Ocho Años
NAVIDAD. DICIEMBRE, 2004.
—Brant tienes que despertar— Faith se encontraba sobre la cama de su mejor amigo sacudiéndolo para que despertara —Es hora de abrir los obsequios— El pequeño se cubrió aún más con su manta y giró dándole la espalda a su amiga. Faith molesta por la actitud del pequeño tomó un respiro profundo y finalmente gritó, logrando que Brant saliera de un brinco de la cama.
—Faith ¿te volviste loca? — Talló sus ojos sentándose sobre el colchón.
—Siempre he estado loca — Encogió los hombros restándole importancia a las palabras del niño —Pero ahora date prisa si no quieres que me quede con tus regalos — Sonrió malévolamente antes de salir de la habitación de Brant quien dando un último bostezo se puso de pie y fue hasta el baño para lavar su cara y dientes, ya que como era tradición para Navidad todos se reunían en casa de Brant, se quedaban en pijama todo el día para hacer un maratón de películas y comer lo que tuvo que haber sido la cena de la noche anterior.
Mientras tanto abajo las mamás y tías de ambos chicos estaban en la cocina preparando la comida, sus padres y tíos charlaban sobre la temporada de futbol, sus abuelos compartían las mismas historias de siempre, sus primos se perseguían por la casa y Faith acomodaba los obsequios bajo el árbol esperando impaciente a que su mejor amigo bajara.
Pronto Brant se hizo presente.
—Abramos los regalos. — Entusiasmado terminó de bajar las escaleras, pero fue recibido con un empujón por parte de Trevor, su primo, que escapaba de Eden la prima de Faith. Aquel empujón provocó que Brant cayera sobre el abuelo de su amiga, haciendo que su tazón con palomitas de caramelo volara sobre ellos hasta que varias aterrizaron sobre el cabello de Brant y otras quedaron pegadas en su cara.
Por un momento el lugar quedó en silencio hasta que todos estallaron en risas viendo como Brant quitaba las pegajosas palomitas de su rostro. Faith se acercó entre risas a él y comenzó a quitar las que en su cabello se hallaban.
—No te rías Faith — Sus cejas se juntaron, pero después no pudo evitar reír también junto con los demás. Su madre se acercó con una toalla algo húmeda y limpió su rostro.
—Deberías tener más cuidado la próxima vez, cariño — El niño soltó un bufido ante las palabras de su madre y se fue a sentar a lado de su amiga que ya hacía en el sofá junto al árbol de navidad.
Sus primos fueron los primeros en abrir sus obsequios y en cuanto tuvieron sus juguetes con ellos abandonaron la estancia para irse al salón de juegos. Los demás continuaron con su actividad, todos se mostraron entusiasmados y aunque Faith y Brant estaban agradecidos por lo que recibieron por parte de sus familias no podían esperar para ver que tenía el uno para el otro, pues todos los años tenían los regalos más especiales para darse entre ellos.
—Cariño, entrégale a Faith su obsequio — Animó su mamá al pequeño Brant que estaba demasiado nervioso. Aunque sabía que ella nunca le despreciaría un obsequio no podía evitar sentirse así y esperar que a su mejor amiga le gustara. Se puso de pie para tomar una pequeña caja que se encontraba debajo del árbol, sin decir mucho extendió su mano y le entregó su obsequio a la niña que esperaba ansiosa por ver que había escogido su amigo ese año.
Antes de comenzar a desenvolver esa pequeña caja le sonrió al niño, quien le devolvió la sonrisa al verla, pues su corazón latía demasiado rápido siempre que la veía tan feliz. Cuando Faith terminó con el papel y abrió la cajita se encontró con un lindo brazalete del cual colgaba el dije de un avión que tenía grabadas la iniciales de ambos.
—¿Te gusta? — Preguntó el pequeño cuando su amiga no dijo nada. Pasaron unos cuantos segundos para que la niña reaccionara y se aventara a él para abrazarlo fuertemente.
Brant la recibió con entusiasmo y la abrazó de igual forma un momento antes de separarse y tomar el brazalete de la cajita para colocarlo sobre la muñeca de la niña. —Lo compré con lo que el señor Brown me pagó por ayudarle a limpiar la nieve de su coche los últimos días y mamá me ayudó a escogerlo, es para cuando tengamos nuestras aventuras por todo el mundo y por cada lugar al que vayamos puedes ponerle un dije como el del avión.
Faith no podía encontrarse más feliz, era el regalo perfecto. Desde que comenzaron con sus aventuras habían planeado ir por todo el mundo para descubrir nuevos lugares y cosas juntos y que Brant haya pensado en algo tan importante para ella la hacía cosas extrañas en su estómago, que en aquel momento no reconocería como las “mariposas” que sientes cuando estás con esa persona especial.
—¡Me encanta Brant! — Admiró su brazalete unos segundos más para después ponerse de pie y recoger su obsequio de debajo del árbol, Se lo entregó a su amigo y este lo tomó emocionado.
Al abrirlo se encontró con un collar del cual colgaba un mundo y por detrás estaba grabada la palabra “ensemble”.
—Vaya Faith — Estaba sin palabras, así como él había pensado en lo importante que eran para Faith sus aventuras por el mundo ella también lo pensó para él.
—Ensemble — Pronunció las palabras grabadas en el dije con su perfecto francés pues, aunque a diferencia de los demás integrantes de su familia ella creció en Snow Falls sus raíces francesas se mantenían. —Significa juntos en francés, después de todo nuestras aventuras siempre serán juntos, juntos por el mundo.