Un Atardecer Carmesí

Katana Yūhi

Después de salir del gremio me fui para mi casa corriendo, estaba tan feliz de haberme vuelto aventurero que no podía contener mi emoción.

Luego de unos minutos llegue a mi casa, toque la puerta y me abrió mi padre.

«Bienvenido a casa, hijo.»

«¡Hola, padre!»

Fuimos a la cocina donde estaba mi madre preparando la cena.

«¡Hola, madre! ¡Regrese!»

«¡Sora! Bienvenido, hijo. ¿Cómo te fue?»

«¡Me fue muy bien! ¡Tengo mucho que contarles!»

«Bueno, primero sentémonos y mientras comemos nos contas todo.»

Luego de haber cenado y contado todo lo que sucedió hoy, mi padre me tapo los ojos con un pañuelo.

«¿Eh? ¿Qué sucede, padre, madre?»

Luego de unos segundos me sacaron el pañuelo y mis dos padres dijeron:

«¡Felicidades por volverte un aventurero, Sora!»

Con lágrimas en los ojos, lo único que se me salió fue agradecer.

«¡Muchas… gracias….! ¡Muchas gracias…. por ser mis padres.…!»

Mi madre con lágrimas en los ojos me abraza junto a mi padre.

«¡Gracias a ti, Sora! Estamos muy orgullosos de que seas nuestro hijo.»

Después de unos segundos más llorando, mi madre sacó algo de un mueble.

«Ten, hijo, esto es para ti. Nuevamente felicidades por volverte un aventurero.»

Agarró el regalo envuelto y abrazó a mi madre.

«Gracias por el regalo, madre.»

Rompí la envoltura y al abrirlo vi lo que era, una armadura, específicamente: una pechera, brazales y unas botas.

«¡Ooh! ¡Qué genial! Muchas gracias, madre.»

«De nada, hijo. Quería que tengas el mayor cuidado en tus aventuras y por eso te lo doy, porque sé que es lo que más deseas.»

Después mi padre me llamó.

«Sora, ven.»

«¿Si, padre?»

«Ten, hijo. La espada que usaba en mis aventuras, aun sigue bien afilada. Quiero que la tengas.»

Una katana. Siempre quise usarla, pero mi padre nunca me dejaba tocarla, me decía que no estaba listo.

«¿Esto significa que ya estoy listo para usarla….?»

«Por supuesto, hijo. Creo que en un par de años ya me podrás superar. Te pediría una pelea para ver cuánto mejoraste, pero… bueno, es imposible ahora.»

«¡Muchas gracias, padre! No te preocupes, algún día conseguiré alguna medicina y te curaré, cuando llegue ese momento, te reto a una pelea.»

«Seguro, hijo. Lo espero con ansias.»

Ya tengo una meta, conseguir un elixir.

Elixir es una poción sumamente rara, ni siquiera los nobles pueden tener una tan fácil. Contratan a varios aventureros para buscarla por diversas mazmorras que hasta quizás ni está ahí.

 

Luego de un rato ya todos nos íbamos a dormir. Nos dijimos “buenas noches” y nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones.

Dejé la armadura arriba de un mueble y me senté en la cama con la katana.

«Aún sigo sin poder creer que haya llegado este día. ¿Qué pasará de ahora en adelante?»

Agarre la katana y la desenvaine, la mire fijamente y empezó a cambiar.

La hoja que se supone que debería de ser color blanco se estaba volviendo amarilla. También empezaron a aparecer letras.

«¿Qué es esto? “Yū…hi…”»

«¿Yūhi?»

¿Que significa ese nombre y por qué de la nada se volvió amarilla?

Mañana le preguntaré a mi padre que es esto.

 

Pasando todo ese suceso, me fui a dormir con muchas preguntas en mi cabeza.

«Hah…. apenas pude dormir….»

«Buenos días, hijo. ¿Que paso? ¿Estabas tan emocionado que no podías dormir?»

«Algo así, padre. Tenía ganas de preguntarte algo, ¿Sabes que le paso a la katana?»

Le mostré la katana a mi padre y soltó una carcajada.

«¡JA, JA! ¡Felicidades, hijo! Es un buen color el de tu katana, se parece a tus ojos. Y lo que es esto, es nada más y nada menos que el comienzo. A partir de ahora seguirá mejorando con el paso del tiempo, junto a su portador. Y bien, ¿cómo se llama tu katana?»

«”Yūhi” ¿Te acordas de cómo se llamaba la tuya?»

«”Dojigiri” Buen nombre, ¿verdad?»

«¿Bastante…. lindo.…? Padre, ¿eras muy fuerte en aquel entonces?»

«Yo creo que sí. Algunas veces me contrataba el mismísimo rey.»

«Guau… Increíble. ¿Llegaré a ser tan fuerte como vos?»

«Seguro que en poco tiempo me superas. A tu edad no era tan bueno como lo eres tú. Tienes 18 años y ya sabes técnicas que aprendiste solo, y de mi parte u otra.»

Guiñandole el ojo a mi padre, le dije:

«Gracias, papá. Acuérdate de nuestra promesa.»

 

Con el paso de las horas, me despedí de mi familia y me fui al gremio a completar mi primera misión.

En cuanto llegue al gremio hable con Yoko-san que estaba disponible.

«Hola de nuevo, Yoko-san. ¿Cómo te va?»

«Bienvenido, Sora-kun. Muy bien, ¿Y a ti? ¿Vienes a hacer tu primera misión?»

«Bastante bien, Yoko-san. Y si vengo a hacerla, por fin. ¿Tienes alguna para mi rango?»

«Fíjate en aquel tablón, ahí encontrarás todas las misiones, para todos los rangos. Procura no agarrar una de un rango mayor.»

«Muy bien, gracias, Yoko-san.»

Me dirigí hacia el tablón de misiones donde había varios grupos de personas.

Ahora que recuerdo, Kenta-sensei me había dicho que buscara un grupo, la cosa es…. ¿Cómo busco uno?

Al acercarme intenté pasar como pude entre todos los grupos de personas que habían ahí.

«Permiso…. señor….»

Me costó llegar, pero al fin puedo ver las misiones.

Hmmm… Hay misiones de subyugar ogros, lobos y escoltar a un comerciante. También de vencer 10 arpías, pero esas ya son de rango B y A.

Hmm… Pagan bien las de B y A. Si logro subir rápido, podría ayudar en la casa.

No, tranquilo… hay que ir calmados, no quiero que mis padres se preocupen si me lastimo.

Bueno, tomaré la de subyugar a 7 lobos en una aldea cercana. Bueno, ahora a ir con Yoko-san.




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