Un atardecer mágico y Único.

Charlas.

Loa días de verían ser importantes pero sin duda el día del "Niño" cambiado ahora por "Estudiante" por el echo de ser un poco más mayores, es mucho más significativo ya que solo así disfrutamos un poco de nuestra niñez robada. (Para algunos). Aquel día en el que a pesar de venir a la escuela por un conbivio que se nota lo aburrido que será, no tendremos clases aburridas durante 4horas seguidas y podremos hacer lo que queramos.

Mi escuela había organizado el famoso "Día del Estudiante" para nosotros, habían puesto un horario para cada grupo al utilizar la Picsina qué hace poco habían renovado para este día, también podríamos disfrutar de algunas actividades extras como el boliche, pintacaritas, Karaoke, cine, baile, trompos, yoyos etc.

Ese día mi mochila estaba más ligera que de costumbre, caminaba a un costado de mi fiel amiga quien hablaba con muchos ánimos con otra chica quien le seguía la corriente con una sonrisa, me distraje al mirar hacia una esquina, me perdí sin mirar algo en particular, solo estaba mirando y pensando, ¿Devería comer ahora?,¿Tengo alguna tarea pendiente?,¿Iré junto a mi amiga luego de clases?, simplemente perdido en mis pensamientos sin sentido o importancia, entonces una voz interrumpió mi leve transe.

—Perdona, chico, ¿Podrías moverte un poco?.

Quise obedecer, sin embargo, mi cuerpo se paralizó—gran momento he...—trague grueso al reconocer esa voz tan maravillosa que había soltado unas cuantas palabras más que por desgracia no pude escuchar.

—Solo muévete un poco.—pidio de nuevo, solte un suspiro para relajarme y me gire con miedo, sip, era el chico de largas pestañas.

—Lo... Lo lamento.

—¡No te preocupes!, ¿Te encuentras bien?, te quedaste inmóvil como una de esas estatuas.

Soltó una pequeña risita, sus ojos claros me miraban con un pequeño brillo que siempre le regalaba a las personas mientras que en sus manos sostenía su teléfono, mis dedos se inquietaron al notar que estaba por hablar y entonces decidí armarme de valor y cortarle.

—Ha, ¡Si!, solo que aveces la gente suele perderse en sus pensamientos .

—Es verdad aún que algunos más que otros.

—Si...

—Lamento interrpir tus pensamientos pero, me tapabas la vista y así no podría observar como hacer lo del trompo.

Asentí, por instinto gire la mirada hacia donde sus ojos claros apuntaban, habían muchos chicos y chicas de diferentes grados y grupos que intentaban hacer girar el trompo aún que siempre fallaban, pero, se reían junto a su acompañante.

—Es difícil, ¿Verdad?.

Ha claro, se me había olvidado sus dones de poder «socializar » con cualquier persona, supongo que así es como la mayoría de la escuela lo conoce a pesar de ser nuevo.

—No tanto, para mí.

—¿Eres muy bueno con el trompo?.

—¡No exactamente!.—explique al instante moviendo mis manos de lado a lado.—Solo que solía jugar mucho con los trompos asta que bueno, deje ese hábito.

—Ojala hubiera podido jugar a los trompos y así no mirarme tan estúpido como todos ellos.

—JAJAJA, no creo que te vieras así.

—Mi nombre es Evan.—dijo sosteniendo una sonrisa de oreja a oreja, entonces supe que él fue quien me contagio puesto que también tenía una sonrisa, pequeña.

—Me llamo Mateo.

—¿No quieres participar?.—señalo con la mirada nuevamente a la actividad.—Si recolectas ocho firmas entonces puedes participar en la tómbola.

—Ha, no gracias.

—¿Seguro?, estarías desperdiciando tu experiencia con el trompito.

—Es que, seguramente ya he perdido la «experiencia ».

—Si realmente es una experiencia, jamás se olvida.

—Bueno, solo por esa tómbola.—rei con nerviosos pero este solo asintió.—¿Podría tomar uno?.—pregunte en cuanto llegue al frente de la profesora que vigilaba la actividad.

—¡Claro!.

Busque con la mirada uno que no estuviera tan maltratado, uno que por lo menos se viera bien aún que fallara y quedará en ridículo con mi crush, di en el blanco y lo tome antes que una niña pueda robarmelo. Respiré ondo para intentar evitar su presencia aún que su vibra era tanta que podría asegurar que miraba—al trompo —con mucha atención.

Enrolle el cordel desde la punta metálica hasta llegar a la mitad del trompo, tire hacia atrás del cordel para poder imprimir una impulsión angular y a si lograr que el trompo pueda rodar con rapidez alrededor de su eje, entonces puse toda mi fuerza a la hora de lanzarlo hacia el piso y a si lograr que el trompo "baile".

Un poco de nostalgia apareció, recordar cuando eras un pequeño con la ropa olgada mientras te emocionaba al ver qué tú trompo giraba, ¿Cuando deje de sentirme así?, aún no era mi hora, ¿No?.

—¡Si pudiste!.—solto asiendo que caiga de nuevo a la realidad.—¿Me enseñas?.

—Lo lamento, Evan, pero necesito buscar a mis amigas.—deje el trompo en sus manos mientras esperaba mi firma.—Parece que perderme en mis pensamientos ocasionó que perdiera de visita a mis amigas.—cuando la profe me dio el papel lo mire por unos segundos, entonces lo extendí hacia el chico quien se miraba confuso.—Toma, espero consigas algo bueno en la tómbola.

—Gracias, Mateo.

Sentí mis mejillas arder pero rápidamente me gire para comenzar a caminar intentando dejar atrás la mirada de ese lindo chico.

—¡Te lo recompensare!.

Grito y solo asentí para comenzar a caminar mucho más rápido, las horas en la escuela apenas iniciaban y no sobreviria sin mi querida Johana, realmente no me importaba obtener el derecho a la tómbola por qué, siendo sincero, solo daban cosas MUY horribles, siquiera eran de mi interés, al cruzar por la plaza cívica localice a mi «aliada».

Extendí mi brazo para poder moverlo en un saludo, está solo deladio su sonrisa para mover los dedos en respuesta.

—¡Mateo!.—grito Johana con una expresión de preocupación/enojo, tomo mis hombros y me sacudió un poco.—¿Dónde te metiste?, en un abrir y cerrar de ojos ya no estabas.




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