Un café y la sonrisa de ella

Bebe y mucho

Llego el día del viaje, una noche antes preparaba mis maletas, en ese momento recibí una llamada y de inmediatamente reconocí la voz del otro lado de la línea.

-Lista para el viaje?

-Gabriel?

-Así es, esperabas mi llamada? Note una sonrisa en esa pregunta.

-No en realidad no, que pasa?

-Nada solo quería asegurarme de que no arrepientas de acompañarnos.

-Te recuerdo que Mindy y yo tuvimos la idea de viajar, ustedes no son más que polizontes.

-Jajajaja! Extrañaba tu sarcasmo, definitivamente estas volviendo a ser la misma de antes.

-No sé qué significa eso.

-Te dejo descansar. Nos vemos mañana.

-Descansa Gabriel.

En realidad si sabía a qué se refería Gabriel al decir que estaba volviendo a ser la de antes, pero no quería pensar en eso, sabía que se refería a aquella Zoe que saltaba en el campo como conejo, justo antes de conocer a Sebastián.

A la mañana siguiente, lleve a Roho con mis padres y la madre de Mindy paso por mí para llevarnos al aeropuerto. Mientras esperábamos abordábamos el avión, Chris y yo decidimos ir por café y fumar un cigarrillo.

-Has visto cómo te observa Gabriel amiga?

-No sé a qué te refieres.

-Se nota que te quiere arrancar la ropa. Deberías dejar que lo haga, hace cuanto no tienes sexo?

-Tu sabes hace cuánto.

Chris me observo y dijo:

-Deberías de volver al mercado, eres sexy y deberías aprovecharlo antes de que todo se te cuelgue.

-Lo sé, no soy tan afortunada como tú en cuestión de belleza.

-No es normal que no tengas ganas de tener sexo.

-Quien dijo que no he sentido ganas? Le dije sonriendo morbosamente.

-Perra! Dime con quien lo has hecho.

-Jajajaja! Con nadie, pero las ganas las he sentido.

-Deberías de aprovechar este viaje y tener sexo con un desconocido. Yo lo hare.

-Con uno?

-Bueno, veré las opciones.

Por fin nos llamaron para abordar, dirán que quien lleva un libro a la playa,? pero yo llevaba uno que me

habían recomendado, además eso me limitaba a ordenar una sola bebida. A lado mío se sentó Ruben.

-Zoe, tu no le temes a las alturas o sí?

-No Ruben, de donde sacas eso?

-No lo saco de ningún lado, pero yo si temo a las alturas.

Olvide eso de leer el libro e hice lo usual, me gire hacia Ruben y dije.

-Tranquilo, ordenaré más bebidas si es necesario, de ese modo, si el avión se cae, no lo sentirás por

estar ebrio, te parece?

-Que graciosa..

-Señorita nos puede traer dos Vodka Tonic por favor?. Solicite a la sobrecargo.

Mientras nos traían las bebidas, yo guardaba aquel libro, parece que si será más de una bebida.

Ruben permanecía quieto y en total silencio, yo pensaba en tantas cosas, comenzaba a sentir estragos de aquello que no quería reconocer, extrañaba a Sebastián, pero extrañaba tanto también el recibir un mensaje de amor, una carta o un poema, un “Buenos días”, un beso apasionado en las tardes, tantas cosas que hacen despertar “Eso” que te hace sonreír en las mañanas y que nadie sabe explicar de una manera certera. Me sentía culpable de sentirlo, acaso era un pecado el querer amar de nuevo, después de la ausencia de Sebastián? Quería pensar que no, pero sentía que aún no era tiempo de que yo pensara en enamorarme de nuevo, quería sentir esas mariposas de las primeras veces, tenía la necesidad de amar de nuevo, amar a alguien que estuviera en mi misma dimensión, sentía que cada que pensaba en eso, tenía que repetirme a mí misma “Extraño a Sebastián y lo ame profundamente” para no sentir tanta culpa. Será lo correcto? Me juzgaran? Seré feliz de nuevo? Me amaran de nuevo? Amare de nuevo?

Estas preguntas rondaban mi mente, necesitaba una señal, una buena señal, y entonces apareció:

-Señorita aquí tiene su Vodka Tonic. Dijo la sobrecargo.

Se preguntaran como es que eso es una señal. Por fin sabrán a que me refiero con describirme que soy complicada:

La sobrecargo me llevo mi Vodka Tonic, para ustedes será solo una bebida ingerida en un avión, para ayudar a mi amigo a terminar el viaje, para mí era la sobrecargo diciendo:

-La vida es solo una, no podemos remar en contra de nosotros mismos diría Whitman , busca el amor de nuevo, Sebastián lo entenderá, así que tomate este vodka y relájate.

Tome mi vodka, me gire hacia Ruben y dije:

-Por el inicio de lo que venga.

-Porque podemos beber alcohol en cualquier parte del mundo. Dijo Ruben.

Llegamos a nuestro destino y nos instalamos en el hotel, yo compartía habitación con Chris, Ruben con Gabriel y Mindy con Roberta. Estaba dispuesta a relajarme en aquel paradisiaco lugar, era una playa hermosa. Pero antes que nada pretendía dar un recorrido por el hotel para verificar lo que nos ofrecía.

En el pasillo encontré a Gabriel.

-Zoe acabamos de llegar y tú ya pretendes escabullirte para huir de nosotros?

-No, pero no es mala idea.

-Te molesta si te acompaño.

-No, por favor!

Un silencio lleno aquel pasillo. No me gustaba quedarme en silencio con Gabriel, sentía que al no decir nada, él lo interpretaría como incomodidad de mi hacia él, o tal vez pensar que mi silencio decía más de lo que quería, sé que era ideas mías, pero aun así, que trataba de llenar esos silencios con tonterías.

-El en sitio web, menciona una playa nudista como atracción. Dije sonriendo.

-Tú de exhibicionista? No lo creo.

-Si tienes razón, extraño esa época.

-En serio hay una playa nudista? Dijo Gabriel incrédulo.

-Claro que no, y si la hay solo es cuestión de unas horas para que Chris, Roberta y Ruben la descubran.

-Tus amigos son tan promiscus.

-No, pienso que solo quieren ver sus opciones.

-Y una playa nudista sería como un menú.

-Vaya! también son tus amigos, verdad?



#33624 en Novela romántica

En el texto hay: perdida, decepción, ternura

Editado: 18.08.2022

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