Un Año Problemático

Capítulo 13

{tres semanas después}

Son aproximadamente las cinco y media de la tarde, voy caminando hacia el lugar de práctica, ya se me hizo una rutina. Mis amigos no han parado de insistir con que me deshaga del arma y que deje de venir, pero no les voy a hacer caso, no ahora cuando lo estoy llevando tan bien. Cuando llegué al lugar, toqué la puerta y entré.

— ¡Hola! —saludo.

— Cleo, ¿Cómo estás? —me pregunta Pedro.

— Estoy bien, gracias por preguntar.

— Matteo ya llega, se va a demorar un poco, pero puedes ir preparándote si quieres. —Yo asiento con la cabeza y me dirijo al mismo lugar de siempre.

Una vez que ya estoy en el cuarto donde me preparo, me coloco toda la protección, también voy sacando el arma que se encuentra dentro de mí mochila en el estuche y la voy preparando mientras acomodo todo sobre la mesa. Espero unos minutos y Matteo, luego de unos quince minutos, llega al lugar.

— Hola, lamento la tardanza, ¿Comenzamos? —me doy la vuelta y lo miro. 

Me quedo corta si digo que está muy bueno.

Quieres follar con él.

Silencio consciencia.

— No pasa nada, comencemos. —Nos dirigimos al lugar de tiro, parece que voy mejorando rápido en esto, no es tan difícil como creí que iba a ser.

— ¿Quieres probar con algún arma más grande?

Con la tuya, si quieres.

No empieces, Cleopatra.

— ¿Qué? —me pregunta, lo miro y está sonriendo.

— ¿Qué de qué?

¿Lo dije en voz alta?

— No, nada. Pensé que habías dicho algo. —Me dice, pero su sonrisa no se borra. 

Menos mal, creí que lo había dicho en voz alta.

— En este lugar tenemos un fusil semiautomático, que dispara un solo cartucho cada vez que se aprieta el gatillo. —lo busca y me lo muestra— ¿Probamos?

— No estoy muy convencida, pero probemos. —Me lo pasa y sí que este rifle pesa.

Me ayuda a colocarme en posición. Los pies abiertos aproximadamente al ancho de mis hombros, mi mano izquierda sostiene el guardamano con el codo apuntando hacia abajo mientras que mi mano derecha sostiene el mango con el codo apuntando un poco hacia afuera.

— ¿Lista? Tienes que relajar un poco los hombros, estás muy tensa. —Yo estoy muy tensa, pero él está muy cerca— Dispara.

Cuando el arma se dispara, choca con mi hombro tirándome hacia atrás. Esto hace que yo choque con el pecho de Matteo. Él me sostiene y mi vista se dirige hacia los muñecos que están enfrente nuestro para ver si disparé bien o falle, podría haber estado mejor, pero está bien para ser mi primera vez con esta clase de arma.

— ¿Estás bien? —me pregunta.

— Sí, estoy bien. Se necesita bastante fuerza y soporte para poder manejar un arma así. —Cuando digo esto él se ríe un poco. Me doy cuenta de que me está doliendo el hombro por el impacto del arma.

— ¿Te duele?

— Creo que sí, me duele un poco.

— De seguro fue por el golpe, ¿Quieres que lo revise? —me pregunta.

— Bueno. —Le respondo quitando los sucios pensamientos de mi cabeza.

Cuando volvimos al sitio de protección, el cual no sé cómo se le llama, comienzo a sacarme la protección que llevo puesta, las gafas, los tapones de los oídos, el chaleco y el arma la dejé sobre la mesa.

Estoy debatiendo conmigo misma si sacarme la camiseta que llevo o solo moverla un poco. El único problema es que estamos en otoño, por lo tanto, hace un poco de frío y yo me había puesto una camiseta de mangas largas. Así que no me queda de otra que subirla un poco.

Matteo comienza a revisar mi hombro y me responde que no tengo nada, pero que puede salir un moretón en el área donde chocó el arma. Cuando deja de revisar mi hombro, su vista se clava en mis ojos y me doy cuenta de que estamos muy cerca.

Puedo ver detalladamente sus ojos, son de un color miel con pequeños tonos de verde. Cuando nuestras caras están lo suficientemente cerca tocan la puerta haciendo que volvamos a la realidad, acomodo mi camiseta y él abre la puerta. Es el señor que atiende y me avisa que están buscándome.

— ¿Quién me busca? —le pregunto intentando no sonar molesta, odio que me hayan interrumpido justo en ese momento. 

— No me dijo su nombre, es un chico de pelo negro... —me contesta.

No me digas que es Aaron...

Sigo al señor hasta la parte "principal" del lugar, donde se encuentran las armas, las balas, chalecos, entre otras cosas.

— Sabía que estarías aquí.

— Hola Aaron, qué alegría verte. —digo con un tono de molestia.

— ¿Podemos hablar?

— Estoy algo ocupada en estos momentos. —Le respondo.

— Cleopatra, no vine hasta aquí para nada, es algo importante. —Noto el cansancio en sus ojos.

Hace varios días no recibimos nada de este sujeto...

— Está bien, vayamos a casa. Solo espérame un poco, tengo que ir a por mis cosas. —Le respondo y me dirijo a buscar mis cosas.

Busqué mi mochila, guardé el arma en su estuche, me puse el hoodie que había llevado y cuando estoy por salir Matteo aparece.

— ¿Ya te vas? —me pregunta.

— Si, es algo "importante". —Le respondo— Creo que pasó algo mientras yo no estaba, no estoy segura. 

— Está bien, ¿nos vemos mañana?

— Claro, nos vemos mañana. —Cuando me estoy yendo, él toma mi mano, se acerca y me susurra en el oído.

— Con la mía podremos probar otro día, si quieres. —me dice y me da un beso en mi mejilla. Al darme vuelta lo observo fijamente con los ojos muy abiertos. Asiento lentamente y comienzo a caminar hacia la salida.

Mierda, lo había dicho en voz alta. 

***********************

Cuando llegamos a casa nuestros amigos nos estaban esperando, me cuentan que le dejaron una nota a Jordan en el parabrisas de su auto. La nota decía:

“Mientras menos personas estén involucradas en la vida de Cleopatra, menos personas van a salir heridas. Lo mejor será dejar de lado a ese chico rubio ¿O  también quieres que me meta con él?”



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En el texto hay: odio, venganza

Editado: 13.03.2022

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