Un cielo nocturno sin estrellas -Libro 2 Jeon Jungkook

Un sueño en la realidad

 

Convivir con personas era algo complicado, porque no lograba entender por completo lo que decían, es verdad, el idioma tiene palabras que significan diversas cosas, justo ahora estaba tratando de entenderlo, pero era mejor seguir escuchando sus conversaciones antes de descifrar lo que decían ya que iba perdiendo el sentido de la conversación.

            —Y Tn, cuéntanos algo de ti, así vamos conociéndote un poquito —dijo Andress en su intento por ir incluyéndome.

            —Bueno no sé muy bien por donde comenzar —dije algo nerviosa, pues no sabría cómo explicar de mi vida, ya que hay cosas que ni siquiera yo conozco de mí —emm, tengo 22 años, estudio gestión empresarial, o bueno quiero seguir estudiando eso y me gusta ir conociendo lugares.

            —Increíble, te ves más pequeña, creería que tienes 19 o 20 —dijo Anelisse algo sorprendida —y ¿has pensado en buscar alguna universidad donde puedas seguir estudiando, cuanto te falta para poder concluir?

—Bueno no lo había pensado, llegué aquí hace poco y no pensé en retomarlo, al menos no por ahora, había pensado en darme un tiempo y procesar todo y después seguir, me falta solamente un semestre.

—Andy estudia lo mismo, podrían ver información en la misma universidad, puede que te quedes en el mismo curso que él —dijo Alejandra con una gran sonrisa y Andy asintió ante la idea de su madre.

—Sí Tn, así puedes tomarte un descanso después, un semestre se pasa super rápido, y después de eso podrás darte ese tiempo que quieres sin alguna preocupación —Anelisse me tomo la mano a modo de demostrar su apoyo —aunque cualquier cosa que elijas tiene sus ventajas.

—Muchas gracias por las sugerencias, las tomare en cuenta —respondí con una sonrisa.

Después de unas cuantas preguntas más pasé de ser el centro de atención, cosa que me permitió dejar salir el aire que no sabía que estaba reteniendo, mientras se contaban lo que habían hecho en ausencia de la señora Leonora, Alejandra y Andy, yo solo me quedé escuchando de nuevo sus anécdotas y cómo fue que llegué yo un día de repente mientras la señora Leonora esperaba a Alejandra y Andy en la recepción. Parecía todo una broma al escuchar cómo pasó todo, la manera en cómo iban contando la historia hacía que quisiera esconderme tal vez debajo de la mesa tal vez.

Nos quedamos hasta que la tarde se hizo presente y las nubes comenzaron a cubrir el cielo azul tornando el caluroso ambiente en algo fresco, pero manteniendo el toque agradable. Después de la cena la mayoría se quedó en la sala conversando de que harían para pasar la navidad, ya que esperaban salir del país a visitar a algunos familiares en el extranjero, aunque su mejor opción era quedarse aquí y que los demás vinieran ya que por lo que logré escuchar, habían pasado las ultimas navidades fuera.

—Podríamos ir a Chicago, pero preferiría que nos quedáramos aquí este año, el clima es bastante frio en esta época, además sería bueno que Fiorella regresara y estuviese aquí con nosotros, y disfrutara de estas bellas vistas.

—Ángel, ya sabes que la niña prefiere quedarse allá con sus tíos, la consienten mucho y tú la sobreproteges, así que es evidente la respuesta que tendrá —dijo Alejandra viendo como su esposo se cruzaba de brazos en el sofá luciendo como un adolescente que no puede salirse con la suya.

—Yo creo que Ángel tiene razón Ale —dijo la señora Leonora viéndolo con una sonrisa —por la mañana hablaré con ellos y les haré la propuesta, así nos ponemos de acuerdo ya que nos queda poco tiempo para organizar todo en caso de que sea aquí.

 Después de esa pequeña discordia, yo salí de la sala y fui directo a la habitación, conforme pasaba el tiempo comenzaba a sentirme más cansada y el sueño se estaba apoderando de mí. El viaje y el clima habían causado ese efecto en mi sistema, que ahora solo quería tomar un baño e irme a dormir. Me asomé por la ventana encontrándome con una vista espectacular, tomé la cámara que había comprado hace una semana mientras paseábamos por la ciudad de México y tomé una fotografía de la espectacular vista que tenía.

Mientras observaba las fotografías de la memoria no pude evitar sonreír pese a que sentía nostalgia, porque estaba viviendo cosas en familia con alguien que no era mi familia. Esperaba poder dejar de lado eso, pero pese a todo lo que pasó, me hubiese gustado poder acercarme a mi madre, que ella dejase de lado todos esos estereotipos y ansias de perfección, porque aunque pasase el tiempo, nunca pude llegar a ser lo que ella esperaba de mí, no cumplí las promesas que le hice a mi padre, o las promesas que me hice a mí de ser mejor.

Dejé la cámara a un lado y busqué algo que ponerme para después de bañarme, así podría dormir mejor, pues al fin el insomnio me había dejado conciliar el sueño después de haber estado bajo medicamento. Aun me sentía con cansancio por tantos viajes y por lo sucedido, pero sería mejor relajarme y esperar que depare el ahora en lugar de concentrarme en el ayer o el mañana, aunque fuese difícil, solo me queda concentrarme en mí, en sanar todo aquello que la vida se empeñó en herir, porque me han quedado heridas tan profundas que es imposible no ver las futuras cicatrices.

Podría sentarme a esperar a que el tiempo cure esas heridas, pero conociendo la lentitud a la que me acompaña, preferiría ayudarme en este proceso antes de esperar a que los granos de arena caigan en ese reloj.




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