Un cliché imperfectamente perfecto

Basta de fiestas, por favor.

   Al principio me quedé inmóvil porque claramente no sabía cómo reaccionar, pero luego se lo seguí y me di cuenta que teníamos una conexión muy. Nuestras bocas encajaban a la perfección, al igual que nuestras lenguas, pero nos tuvimos que separar por falta de aire.

-Wow- fue lo único que atiné a decirle.

-Si, wow - dijo el. Nos miramos por un rato con un silencio que invadía la habitación, pero no era incómodo, era reconfortante. Yo le mire los ojos y luego baje a sus labios y él hizo lo mismo. Lo único que atiné a hacer fue a mojar los labios, ni siquiera con intención de hacerlo, mí cuerpo reaccionaba por sí solo. El vio esto y se acercó tiernamente a mis labios y volvimos a besarnos. Cabe recordar la posición en la que nos encontrábamos, yo pegada a la puerta y él delante mío apretándome contra ésta.

   Este chico sinceramente me está volviendo loca, besa demasiado bien, DEMASIADO. Mis piernas, nuevamente reaccionando por sí solas, se enroscaron en su cintura y él las agarró inmediatamente. Y me llevo hasta la cama de esa habitación, damn, se estaba poniendo calurosa la situación. Él fue bajando lentamente sus besos hasta mí cuello, ufff, cuarenta grados hace más o menos. Iba desde mí cuello hasta mí oreja, dejando pequeños besos. Aunque me esté gustando demasiado esta situación, me veo en la obligación de pararla, porque me conozco y sé cómo va a terminar.

-Mmpara - le dije como pude aunque no sonó muy convincente - espera - le dije esta vez aclarando mí voz. Esta vez si me escuchó - no puedo, perdona - dije esto y me levanté y salí de la habitación. Intenté buscar a alguna de las chicas pero no hubo caso. Aunque después me di cuenta que no tenía mucho sentido encontrarlas porque no les podía contar esto. Todavía sigue en mí cabeza la cara de preocupación de Hardin, como si hubiese hecho algo mal, no, no había hecho nada mal, al contrario, todo lo que había hecho era perfecto, pero sabía a dónde llegaban esos besos y no podía perder mí virginidad con alguien que apenas conocía y encima era famoso. Decidí llamar un Uber e irme a mí casa. Por suerte mañana no habría ninguna fiesta, así que descansaría hasta el sábado, que era la última fiesta de la semana antes del comienzo de clases-infierno. 

   Mierda, no voy a una escuela cualquiera, estoy en un internado, osea, duermo ahí, y si Hardín también va a empezar en mí escuela. Shit, vamos a vivir en la misma casa básicamente. Nunca antes me había puesto a pensar eso.

DOS DÍAS DESPUÉS

-Josyyy - escuché que alguien me llamaba - JOSYYY - lo dijo esta vez gritando.

-QUEEEE - respondí de no muy buena forma.

-Es sábado de fiestaaa - dijo mí hermano, ayyy, que divertido, no sabes, una emoción impresionante tengo, dije en mí cerebro.

-Ahh, cierto, hoy vienen las chicas - le dije.

-No, hoy vienen los chicos también - dijo mí hermano, si bien no nos llevábamos tantos años, Gylbert tenía miedo de que sus amigos intenten algo conmigo, aunque me conocía y sabía que para mí uno era mas tonto que el otro pero bueno, no voy a negar que son lindos.

-Mala suerte, yo no me voy a ir, aparte es mejor para las chicas, nose si te acordás peor están "saliendo" con tus amigos, así que los juntamos y listo, aparte hoy mamá y papá no están, así que casa solaaa - pensar en esto me puso de buen humor, algo que no conocía hacía un par de días, por el hecho que ya sabemos. Pero bueno, hoy no va a estar en la previa y quizás tampoco en la fiesta. - que tus amigos traigan alcohol sino no entran ehh - dije ésto último y el se rió y se fue. 

   Hoy decidí que iba a ser un día productivo. Desayuné abundante y me di una ducha. Fui a correr, era una buena forma de desestresarme y aparte me despejaba la mente. A la hora volví a casa y ya había oscurecido. El día había pasado demasiado rápido, no lo podía creer. Llegué y me fijé la hora, 7:45. Mierda, en quince minutos llegaban las chicas y probablemente los chicos. Me fui a bañar y me cambie con lo primero que encontré, que de hecho me gustó bastante. Era un top blanco con un short negro que resaltaba mis curvas. Termine de perfumarme y me puse un poco de Rimmel y manteca de cacao, como dije, no soy muy fan de arreglarme para las fiestas, peor hoy estaba de buen humor así que me puse ropa un poco más linda y apretada de lo normal. Terminé de cambiarme y sonó el timbre.

-YO VOYYY - grité, bajé corriendo las escaleras y vi a Josh, uno de los mejores amigos de mí hermano. Era uno de sus amigos con los que más tenía relación, ya que básicamente me vio crecer. Hasta teníamos un saludo especial. Nos saludamos con un choque de manos y todo el resto del saludo y fui a abrir la puerta. Cuando la abrí me encontré con un grupo de chicos, rayos, pensé que eran las chicas. Eran como seis chicos y solo conocía a Matt y a Kori, genial. Lo bueno es que traían alcohol pero...

-Porque traen tanto alcohol? - pregunté inocentemente - le di una mirada a Gylbert y él ya sabía lo que le esperaba - mínimo me hubieras avisado que habías pasado la fiesta a nuestra casa no? - le dije a Gylbert y él vino corriendo y me abrazo y me dijo que era la mejor hermanita del mundo. Por si no se dieron cuenta, como teníamos la casa sola Gylbert decidió pasar la fiesta para nuestra casa, eso significa mucho alcohol, descontrol total, algunas habitaciones ocupadas y no con gente que iba a dormir y tener que limpiar todo mañana, pero lo bueno es que no tenía que sacar el auto o siquiera moverme de mí casa. Tocaron otra vez el timbre y eran las chicas.

-Al fin - les dije - la fiesta se pasó acá, así que vamos a mí habitación para arreglarnos y después bajamos.

   Dicho esto subimos y las chicas se empezaron a arreglar. Lo bueno de mí casa es que claramente conocía todos los rincones, entonces si necesitaba a las chicas las iba a poder encontrar. Empezamos a escuchar música cada vez más fuerte así que decidimos bajar. Había bastante más gente a comparación de fiestas anteriores, ya que Gylbert se podría decir que era el capitán del equipo. Yo fui a la cocina a servirme algo para tomar en un vaso. Abrí un mueble en donde estaban los vasos y no estaban. Abrí la heladera y lo único que tenía era alcohol. Decidí ir a buscar a Gylbert para ver qué había pasado. Lo encontré y le dije.



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En el texto hay: cliche, amor, adolescente amor

Editado: 19.08.2020

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