Un Contrato con el Diablo

Capítulo 12. "El Plan de un Maniaco"

8 de noviembre de 1969.

Una vez más, todo era oscuridad.

Lean escuchaba gritos que lo llamaban, pero por más que quisiera no podía despertar.

Estaba atrapado, la impotencia se lo comía vivo mientras luchaba.
Hasta que…

—¡Lean!

Leander despertó de golpe e intentó levantarse de inmediato, pero las cadenas de sus muñecas no lo dejaron avanzar.

Lo único qué pudo hacer fué ver cómo Oliver era llevado contra su voluntad por dos empleados y como la puerta se cerró.

(..)

Oliver estaba siendo arrastrado por un pasillo, con una bolsa marrón aún en su cabeza mientras forcejeaba.
—¡Déjenme ir bastardos! —dijo repetidas veces hasta llegar a una habitación donde lo sentaron en una silla y lo encadenaron.

—¡Diablos!, ¡cállate ya de una vez! —uno de los empleados lo golpeó en el estómago y Oliver se retorció emitiendo un quejido sordo.
Cómo respuesta ambos rieron en burla.

En ese momento, Vein entró por la puerta.

—¡Oh!, miren quién es, ¡el mismo Oliver Dowson! —se puso en cuclillas frente a él y quitó la bolsa de su cabeza.

—¡Púdrete maldito! ¿¡Dónde diablos está Jonesy!?, ¿¡dón.. —Vein lo amordazó.

—¡Guau, tranquilo! —se sorprendió falsamente—. De verdad estás muy desesperado.
Ay… Oliver —resopló con lástima falsa— creo que piensas que arderé en el infierno por todo esto... pero mira a tu alrededor —extendió sus manos— el único que arderá serás tú... —se acercó a su oído— ¿y sabes que es lo peor?, que tú mismo te condenaste.

(..)

Sam se encontraba rodeado de cuatro paredes de concreto, sentado sobre el suelo y con la barbilla pegada al pecho. Abrió sus ojos, y tan pronto como levantó su cabeza, esta se fué de lado todavía con los efectos del sedante.

Todo se veía oscuro como un largo túnel negro y todo se escuchaba lejano.
De pronto, se dió cuenta que estaba encadenado a una pared, pero no de que alguien lo observaba.

—...¿Hola? —levantó su mirada borrosa y sí, había alguien más ahí, también encadenado.

Pero, cuando su mente se aclaró, pudo ver algo en particular, una caja de madera, como si fuera un cubo atorado en su cabeza que le impedía hablar o ver, y varias marcas de cortes en ella, como si alguien la hubiera apuñalado con un cuchillo, pero sin perforar del todo.

—¿Quién eres?, ¿ese hombre, te hizo eso? —preguntó Samson aterrorizado, pero el otro chico no pudo responder— ¿Puedes escucharme...?

El contrario asintió con dificultad y luego bajó la cabeza como si estuviera deprimido.

—Bien. Tú, ¿conoces a Simon Jones?, cabello marrón hasta los hombros, no tan alto...

Aquel chico negó.

—Llegó hace ocho o siete días, así que, si sabes algo de él, necesito que me lo digas...

—Temo que eso no será posible —la puerta se abrió abruptamente—. Él no sabe nada sobre “Jonesy” —dijo su nombre en forma peyorativa.

—¿Quién es él?, ¿y por qué tiene eso en la cabeza? —Sam cuestionó.

—¡Eso no te interesa!, y la caja es porque se la merecía... —dijo aquel hombre con molestia.

—¿¡Dónde está Oliver!?, ¡te juro idiota, que si lastimas a Oliver...!

—¡Tranquilo!, hombre rudo... no dejaría que le sucediera algo malo —le sonrió.

Samson lo miró retador.
—Vas a decirme ahora qué mierda es lo que quieres de nosotros...

—¿En serio quieres que te cuente? —dijo el hombre con una sonrisa cínica en su rostro—. Bien. Verás... ustedes, ¡no son mi objetivo en absoluto! —dijo como burla— sólo son peones más.
—caminaba por la habitación— ¿Nunca te preguntaste, por qué la policía no era capaz de encontrarme?
¡Yo estuve detrás todo el tiempo! —dijo con orgullo mientras se apuntaba con el pulgar—. Pero, había un pequeño problema —se puso serio—, las personas habían empezado a sospechar sobre mis actos. Así que… tuve que hacer algo para cubrirme.

»—Al principio secuestré a Simon cómo a cualquier otro chico estúpido drogadicto... —hablaba con tranquilidad mientras acomodaba las mangas de su saco—, sin embargo, querido Samson, a diferencia de otras personas, ustedes fueron muy persistentes en encontrar a su persona desaparecida… —lo miró fijamente con esos ojos que lo caracterizaban—. Y me dí cuenta, ¡que ustedes! —apuntó a Sam con gran euforia—, ¡eran mi blanco perfecto!
Así que les hice una llamada con una trampa fácil para saber qué tan lejos podían llegar, ¡que tanto estaban dispuestos a hacer por su amigo! —apretó sus puños con emoción.
—Y vaya que funcionó... porque cuando escaparon de la comisaría, todas las personas de este pueblo conocieron sus nombres y caras.

»—Y, como los idiotas de la policía no se han dado cuenta que los manipulo, y ciertamente ustedes no tienen una buena reputación… —se acercó a él— No será difícil que los acusen de la desaparición de Simon Jones... —dijo casi susurrando.
¡Haré que todos asuman que ustedes son los culpables de todas las demás...! —gritó.

El cuarto se quedó en silencio y Samson solo observó a ese tipo... era un maldito.

—La caja es linda, ¿no? —el hombre observó al otro chico—, yo mismo la decoré...

—¿¡Pero por qué!?, ¿¡por qué nos quieres aquí...!?

—Porque si ustedes desaparecen, ¡nadie podrá encontrarlos! —dijo mientras se acercaba a él, amenazante— La policía seguirá buscando... y al mismo tiempo que yo continúe con mi negocio, la gente seguirá creyendo que ustedes están libres.

—Y la policía... ¿por qué seguirnos?, ¿qué hay de los oficiales que fueron a nuestra casa?, ¿también trabajan para tí?, ¿Montgomery?

—¡La señorita Bea tenía que fingir que era miembro de la policía "real" —hizo comillas con sus dedos— cómo esos inútiles!
Le ordené a Prescott que los siguiera, porque tenía que presionarlos... antes de la fiesta.

—¡¿Qué demonios es la fiesta...?!

—¡Suficientes preguntas por hoy!, haces demasiadas... —dijo irritado y dió media vuelta.




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