que pasó.

Don Gerardo, un poco impaciente por la forma que lo habían despertado, dijo: "Hable de una vez por Dios, mujer que por poco me da un infarto".

Perla continuó diciendo, pero señor, es que no me deja hablar. Entre así, fue por qué apareció mi niña Zafiro. Tanto don Gerardo como la señora Adelina se sorprendieron un poco y preguntaron a la vez: ¿y dónde está mi hija?

Esta dijo lo que les tengo que contar no es nada bueno, e hizo una pausa antes de darle la mala noticia, luego dijo está muerta.

Los dos señores se habían quedado estupefacto con aquella noticia, doña Adelina comenzó a derramar lágrimas por sus mejillas, diciendo no, mi hija no puede estar muerta, tanto tiempo que llevamos buscándola y no fuimos capaz de dar con ella con vida y comenzó a lamentarse por no haberla encontrado antes.

Don Gerardo, que de los dos era el que estaba un poco más tranquilo, preguntó ¿y cómo lo supiste?

Perla les dijo, la que llamó fue su hija Cristal, luego dijo su nieta fue la que la llamó preguntando por doña Adelina para avisarle sobre su muerte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.