Un atardecer mágico y Único.

Reír.

Mi mirada iba de un lado a otro mientras que me mordía el labio tratando de contener mi tanta emoción, mis mejillas dolían a tal grado de sentirlas palpitar como estaba mi corazón, una nueva risa salió de su boca al escuchar su propio chiste, me contenía de reírme a pesar de lo malo que era.

—¿Sabes cuál es la diferencia entre un volcán y un terremoto?.

Preguntó con torpeza sin dejar de reírse y mordí más el labio, de tan solo mirar esa manera tan despreocupada de reír... Y su risa, sin duda no ayuda mucho.

—¿Cuál?.—dije mirando al chico pálido que posaba enfrente mío.

—Que el terremoto ensucia.

—Y...¿El volcán?.

—¡¡Lava!!.—una carcajada se escuchó como un estruendo en todo el lugar incluso asustando a las gallinas que salieron volando.—Yo Se que te quieres reír Mateo.

—No, no fue chistoso.—dije entre pequeñas risas intentando evitar sonreír.

—¡Estoy mirando una sonrisa!.—acuso señalando hacia mi rostro.

—¡Noooo!.—dije apenado al ver qué este me miraba con clara burla, una sonrisa se asomo en mi rostro mucho más grande a si que me cubrí la boca con las manos.

—¡Que siiii!, aparta las manos y déjame ver, te ha gustado mi chiste lo sé.

—Fue muy malo.—dije negando ante la petición del mayor y entonces su mano poso encima de la mía para intentar apartarla.—¡Hee no, espera, ¿Qué haces?!.

—Entre más malo sea más gracioso es, como el tuyo.

Aparte mi cara de sus manos para detener el cotilleo al mirarle ofendido, este sonrió aún más mientras que yo me quite las manos del rostro para posarlas en mis caderas.

—¿Has dicho que mi chiste fue malo?.

—Pero fue muy gracioso.— respondió al instante en el que abri un poco la boca asombrado.—En cambio tú no te has reído de mi chiste.

—Lo he echo.—ups, me lleve las manos a la boca para cubrirlo nuevamente pero las palabras ya habían salido de ella.—Digo, no.

—Eso es muy injusto. Di otro.

—¿Más?.—este asintió y coloco su codo en la mesa azul para luego sostener su barbilla con su palma y mirarme causándome una risa nerviosa al recibir su atención.—Bien, bien aquí va.

—Siquiera lo has dicho y ya tengo una sonrisa.

—¿Dónde cuelga Superman su super capa?.

—¿Dónde?.

—En superchero.

Fue el primero en soltar una mini risita para que luego le siguiera el juego causando aún más gracia que el propio chiste y entonces ambos ya nos encontrabamos soltando risas escandalosas atrayendo la mirada de algunos estudiantes y profesores.

Evan y Yo hemos estado hablando constantemente por mensaje durante unos cuantos días después de a verme mostrado sus dibujos, casi siempre nuestras conversaciones eran sobre lo más chistoso que nos hubiera pasado durante el día para luego chismosear un poco en los descansos de esos mismos temas, a veces este soltaba datos curiosos sobre cualquier cosa en cualquier momento y eso lo volvía más interesante de lo que ya era, también creo que es de esas personas que se olvidan de las cosas muy rápido por qué aún no a mencionado nada relacionado a la carta y eso, para mí, esta más que bien por qué no se si podría soportar la pena y vergüenza de ser el chico enamorado.

Este descanso me lo había topado caminando junto a la misma chica de cabellos negros y lacios cortados en diferentes capas, no recuerdo su nombre aún que Eli me lo hubiera dicho—al parecer Evan y yo tenemos un parecido— ,en cuanto me vio este me saludo y nos envolvimos en una conversación dejando a la chica un tanto apartada y con molestia se despidió de él para decirle que le hablaría luego. Elizabeth me comentó sobre lo impaciente que se mostraba Evan cada vez que esta no le daba información sobre mi paradero en los descansos en los que no nos topabamos, hoy, estábamos sentados en las mesas azules cerca de los animales, contando chistes malísimos y creo que efectivamente son los más chistosos.

—Okey, okey suficiente.—dijo con las mejillas coloradas luego de reír un par de veces.

—¿Ya te aburriste de mis chistes?.—dije en tono de broma está vez, buscando otro enfoque para no sonreír al pensar en él.

—No,no,no pero creo que hemos llamado mucho la atención, te has reído mucho.

—¡No he sido el único!.—acuse y este guiño el ojo mientras que una sonrisa se adueñó de mi rostro igualmente colorado.—Crei que te gustaba tener la atención de todos.

—Un poquito nada más.— saco de su mochila su típico bote morado de agua y bebió de el antes de hablar .—¿Recuerdas que te dije que quería mostrarte algo?.

—Si, por qué a mí no se me olvidan las cosas.

—Te deje en visto solo un día, no seas exagerado Mateo.

—Entonces, ¿Qué me querías mostrar?.—pregunte con curiosidad y el chico alzo el dedo pidiendo un momento al cual yo asentí.

—Mira.—hablo mientras escarbaba dentro de su mochila con rapidez.—¡A mis hijos!.—solto en cuanto dejo en la mesa unos muñequitos con un sonrisa de oreja a oreja.

Oh, no creí que a Evan le gustarán ese tipo de animes aún que Eli ya me había advertido de lo extraño que era,—aun que se ve muy lindo felizmente con sus «hijos».— nunca me imaginé esto.

—¿Tus hijos?.—pregunte sonriendo mientras tomaba a uno de cabello puntiagudo de color amarillo, su ropa era del mismo color y tenía alguna especie de patrón sobre triángulos en su bata.

—Son de un anime llamado Demon Slayer y ese es Zenitsu.

—Oh, JAJAJA se parece a ti .

—Lo tomaré como un Halago, espero que sea eso.

—Hola Evan.—hablo una vos femenina casi en susurro acercándose al chico para darle una palmada en su espalda.

Esa chica... La de cabello negro.

—¡Hola!, ¿Necesitas algo?.—dijo dejando de lado el muñequito que sostenía.

—Bueno... Te estaba buscando desde hace rato, ¿Estás ocupado?.

—Pues claro que no.

—¿Nos vamos?.

Sentí mi corazón un tanto doloroso al mirar como Evan recogía sus muñequitos para meterlos en su mochila con rapidez, cerrando su bulto se lo colgó en un solo brazo para pararse del asiento y meter sus manos en ambos bolsillos para luego irse, entonces se le acordó que tenia a alguien con que se reía minutos antes y ahora lo había dejado con la boca abierta al verse ignorado.




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