Un Contrato con el Diablo

Capítulo 6. "El Interrogatorio"

2:00 PM.

—Buenas tardes, ¿esta es la residencia de Simon Jones, Samson Woods, Oliver Dowson y Leander Hodge? —cuestionó el oficial líder que se encontraba en la puerta de la casa.

—Sí señor —acomodó su cabello con rapidez—, ¿qué se les ofrece? —respondió Oliver con una sonrisa nerviosa.

—¿Podemos pasar?

—Oh... eh —sus ojos se dirigieron a Lean y Samson buscando la afirmación, la cuál recibió únicamente de parte de Samson—. Sí, claro —dijo después.

Entonces, ambos policías entraron a la casa.

—Nos llegó una denuncia el día de ayer —hablaba el oficial líder mientras caminaba y miraba la casa—, el señor y la señora Jones reportaron la desaparición de su hijo, Simon Jones. Nos informaron que recibieron una llamada suya diciendo que no lo encontraban, ¿Es eso cierto? —el oficial levantó ambas cejas.

—Sí, es verdad —afirmó Sam.

—Los tutores los llamaron siete veces —miró su agenda— el día 3 de noviembre y cinco el día de hoy por la mañana, ¿por qué no contestaron?

Los tres se miraron entre sí, confundidos.
—Nosotros no... recibimos ninguna llamada —dijo Oliver extrañado.

—Están registradas, así que sí, ellos llamaron, pero nadie les correspondió. Será mejor que tomemos asiento...

(...)

Habían pasado algunos minutos desde que el hombre con heterocromía se había ido.

Y Simon aún se encontraba en ese horrible lugar.
Pero no estaba solo, junto a él se encontraban todavía ambos empleados enmascarados.

Uno de ellos, se acercó a él y colocó una cinta nueva para cubrir su boca.
Simon no sabía con certeza lo que sucedería, hasta que el mismo hombre sacó una bolsa oscura y le cubrió la cabeza.
—Tu turno —dijo, entonces el otro lo cargó sobre su hombro.

Simon entró en pánico, forcejeaba e intentaba gritar pero era obvio que no podía escapar de eso.

No sabía a dónde lo llevarían o que harían con él.

Lo único que podía escuchar eran pasos en seco.

Hasta que escuchó el sonido de una puerta muy pesada, que al abrirse de adentro salieron murmullos, gritos y lamentos.

Ambos hombres desataron sus manos y sus pies, y cuando quitaron la bolsa de su cabeza Simon pudo presenciar aquel terrible escenario:

Hombres y mujeres jóvenes, niños, algunos llorando desesperados, otros solo expectaban con terror y lágrimas en sus ojos, algunas personas desnudas, otras inconscientes, y varias siendo maltratadas, incluso quemadas.

Parecía el mismísimo infierno.

(...)

—¿Tenía Simon Jones personas que quisieran hacerle daño? —el oficial lo miraba con un bolígrafo en mano.

—No, no, no, Jonesy siempre ha sido muy pacifico.

—¿A dónde dijo que iría cuándo se fue? —dijo mientras anotaba en su agenda.

—Fue a recoger su bajo, pero él ya no regresó… —los ojos de Oliver no podían quedarse quietos.

—¿Sabes si estaba involucrado en alguna actividad ilegal?

—¡No! —dijo Oliver, como si estuviera molesto—, ya le dije que no... —, pero la verdad es que estaba muy nervioso y angustiado— ...Lo siento.

—Está bien... ya puedes salir. —Ambos se encontraban en una pequeña habitación de la casa, donde la luz era cegante, a los ojos de Oliver. Apartada de todos; Oliver se levantó y salió.

—¿Samson Woods? —preguntó su nombre el otro oficial que se encontraba afuera de la habitación, cuando Oliver salió de esta—, es tu turno.

Samson se levantó del sillón donde estaba sentado junto a Lean y Oliver tomó su lugar. Sam se dirigió a la habitación, pero antes de entrar, dedicó una última mirada al chico de cabello rubio.

Oliver sólo hizo un gesto de súplica y cruzó los dedos esperando que Sam no dijera nada. En ese momento no había nada más que pudiera hacer...

¿Y Lean?, estaba muerto de miedo y de nervios, todo lo que pasaría ahora dependía de las palabras que Samson dijera y no sabía lo que había dicho Oliver.

Sus decisiones fueron pésimas, pero rogaba desde lo más profundo de su ser una segunda oportunidad, y a pesar de todo intentaba aparentar que todo se encontraba bien frente al policía.

(..)

—¿Simon estaba involucrado en alguna actividad ilegal? —Interrogó el policía.

—No, él no haría algo como eso.

—¿Y qué hay de... ustedes?

Sam titubeó al escuchar eso. Quería poder decirlo todo, pues dentro él pensaba que esa era la mejor manera para encontrar a Simon.
Desgraciadamente para él, había algo que se lo impedía.

Y sin embargo, al no contestar la pregunta el oficial empezó a sospechar.

—¡Bien!, siguiente pregunta. —el oficial se levantó de su silla— ¿Dónde estaban esta mañana?

—Salimos a buscarlo.

—¿A dónde exactamente...?

—A casa de... algunos de sus amigos.

El oficial observó sus apuntes, y después miró a Sam con detenimiento.

—Es curioso... Samson —se acercó a él— Oliver me dijo que Simon no tenía amigos, además de ustedes.

En ese momento Sam se quedó en blanco, ¡¿qué se supone que diría ahora?!

—Dime... ¿Quién de ustedes está mintiendo? y ¿por qué?

—No, no estamos mintiendo... fuimos... —su voz tembló.

—No estás involucrado en la desaparición de Simon Jones, ¿o sí?

—¡No, por supuesto que no!

—¿Qué hay de Oliver?

—No...

—¿Y Lean?

(..)

El silencio abundaba en toda la casa, pero el ruido de sus pensamientos era fuerte.
Tanto Oliver como Lean esperaban.
Cuando de pronto, Samson y el oficial líder salieron de la habitación.

El oficial líder le hizo una seña con su mano a su compañero.
—Paul, nos vamos.

—Pero... ¡aún falta por interrogar a uno, Jack! —respondió susurrando entre dientes.

—Dije que nos vamos —reiteró con firmeza. Luego giró hacia Lean, Oliver y Samson— Una disculpa, no volveremos a molestar —dijo y después, ambos oficiales se marcharon de la casa.




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