Un atardecer mágico y Único.

Dibujos

El sol calsinaba todo mi cuerpo con sus iluminates rayos de luz que asotaban mi rostro, a pesar de se todavía de mañana el solecito había salido tras las nubes para dar inicio al día, como era costumbre yo siempre llegaba "Tarde" a la escuela en donde las filas ya se habían desvanecido dejando las puertas libres para quienes llegaban de último momento, y yo era uno de esos, al llegar no pude ver a Johana quien siempre esperaba por mi cerca de la caseta pero por suerte hoy me acordaba muy bien en que salón sería mi primera clase que quedaba muy cerca del taller de diseño ya que se situaba a un lado de donde me tocaba.

Al entrar al lugar me toco cruzar cerca de aquel chico de cabellos largos y anteojos que mantenía una motivada charla con diferentes grupos, por un momento pensé en saludarlo pero luego decidí que podría ser vergonzoso para él o Yo podría hacer el ridículo al no ser escuchado y quedar como tonto parado esperando una respuesta que jamás llegaría pero, parece que él tenía toda la intención del mundo en menear una mano junto a su linda sonrisa al notar mi presencia a un lado suyo y entonces detuvo mi caminar cuando hablo.

—¡Buenos días Mateo!. —dijo ignorando a sus «amigos» quienes seguían en su plática sin antes mirar como el pálido salía de su círculo social para acercarse a mi.

—Ho-hola Evan... Buenos días. —mi voz tembló un poco ante la sorpresa, luego pude sentir mis labios estirarse en una sonrisa delgada.—¿Cómo estas?.

—¡bien! , ¿y tú?, casi vas llegando a la misma hora que yo.

—¿De verdad?, y... ¿Qué clase te toca ahora?.

—Diseño Arquitectónico con Raúl las dos primeras clases.

Un pensamiento se cruzó por mi cerebro y sin haberlo dicho ya sentía los nervios de punta mientras que mis piernas temblaban y jugaba con las tiras de mi camiseta apenado ante solo la idea.

—¿Qué te toca a ti?. —volvió a hablar sacándome de mis pensamientos.

—Historia, en el salón alado de tu taller pero solo la primera clase.

Y entonces el chico le dio voz a mi pensar, una sonrisa mucho más grande apareció en mi rostro en cuando escuche un, «¡Te acompaño! Y así dejaré mis cosas de una vez». Asentí poco tiempo después para comenzar a caminar a su lado, este decía algunas cosas graciosas mientras pasábamos juntos debajo del los salones de arriba del edificio para poder llegar a nuestras respectivas aulas.

—Hola.— saludé a la chica que se sentaba a mi lado y está me sacudió la mano.

Me gire hacia la ventana para mirar al chico siendo rodeado por mis compañeras quienes reían sobre algo, suspire al verlo tan feliz con ellas, bien, entonces diría un adiós, pensé en sentarme para esperar que se fuera y saliera en busca de Johana.

—¿Qué haces Mateo?.—dijo frenandome justo cuando estaba por sentarme, ignoro a las chicas enfrente suyo para mirarme con una sonrisa.—¿No vienes?.

—Estaba... Buscando algo.—menti y aún que este no me creyera de todas formas había asentido aún esperándome fuera de mi aula.

Me pare de inmediato para salir y encontrarme al divertido y social chico quien se despidió de sus amigas, creía que las invitaría a caminar pero solo quedamos los dos, este se adelantó gracias a qué yo me quedé observando sus ojos claros tan brillantes que por un segundo se enfocaron en mi, pestañee y corrí para caminar detrás suyo siguiéndolo como un perro con amo.

Este se detuvo en cuanto llegamos a la plaza cívica parandonos justo alado de la tabla de avisos que había antes de llegar a la caseta, se giro enfrente mío y sonreí, vamos Mateo, lo tienes enfrente tuyo, di algo, di algo gracioso.

—¿Te sacaste un diez en tu tarea?.—pregunto y me perdí por un instante al intentar recordar asta que lo hice.

—¡Si!, incluso me han felicitado por traer la investigación completa.

—¡Ya ves!, te digo que además de ser un chico guapo también soy inteligente.—este se acaricio su barbilla y me guiño un ojo.

—Eso creo.—rei ante su acción.—Pero ya te lo había comentado ayer.

—¿Ayer?.—asenti y este dudo.—Hum...Ha si, es que no lo había visto.

—Estabas ocupado riendote de mis desgracias.

Este volvió a soltar una risa, ayer había podido entablar una charla por vía mensaje con Evan, bueno, él había sido quien iniciará la conversación pero la idea no era esa, ayer le conté sobre como casi me atropellaban al cruzar la calle y como me había ahogado con el agua por la tarde haciendo que se perdiera el mensaje de «¡Me has ayudado a sacar una buena firma!», pero decidí no volver a comentarlo ya que tiempo después este corto la comunicación gracias a su trabajo. Negué al mirar que soltaba comentarios graciosos sobre ella sucedido con el vaso de agua.

—¡¿Acaso nunca te has pasado a Ahogar con tu propia agua?!.

—Si, pero suena gracioso cuando lo cuentas.

Chasqueo la lengua un poco molesto, de broma, le doy un pequeño empujón haciendo que se tambaleara un poco antes de dar un paso hacia atrás.

—Calma Mateo, seguramente le ha pasado a muchas personas más.

—Quiero pensar eso, Evan.

La charla no próspero mucho causando un rotundo silencio, incómodo, entre ambos, jugaba con mis mangas mientras esté silbaba mirando al suelo, pude visualizar como Elizabeth estaba por cruzar a un costado nuestro, la mire y ella a mi, nego con la cabeza pero rápidamente la jale para frenar su paso.

—¡Elizabeth!.—dije entre una sonrisa nerviosa deseando que está tenga algo que decir para no seguir en silencio.

—Mateo...

—Hola.—saludo Evan pero está dió un suspiro para menear la mano.

—Veo que he interrumpido su plática, bueno, adiós.

—¡Nono!, de echo estábamos en total silencio asi que puedes quedarte.—aviso el mayor y asentí mirando a la chica quien hizo una sonrisa falsa.

—Veo que tú y Mateo, se han echo amigos. Tan rápido.

—Tu has Sido quien nos a presentado.—respondio y se subió los lentes.—Creo haber oído hablar de Mateo durante las clases.




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