Un Amor Verdadero para mi

Capítulo 12. Prefirió aguantar hambre, que vender su collar

Después de que se habían ido de la casa de Paula, Habían llegado a su diminuto apartamento, ella al ver que todos la seguían les dijo, pero no creo que todos quepamos en mi apartamento.

Doña Adelina fue la primera en responder diciéndole al chofer que se quedara y también miro a su esposo para qué se quedará y lo esperara en el auto, hasta que ella y la señora Perla le ayudaban a recoger las cosas que su nieta quería llevar con ella.

Pero don Gerardo no estuvo de acuerdo y dijo, pero quiero ver cuál era el lugar que vivió mi hija en sus últimos años de vida.

Cristal al final estuvo de acuerdo para que todos subieran con ella menos el chofer que se había quedado abajo.

Cuando ya estaban en el apartamento doña Adelina no podía creer como su única hija fue a dar en un sitio tan pequeño y en mal estado como ese, la señora al ver el espacio que durante muchos años fue el hogar de su hija se le comenzaron a salírseles las lágrimas, mientras decía, hija porque no fuiste capaz de pedir ayuda si te encontrabas viviendo una vida tan deplorable.

Cristal al ver a la señora así le ayudo para que se sentara en el único sofá que tenían, el cual había visto tiempos mejores, lo bueno era que todo estaba bien limpio, ya que ella horas antes de que su madre muriera había hecho el aseo, así mismo le dijo a su abuelo que se sentara.

Hasta don Gerardo, que era de corazón un poco duro, se le había encharcado sus ojos al ver la vida tan difícil que tuvo su hija en los últimos años.

La señora perla era otra que al ver el lugar no podía imaginarse como su niña había vivido en lugar, ni ella que había nacido en la pobreza nunca se había imaginado vivir en un lugar así, ahora su niña que siempre lo tuvo todo y había nacido con una cuchara de plata, y pensó me imagino lo difícil que fue para ti mi niña, que Dios te tenga en tu santa gloria y estés en un lugar mejor.

Después de estar todos un poco nostálgico, Cristal a cada uno le dio un vaso con agua, mientras les decía que pena es lo único que hay en esta casa que les pueda brindar.

Y después de decir estas palabras dijo, voy a la habitación para poder empacar y poderme ir con ustedes.

Las dos señoras le contestaron al unísono, yo te acompaño a empacar tus cosas, además doña Adelina le dijo y me gustaría llevarme las cosas de tu madre si me lo permites, para tenerlo de recuerdo.

Cristal le respondió con un poco de emoción en sus ojos que no tenía ningún inconveniente por eso, más bien le estaría muy agradecida por el detalle.

Las tres mujeres entraron a la única habitación que había en ese apartamento, la cual tenía dos camas pequeñas y una mesita de noche que era la que se encargaba de separar las dos camas, eso sí, todo estaba muy bien organizado.

Después de estar en la habitación, Cristal abrió el pequeño closet que tenía y le señalo a su abuela cuál era el lado de su madre, para que ellas se encargarán de desocuparlo y empacar las cosas de su madre, mientras ella haría lo mismo con el lado suyo.

Luego de un buen rato empacando toda la señora Adelina encontró una cajita que le había regalado a su hija, cuando está aún era joven, la cual contenía la reliquia familiar y al verla se puso a llorar, porque por lo visto todavía no se había olvidado de su promesa de siempre llevarla con ella y cuidarlo muy bien hasta que pasara a manos de su nieta si esta tuviera una hija, o, sino guardarlo hasta que naciera una mujer en su familia de nuevo.

Doña Adelina, tras haber llorado recordando el pasado con su hija, se sacó una llave que le colgaba de su cuello y empezó a abrirla con esta.

Cristal cuando vio esto le dijo sabes que esto era lo que mi madre más atesoraba en su vida, luego le comentó, nunca supe qué había adentro, ya que ella nunca me lo mostró y continuó diciendo y con todo lo que le paso se me había olvidado de que esto existía.

La señora perla era otra que estaba asombrada al ver la caja que su niña todavía guardaba, y después de ver como su patrona la destapaba se puso la mano en la boca asombrada de lo que había adentro y dijo no puedo creer que mi niña todavía guarde esto con tanto esmero.

Doña Adelina era otra que se preguntaba lo mismo, ya que, si su hija hubiese vendido lo que estaba adentro de esta caja, con el dinero que le habían dado por esto le hubiera dado para vivir una vida mejor que esta.

La señora comenzó a sacar cada una de las fotos que su hija guardaba en ella, luego saco dos cartas, la una estaba dirigida para ella y la otra para su hija.

Ella de inmediato le entrego la carta a Cristal y la otra se la quedo ella y por último saco el collar que venía en su familia por generaciones.

Cristal fue la más sorprendida al ver ese collar que se veía que costaba una fortuna, ella pensó tanta hambre que aguantaron ellas porque no tenían que comer, pero su madre prefirió aguantar hambre que vender ese collar que como mínimo le hubiesen dado para vivir un buen tiempo sin preocupaciones.

La señora Adelina y doña Perla no se sorprendieron nada, puesto que ya sabían que contenía esa caja, ella solo dio un suspiro bien largo lamentándose haberle dicho que lo cuidara más que su vida, porque si ella no le fuese dicho estas palabras quizás su hija lo hubiera vendido para salir de este lugar tan deplorable.




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