Un Burro Para Invierno

Parte 10: Estudiar Siempre Felices... Angelus Nos Ayuda

 

   Así fue como intentaron convencer al vendedor furioso del milagro que significaba su animalito. Y cada amanecer, el burro Angelus cargaba a los niños y volaba feliz; superando los rascacielos, las lluvias y atravesando las nubes de algodón.

—¡Eso es! ¡Vamos, mi burrito volador! ¡Gracias por cargarnos hasta la escuela! ¡Ahora podremos aprender siempre! —agradecía Russell, riendo con gran alborozo y sosteniendo su paraguas mientras volaban de camino. Prometiendo que lo cuidarían por muchos muchos años.

—¡Eres un hermoso burrito de Dios! —dijo la niña.

 

A los pocos meses, el padre decidió comprar una burrita para hacerle compañía a su burro volador. Ahora, el bien amado Angelus, tenía una amiga con quién jugar y corretear feliz por los verdes prados.

 

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