Un chico de otro mundo.

Capitulo tres ||Parte Uno.

Luego de ese momento, tome aire, le di una mirada desafiante al universo y solo reanude mis pasos, tratando de no parecer otra persona loca de la ciudad.

 

Caminé unas cuantas  calles más hasta que llegar a Bob’s Coffee, una cafetería familiar que no ve una remodelación desde que The Beatles estaban juntos, y ciertos miembros de esa agrupación aún seguían con vida, pero a pesar de su estilo “vintage” para no decir  viejo, este cafetín  es un buen lugar para detenerse y comprar magdalenas o tomar un café con tus amigos. Siempre que voy a la escuela me detengo aquí a devorar un cupcake de chocolate, aunque esta vez las cosas van a ser diferentes puesto a que no iba a comprar nada, y no era porque no tuviera hambre, era porque me di cuenta, demasiado tarde, que había salido de casa sin dinero en los bolsillos; y me tocaba aplicar la jugada típica de los que hojean superficialmente el menú  y al darse cuenta que no tienen dinero fingen que los dejaron plantados.

 

Me senté en una mesa que se encontraba lo bastante alejada de las pocas personas que comían un delicioso desayuno para poder descansar un rato, aunque el aroma a tocino fuera delicioso y el hecho de que mis tripas estaban rugiendo  no tenía pensado pasar mucho tiempo en ese lugar, algo me impulsaba a seguir caminando por toda la ciudad, según en mi mente esa era una buena manera de bajar  toda esa energía destructiva que mi ser tenia almacenada a niveles peligrosos, pero no estaba del todo segura de que eso fuera imposible. No soy una chica tan rencorosa, bueno si lo soy, pero mi enojo no bajaba de “Alerta, niveles demasiado altos” puesto a que, al parecer, fuera a donde fuera,  todos los televisores transmiten el mismo programa molesto; el reportaje sobre el incidente espacial más grande de la historia. Incidente en donde se cree que murió mi padre. Y encima, todos estaban hablando sobre eso, algunos incluso ya le estaban echando culpas a Rusia, Corea del Norte y China.

 

Al menos en Bob’s Coffee la televisión no figura en esa lista de locales ya que las plasmas que cuelgan en las paredes  siempre están apagadas para evitar conflictos entre la clientela sobre qué programa ver, y eso es un tremendo punto a favor para las cafeterías de clase media y que no pertenecen a ninguna franquicia. Sin contar que, las personas que entran a Bod’s solo vienen con pedidos para llevar que no tarde cinco minutos en estar listos y se van rumbo a sus trabajos o a lo que sea que se dediquen, y aquellos que comen allí solo tienen tiempo para comer y no para socializar con desconocidos. No obstante, aunque en ese lugar puedo relajar mi mente de lo que me está pasando, mis redes sociales no quieren colaboran, mi teléfono sigue sumándole puntos a mi mal humor porque reventando de notificaciones, y todo es por culpa de twitter, bonita sea la hora en la que instale esa porquería.

 

Y por si fuera poco, a eso se le suman las constantes llamadas de mi madre y de mis amigas, todas están preocupadas por mí. Y eso que, solo han pasado tres horas desde que me fui de la casa sin decir a donde iba. Una buena hija en estos momentos le contestaría el teléfono y le informaría que se encuentra de maravilla a pesar de tener un puto dolor de pies y el cabello sudado, y un mal genio,  pero no me siento de ánimos para ser una buena hija, y solo deslizo el dedo por la pantalla rechazando la nueva llamada de mamá. Sorry Mummy, solo espero que por mi propio bien, no encuentres tu ira interior.

 

Creo que alrededor de cinco minutos después que guardo el celular en el bolsillo de mi jean, siento una vibración sacudir mi cuerpo entero, eso me sorprendió inmensamente ya que no fue una suave como las que da mi teléfono cuando se encuentra en modo vibrador, esa vibración era de otro nivel, era como si en el bolsillo de mi pantalón estuviera un puto control de playstation 2, la sacudida que no duro mucho pero una vez que acabo me pregunte  si me había sentado cerca de un tomacorrientes con cables expuestos porque aquello no se había sentido normal.  

 

Mire a todos lados buscando una explicación incluso saque todo lo que tenía en mis bolsillos para buscar al causante, al no tener nada a que echarle la culpa busque entre el asiento algún artefacto creyendo que en las cercanías podría encontrarse un bromista pero nuevamente no había nada, pensé que mi cerebro y mi sistema nervioso me jugaron una broma demasiado pesada.

 

Le iba a quitar toda importancia hasta que la mesa comenzó a vibrar fuertemente, y allí descubrí al culpable; no era mi teléfono, no era un control de ps2, una máquina de bromas ni un cable expuesto sino que era el teléfono misterioso, cuya pantalla se había encendido dejando a la vista un fondo de pantalla de color rojo, y una vez que el color se intensificaba, el teléfono sacudía la mesa como si estuviera poseído por un demonio o por un tipo que domina las artes oscuras y que en lugar de poseer un ser vivo utiliza alta tecnología.

 

—Qué buscar mi teléfono tan raro. —murmure esperando que esa cosa dejara de sacudirse con tanta violencia. Sentí que todos los ojos de ese lugar se posaron en mí, gracias a que el vibrar de esa cosa era demasiado extraño  pero trate de actuar lo más serena posible, no quería que la gente supiera que esa máquina de terremotos en miniatura era un teléfono celular que me había encontrado en la calle.

 

Mire la pantalla de manera superficial como si algún mensaje me fuera llegado y fingí suspender el teléfono para “continuar” leyendo el menú pero a pesar de tener la pantalla apagada, esa cosa no dejo de moverse tan  violentamente,  sin embargo, me hice la demente y no alce la mirada hasta que los ojos de los chismosos no estuvieran fijos en mi pobre ser. Me pregunte que estarían pensando de mi persona y ese teléfono pero me encogí de hombros, sus opiniones no tenían importancia alguna en esos momentos ya que ninguna me serviría para saber porque esa cosa se agitaba de esa manera. Espere que todos miraran hacia otro lado, y una vez que no sentí el peso de la mirada de un curioso, tome el artefacto con la intensión de hallar algún botón que me permitiera apagar esa cosa y a pesar de que mi cuerpo se sacudía logre encontrar un botón que detenía esa cosa. El botón lo  conseguí en un lugar extraño, a diferencia de todos los modelos de teléfonos que conocía ese tenía un botón arriba de la pantalla, justo en donde se encontraba un logo con la forma de una estrella compuesta de triángulos, seré sincera, al principio pensé que solo era un adorno pero me di cuenta que ese logo sobresalía un poco, sin estar muy segura de lo que estaba haciendo pulse el botón, y  de manera milagrosa, el ITerremoto se detuvo sin embargo su pantalla no se suspendió como pensé que lo haría.




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