—Mierda...
Tan pronto como Lean recibió el mensaje, se quedó con los dos expedientes que tenía en mano y con velocidad abrió la puerta para irse.
Pero no pudo dar un paso más.
—¿Adónde crees que vas... ? —parada en el marco de la puerta se encontraba una mujer de cabello negro, con un cigarrillo en su mano—. Eso no es tuyo, ¿o sí? —Bea lo miró fijamente, pues ella sabía a la perfección quién era él...
En ese instante todas las luces se apagaron, y una intensa luz roja empezó a parpadear mientras hacía un sonido estridente. Era la alarma roja de emergencia.
Bea se distrajo por esa razón.
Fue perfecto para que Lean escapara.
Lean empujó a Bea fuera del camino y corrió lo más rápido que le permitieron sus piernas hasta llegar a la puerta de salida en donde se encontraban los oficiales echando a Oliver del lugar.
(..)
—¡Necesito ayuda!, ¡saben que estoy aquí, maldita sea! —por más que gritara por su Walkie-Talkie, del otro lado no recibía ninguna respuesta— ¡Mierda!
Los oficiales golpeaban la puerta y ahora estaban a punto de romperla.
Samson sentía como sus nervios subían, el sudor de su frente y manos se lo hacía saber.
«¡¿Qué hago!? ¡¿Qué hago ahora?!»
Miró a todos lados, desesperado por una salida.
Dos minutos después, los policías derribaron la puerta.
(..)
Lean y Oliver salieron del lugar. Corrieron sin mirar atrás hasta llegar al auto de Sam.
—¿¡Qué esperan!?, ¡vayan tras ellos! —ordenó Bea y varios oficiales empezaron a correr hacia ellos.
Oliver y Lean estaba a punto de entrar al auto, cuando:
—¡¿Y Samson?! —Oliver preguntó a Lean y este lo miró con terror— ¡Lean!, ¡¿dónde está Samson?!
El sonido de disparos los desconcentró; Bea empezó a disparar al cielo como advertencia.
—¡Sube al auto, Oliver, ya no hay tiempo! —subió al auto.
—¡Pero Sam!, ¡no puedo dejar a Sam!
—¡Si no subes ahora nos atraparan!
Oliver cerró sus ojos con fuerza y tomó su cabeza. Los policías estaban cada vez más cerca.
No sabía lo que debía hacer. Pero muy dentro de él, sabía que no podía hacer nada.
Así que entró al auto.
De inmediato Lean presionó el acelerador a toda marcha.
Bea disparó a los neumáticos para detenerlos, más no tuvo éxito.
—¡Argh!, ¡síganlos!, ¡ahora!
(..)
—¡Conduce más rápido, Lean!
—¡Eso es lo que intento!
—No debimos dejarlo... —cubrió su cara de impotencia— ¡No debimos!
—¡Por favor, Oliver...!, ¡discutiremos eso después, ahora solo necesitamos escondernos!
—Conozco un lugar, es una casa oculta en el bosque, era de mi abuela...
—Es mejor que nada —Lean dió una brusca vuelta hacia un camino angosto y complicado, y avanzó a toda velocidad.
Gracias a eso, lograron perder a la policía.
5:42 PM.
Después de conducir un tiempo por entre el bosque, por fin encontraron la vieja casa. Ocultaron el auto en el garaje y después entraron.
La casa se encontraba llena de polvo, había algunas cosas rotas y cuadros caídos, no había luz, pero por suerte, sí había agua y no había animales dentro.
—Lleva cuatro años abandonada, ¡pero está en buen estado!
—Oliver, la casa se cae a pedazos... —contradijo Lean.
—Pues es esto o dormir en el bosque. Ya no podemos volver a casa… —dijo desesperanzado.
Ante eso ambos se quedaron en silencio durante algunos segundos.
—Lean... por favor dime que conseguiste algo —dijo Oliver suplicando.
—¡Oh!, ¡es cierto! —dijo Lean, después sacó los expedientes de su abrigo y los puso sobre una mesa.
Los documentos tenían fotografías y direcciones de los desaparecidos.
Tomó el primero y lo leyó:
—Reed Becker, 25 años, 123 de la calle Milford, desaparecido el 2 de Febrero de 1969, salió de su casa una vez y no regresó...
Después, Oliver tomó el segundo:
—Jasper Kent, 20 años, 84 de la calle Farnham, desaparecido el 30 de septiembre… —miró a Lean— eso fue hace un mes… Ahora ya sabemos dónde buscar.
—Aún... —dijo Lean con tono de pregunta.
Y Oliver lo miró algo ofendido.
—Sí, aún.
—Oliver… —dudó sobre si preguntar o no— ¿te encuentras bien?
—¡Por supuesto que no, Lean, no estoy bien!, ¿qué querías?, ¿que me pusiera a llorar?
—No, no es eso...
—Ahora iré a comprar comida, la necesitamos...
—No deberías... es peligroso.
—Sí... claro... —abrió la puerta—. Ya no hay nada más que perder, Lean —se fue.
6:10 PM.
Oliver conducía.
Necesitaba tiempo para procesar las cosas, y realmente no sabía qué sentir.
Pronto, llegó a una pequeña tienda local donde se estacionó.
Su mirada estaba perdida al igual que su mente.
«¿Por qué?» se preguntó múltiples veces.
Luego golpeó su cabeza contra el volante del auto.
Estaba devastado.
Después de eso, Oliver salió del auto y entró a la tienda.
Agarró tantas cosas como pudo, después de todo, tenía planeado no volver a comprar en un largo tiempo.
—Buenos días, llevaré esto —puso todo sobre el mostrador.
—Veo que compra muchas cosas, ¿tendrá una fiesta? —preguntó la chica del mostrador con una pequeña sonrisa.
—Mhmm... algo así.
—No lo he visto por aquí antes, ¿se acaba de mudar?
—Solo... eh... en realidad solo vine a... ¡Visitar a mi abuela! —sonrió falsamente con nerviosismo.
—El día de ayer dos hombres se dieron a la fuga después de robar la comisaría local, son identificados como Oliver Dowson y Leander Hodge. Si alguna vez los ve, por favor comuníquese con las autoridades —se escuchó en la radio, luego describieron sus apariencias físicas.
—Serían 21.59 libras.
Oliver miró algo asustado a la chica del mostrador.
—...¿Pasa algo?
—No, no. No pasa nada —agarró las bolsas— ¡Gracias! —dijo y se fue con rapidez.
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Editado: 25.11.2024