Un café y buen libro

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Nicolás Duarte caminaba con despreocupación por la calle, mientras cubría su boca al lanzar un largo bostezo. No había nadie alrededor pero casi podía escuchar a su mamá decir que debía cubrirse la boca por respeto a los otros pero la verdad es que a las demás personas no podría importarles menos lo que haga un chico como él.

Llegó a la tienda, tomo un par de bolsas de papas y un jugo, además de un tubo de aquellas gomitas de frutas que le gustaban, entonces fue a pagar con su tarjeta. Sin más se encamino hasta casa mientras un segundo bostezo salía de su boca.

Debía dormir más, sobre todo este fin de semana que lo tenía libre.

Una vez en casa, que era en realidad un pequeño apartamento en un segundo piso donde había una sala que solo tenía una mesa circular de piel negra con cuatro sillones pequeños y un sillón individual que había traído de casa de sus padres, seguido, en el otro cuarto una cocina con una estufa pequeña, una mesa replegable donde podía cocinar y un pequeño mueble con sus trastes, todos limpios. Justo enfrente estaba su habitación con una cama, un librero con algunos libros y su escritorio de trabajo, además de una tele y su consola de vieja generación que le costó muchos de sus primeros cheques en el trabajo.

El chico se dejó caer en su cama, tomo su control y prendió la consola para continuar con su juego hasta que la oscuridad cubrió toda la ciudad.

Después de terminar, el chico se dedicó a ver anime y a cenar una taza de chocolate caliente con un pan dulce que sobro de la mañana. Una mantecada de vainilla grande con chispas de chocolate.

Otro día de descanso tranquilo para él. No pudo evitar sonreír. Era la vida que siempre soñó.

Su celular sonó, sacándolo de su tranquilidad pues reconoció el nombre de figuraba en la pantalla.

— ¡Mierda!— Susurro y regreso a la pantalla donde estaba viendo su anime, bajándole el volumen al tono de llamada para ignorarla— Ya me dormí…

Su noche fue tan tranquila que cuando se despertó, una leve sonrisa se dibujó en su rostro. Mañana terminaría su trabajo así que hoy debía disfrutar.

Pero al instante alguien toco la puerta de su departamento, provocando que la sonrisa se le borrara, pues estaba casi seguro de saber quién demonios era. Quizá debió responder la llamada del día anterior para evitar esto.

Aun así pensó que era inevitable, al fin y al cabo se retrasó mucho con la última entrega.

El chico comenzó a cambiarse mientras la persona tras la puerta seguía tocando y de forma cada vez más insistente.

No pudo evitar mirarse al espejo una última vez, con aquellos ojos café oscuros, labios gruesos, su nariz respingada y sus cabellos morenos despeinados, aunque cortos. Había subido de peso pese a ser delgado y se consideraba de una estatura promedio, quizá de uno sesenta y ocho, aunque no se había medido desde hace mucho.

Se había puesto un pantalón de mezclilla y una playera negra con letras blancas en ingles que al menos él jamás había traducido porque ¿Quién hace eso? Son playeras y ya.

— ¡Ya sé que estás ahí! ¡Nunca te levantas tan temprano para salir!— Insistió la voz detrás de la puerta con insistencia.

—S-sí, solo estoy terminando de escribir algo ¿Vale? No quiero que se me vaya la idea ¡Haces temblar todo! ¡Traía mis audífonos puestos!— Le respondió Nicolás abriendo su laptop para abrir el documento donde estaba escribiendo el capítulo y entonces fingió escribir algo que borro muy rápido, tratando de no hacer ruido— ¡Ya sabes cómo es esto!

Nicolás había terminado soltando un leve suspiro y abrió la puerta con una gran sonrisa— Estaba escribiendo en el cuarto pero ahora que estas aquí, deberíamos intercambiar ideas ¿No?

—Vas retrasado ¿Sabes? No intercambiaremos ideas de nada, solo quiero el trabajo terminado para ya— Le respondió el chico de forma seria mientras entraba en el departamento, seguido de una chica quien Nicolás ni noto, al menos no en principio.

Benjamín Silva es un chico de uno sesenta de altura, de tez olivácea, de ojos café oscuros, de nariz respingada. No era delgado pero tampoco muy gordo y usaba anteojos de color negro.

Llevaba un pantalón negro de mezclilla y una camisa de cuadros azules.

—Eso será complicado, ¿Sabes? Necesito el día de mañana— Comento Nicolás cerrando la puerta tras la chica— Te lo iba a mandar en cuanto terminara pero hay cosas que no me convencen aún, de todas formas ¿Es necesario que vengas con…? ¿Tu quién eres?

— ¡Es un gusto conocerte, Nicolarte!— Preguntó la chica acercándose a Nicolás con los ojos brillantes mientras le extendía su mano. Nicolás supuso que sería una fan porque lo llamo por su pseudónimo de escritor— Soy tu seguidora desde hace mucho tiempo ¡No puedo creer que te estoy conociendo después de todo!

—C-claro, gracias— Nicolás no supo que responder pues jamás había conocido a una fan en persona, pero acepto el apretón de manos.

—La verdad me gusto Altamar — Siguió la chica con energía mientras lo soltaba— Pero las nuevas obras parecen diferentes y casi no me gustan pero no paro de leerlas, por alguna razón ¿Hay algún secreto para eso? Escribir mal y aun así, generar vistas…

— ¿Escribir mal?—Nicolás sonrió de lado y luego miro a su editor con una expresión confundida.



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En el texto hay: celos, drama, drama -romance

Editado: 21.02.2025

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