—¿Es broma no? —indagué, inspeccionando con detenimiento el traje frente a mí.
Mel se estaba aplicando brillo labial, por lo tanto, no se inmutó por responderme. Dawson quien ya lucía con orgullo su vestimenta, negó con la cabeza y frunció su ceño, molesto.
—¿Qué tiene de malo? Mel y yo lo usamos siempre que hacemos maratón de pelis.
—Oh sí y las pantuflas son realmente cómodas. Son tan livianitas que sientes como si estuvieras caminando por las nubes —habló la aludida, luego de darse un último vistazo en el espejo.
No podía usar eso. Me negaba rotundamente a ponerme ese ridículo traje de dinosaurio y menos frente a Bladimir.
—Creo que van bastante rápido, primero deberían hacerme amar los dinosaurios y luego proponerme usar trajes como ellos, ¿No creen? —resoplé, sentándome sobre la cama.
—Noelle, vamos, es solo un pijama, pero en forma de dinosaurio. No tiene nada de malo —retomó Melissa, sonriendo de manera reconfortante.
—Pero si no quieres, Mel puede cancelar su cita y quedarse a tener una fantástica dinonoche conmi… —comenzó a proponer Dawson, originando que los ojos de su prima se abrieran de par en par.
Lo interrumpí de inmediato.
—No, no pasa nada, lo haré —accedí, permitiendo que la calma retornara al cuerpo de la chica.
—Bien, Garret ya está afuera esperándome. Cualquier cosa que necesites, llámame —me dijo, acercándose para brindarme un abrazo—. Disfruta la velada con mis primos, sobre todo el mayor —susurró, finalizando el contacto físico y guiñándome un ojo de manera traviesa antes de salir de la habitación.
El pequeño Dawson se concentró en decidir una película entre el listado extenso de temática de dinosaurio que tenía en la laptop. Me adentré en el baño y me puse el traje, el cual era de color verde y azul. Parecía una de esas animadoras de fiestas infantiles.
—Estoy lista —informé al salir, encontrándome nuevamente con los ojos azules del niño, iluminándose al verme con el pijama puesto.
—¡Te queda espectacular!
—Tampoco se trata de mentir para convivir, Daw —bromeé, consiguiendo que riera—. Y bien, ¿Qué ha dicho tu hermano acerca de la invitación?
Dawson comenzó a mover su silla de adelante hacia atrás.
—Me ha dicho que sí, pero que se lo recordara hoy de nuevo porque su mente está enredada con tantos compromisos, o algo así —expresó, no muy convencido de si estaba dando el mensaje de manera correcta.
—Oh —musité, poniendo mis manos sobre su silla, deteniéndolo—. Entonces vamos a la cocina y mientras vas a recordarle sobre tu invitación, prepararé un postre para que comamos, ¿Qué dices?
Él asintió emocionado y salimos de la habitación.
La casa se sentía más sola de lo habitual en la noche, sobre todo a causa de la ausencia de Melissa. Llegamos a nuestro destino y allí se encontraba Pat, con su cabello recogido, su ropa para dormir y unas pantuflas. Al parecer estaba tomando chocolate caliente.
—¡Noelle! —pronunció al verme, mostrándose gratamente sorprendida.
—Hola Pat —contesté, dejando la silla de Dawson en un lugar retirado de la estufa.
—¿Qué haces todavía aquí? —su mirada recorrió con confusión mi vestimenta y luego la dirigió hacia el niño, quien estaba ansioso por hablar. Se le veía en la cara—. Esto debe ser obra del pequeño Dawson.
—¡Noelle aceptó tener una dinonoche conmigo y Bladimir! —anunció feliz, originando que ella igual sonriera.
—¿Bladimir va a estar con ustedes? ¿Vestido así? —ella me miró de una manera diferente, que no pude descifrar.
—Bueno, no sé si vestido así, pero Dawson lo ha invitado y aceptó —comenté, comenzando a rebuscar tazas y los ingredientes que necesitaba para el postre.
—Genial —replicó ella, terminando de tomar su bebida. Lavó el vaso al instante, dejándolo nuevamente en su lugar—. ¿Necesitas que te ayude en algo? —cuestionó, al verme organizando los utensilios sobre el mesón.
—Sí, ¿Podrías por favor llevar a Dawson con Bladimir mientras comienzo a preparar esto?
Ella aceptó, ubicándose junto a él.
—Por supuesto, ¿Y qué prepararás? No sabía que fueras una experta culinaria —mencionó—. Espero que no me quites mi puesto, eh —dictaminó con diversión.
—Claro que no, Pat, mi especialidad es la repostería y tú eres la reina de la sazón en todos los sentidos.
Ella se mostró muy satisfecha con mi halago y salió de la cocina, dejándome sola.
El postre de arequipe había sido de los primeros que aprendí a preparar. La receta me la enseñó mi madre y con el paso de los años fui haciéndole adaptaciones, con las cuales pude participar en concursos de repostería de mi pueblo natal, ocupando siempre el primer lugar. Era mi postre estrella, por así decirlo, así que ese sería el que haría.
Además, pensaba hacer unas palomitas caramelizadas para ir comiendo mientras veíamos la película y para darle el tiempo de refrigeración al postre.
Puse un poco de música para empezar a batir la crema de leche, con la leche y el arequipe. Happy together retumbaba en la cocina, haciendo que me moviera y tarareara al ritmo de la canción.
Como estaba dándole la espalda a la entrada de la cocina, no noté que Bladimir y el pequeño Dawson habían llegado, hasta que este último habló.
—¡Cuidado con el dinosaurio bailarín!
Me sobresalté en mi lugar, la vasija que sostenía se resbaló de mis manos a causa del susto y toda la mezcla contenida se regó. ¡Rayos!
—¡Dawson! Mira lo que me hiciste hacer —me quejé, sintiéndome irritada por la pérdida de recursos.
—Lo siento, Noelle, es que Mel dijo que Bladimir de pequeño se asustaba cuando veía a Barney, el dinosaurio bailarín. Así que debía alertarlo para que no lo horrorizaras —se justificó con completa sinceridad el ricitos de oro, causando que su hermano se ruborizara y que la molestia que yo tenía se esfumara.
¿Cómo un niño podía temerle a Barney bailando?