Un BebÉ Que No BusquÉ

PARTE 07

UNA SEMANA DESPUÉS

VALERIA

 

Desde que mi lobito regreso y se disculpó conmigo, siento como si hubiera algo que yo no supiera, le cuesta dormir por las noches, cuando hacemos el amor, no deja de decirme lo mucho que me ama, que soy la mujer de su vida, su gran amor.

 

Hoy estoy aquí esperándolo en mi ropa interior más sexy, una que pedí por catálogo esa colita de conejo, hoy cumplimos tres años juntos, años que aprendí mucho hasta de mí misma, antes de Ray siempre pensé que el amor no era para mí hasta que apareció con ese aire de chico malo, conduciendo su motocicleta y me ayudo con mi carcocha, fue una chispa instantánea, esa misma noche nos entregamos, lo que pensé que era solo una noche, se volvieron en semanas hasta que me dio miedo lo que estaba sintiendo y me aleje, no quería perder mi libertad por alguien que tampoco quería perder la suya, pero me sorprendió ebrio y trayéndome serenata a las afueras de mi casa, de ese día ya tres años.

 

—Mi amor ¿Y esto? — No puedo negar que sentí una pequeña decepción en el pecho, se supone que debería recordar nuestro aniversario, además puse velas por toda la casa, lo estoy esperando en lencería y tengo fresas y chocolate derretido a un lado, debería saber que estamos celebrando algo.

 

—No puedo creer Ray, que olvides nuestro aniversario, no sé qué te pasa últimamente, mejor dime que ya no me amas

 

Estaba dispuesta a salirme de su casa, estaba por recoger mi ropa, cuando él me abrazo por la espalda.

 

—Perdóname mi amor, no sé dónde tengo la cabeza últimamente, te amo Valeria y eres el amor de vida, soy un perro que no te merece, pero no puedo alejarme de ti.

 

Sus palabras sin sentido me llegan al corazón, giro para verlo a los ojos ¿Está llorando? Toco sus mejillas acariciando sus lágrimas.

 

—Mi amor, pero ¿Por qué?

 

No pude terminar de hablar cuando la puerta es tocada de manera insistente, alguien perdió la razón, para querer interrumpir en asa ajena de esa forma.

 

—¡Ray abre!

 

—No lo hagas Valeria, no abras por favor, antes habla conmigo — Yo estoy sin entender, miro su rostro de preocupación y, por otro lado, esa mujer que grita su nombre con tanta desesperación.

 

—¿Con qué derecho viene a gritar a

 

No tuve tiempo de reaccionar, una bofetada cayó sobre mi mejilla, está a punto de devolverle el golpe cuando.

 

—¡No Valeria! Ella está embaraza, deja que te explique — Me siento como en el limbo, la mirada llena de ira de esa mujer, la súplica porque lo escuche de Ryan, mi cabeza empieza a hacerse ideas descabelladas.

 

—Quita las garras de mi esposo, eres una mujerzuela, que pone las manos sobre marido ajeno, además esta no es tu casa, es la de mi esposo, el padre de mi hijo y, por lo tanto, es mía, la única intrusa y zorra eres tú.

 

Me tapo la boca y siento mi corazón romperse, él no dice nada, solo agacha la mirada, es como si mi mente conectara las cosas que habían sucedido desde su regreso hace dos meses. Entiendo sus noches de silencio, sus lágrimas, sus súplicas, pero ahora no entiendo sus te amo, si me había clavado un puñal, no solo por la espalda, sino en mi corazón, sigo sin querer creer que el hombre que amo sea capaz de semejante traición.

 

—¡No es verdad! Ray, dile a esa mujer que no es cierto.

 

—Eres la amante de mi marido, no hay nada más claro, eres la mujerzuela que quiere separar a un niño de su padre.

 

No es verdad, Ryan no pudo hacerme eso, llevamos años juntos. Cuando siento que me agarran de los cabellos y sigo sin entender nada, lucho por qué me suelte, pero es en vano me gana en peso, tamaño y fuerza, el hijo de la gran fruta se queda callado, viendo como soy humillada, abre la puerta y termino en la vereda, en ropa interior y con el orgullo por los suelos, lo veo murmurar algo mirándome, pero mis lágrimas no me dejan ver bien que es y no importa, la humillación y vergüenza que estoy sintiendo no tiene comparación con nada, todos me observan y hablan a mis espaldas, miro a la gente suplicándoles que me ayuden, pero es en vano.

 

—Esta mujerzuela, le gusta andar con hombres casados, cuiden a sus maridos, cuiden sus negocios. Valeria Piazza es una rompe hogares y ramera de primera. Es una P E R R A

 

—Eso no es verdad, por favor cállese, no siga

 

—La acabo de encontrar con mi marido sobre la cama de mi habitación.

 

No aguanto más, me doy la vuelta, llorando y tapándome eso, trato, pero es en vano, todos me observan, se ríen de mí y otras me señalan con el dedo. Jamás llegaré a superar esta vergüenza, este dolor, yo nunca supe de su engaño, jamás imaginé que me estaba mintiendo todo este tiempo, como un hombre que dijo amarte tantas veces puede lastimarte de esa forma.

 

 

No puedo más, nunca creí sufrir a este punto, jamás pensé que el hombre que se ganó mi corazón sin proponérselo resultará ser un vil estafador, uno más del montón, nunca quise ser una más de aquella lista donde las mujeres son víctimas de los engaños y las astucias de algún mal nacido, porque eso es para mí Ray un mal nacido, no se imagina el daño que me hizo, no se imaginó lo que nos hizo, un dolor así no me lo merecía.

 

—Doctor, además de todos los goles, qué más puedo tener — Mientras siento mi cuerpo hecho trizas, esa mujer se desquitó conmigo, como si yo fuera la única aquí, como si yo fuera culpable del engaño de ese hombre, sigo sin creer que todo fue una mentira.

 

—Tuvimos que hacerle un legrado, mientras estaba inconsciente, usted tenía tres semanas de embarazo.

 

Él simplemente mato el fruto de aquel amor que pensé que había entre nosotros, pero me doy cuenta quien fue la única ilusa en esta historia, pero se acabó, no más lágrimas, ya basta Valeria, tú no eres así. Estoy tan sumida en mis pensamientos que no me di cuenta de que tocaban la puerta, por instinto y miedo doy un pequeño salto, recuerdo aquella noche que mi corazón me gano y por salir corriendo pensando que él estaba lastimado, que me llamaba termine como termine, siendo golpeada hasta matar la vida en mí, hasta casi aniquilar mi alma, aquella noche no debí salir de casa y termine provocando que esa pequeña vida que crecía en mi interior muriera junto con mis esperanzas y lo que sentía por él.



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En el texto hay: amor, egocéntrico, terquedad

Editado: 08.01.2023

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