Cada persona era diferente a su modo, cada persona tenía sus propios gustos y tenían pasiones diferentes a los demás. Mateo era parte de esas personas "Cotidianas" de su unidad, no era un chico pupular y tampoco resaltaba en las charlas de los vecinos que se reunían de vez en cuando afuera de sus hogares, Mateo como cualquier persona tenía gustos únicos ya sea las estrellas, los días lluviosos, la música y de más, pero había un gran amor hacia algo más, algo que él mismo catalogada como Profundo, algo que cada vez que se detenía a observar, sus latidos eran más calmados y pacientes, los ojos se habrían más de lo habitual y los suspiros llenaban la soledad al igual que las ideas y pensamientos se despejaban de su mente revuelta. Los atardeceres, aun que muchas personas odiaban la idea de que el Sol tenga que esconderse y dejar fluir las estrellas y el aura agotador de la luna y las estrellas, para Mateo era diferente, el mismo comentaba que el atardecer era una parte del día muy importante ya que por un segundo podemos volver a nuestra realidad para observar la tarde, que las horas habían pasado rápido, que pronto podrían volver a casa para descansar, que los conflictos y dificultades del día estaban por irse.
Mateo era uno de los muy pocos fanáticos de este fenómeno natural que se de tenían a observarlo con esa atención que tanto se merecía, muchos. (incluyendolo a él). Lo asociaban como una oportunidad de reflexionar sobre todo lo bueno y malo que habían echo durante el día, las cosas que hicieron y las cuales no, si habían tomado la decisión correcta o la Incorrecta, para él adolescente era más que eso, era una manera de soltar un suspiro después de todo lo qué le resultaba estresante y cansado, cada vez que los colores naranjas comenzaban a verse en el cielo ese aire soñador y nostálgico se apoderaban de él y sus pensamientos que una vez más, intentaba calmar con la paz que se permitía sentir en aquellos momentos, solía sentarse afuera de su casa encima de la banqueta bacia y sucia del lugar, tomaba su teléfono para disminuir el volumen de notificaciones o llamadas, tomaba un poco de agua antes de salir y luego cerraba los ojos para disfrutar del momento que compartía. (la mayoría de veces). Solo, aunque en ciertos días su prima lo acompañaba iniciando una larga y tranquila charla entre ambos adolescentes asta dar paso al anochecer, Mateo lo consideraba su momento del día, era algo propio, algo que lo caracterizaba, era ya un pequeño Hobby adaptado gracias a una experiencia no tan agradable pero que ahora inteba olvidar con sus pasión a la vista de lo sobrenatural del cielo, él mismo podría creer, bueno asegurar, que cuando el muriera reencarnaria en un atardecer, uno de los más hermosos que se pudiera imaginar, ya sea ocupando alguna parte del mundo diferente a donde él vivía, como, Inglaterra, Escosia, Costa Rica, Nueva York, Japón o incluso su queridisimo México, el sitio no le importaba mucho, solo con el echo de poder transmitir la misma sensación que a él le hacía sentir dichoso evento, a otra personas, con eso sería más que feliz. Mucho más feliz de lo que a sido durante toda su corta vida y no es que sufriera maltrato o abusos como los que aveces suele escuchar en documentales de televisión , pero no era una vida perfecta y aun que estaba seguro de que ninguna vida es perfecta, era las más imperfecta que te puedas imaginar, no podía quejarse mucho pues la deliciosa comida nunca le hacía falta, los sonidos de pasos y el Internet. (su fuente de vida). No le hacía falta, bueno había algo que de cierta forma envidiaba de algunos chicos, una figura paternal, una qué intentará pasar tiempo con él, uno que si tuviera tiempo para él.
Editado: 10.10.2024