10 de noviembre de 1969.
1:00 AM.
El aire fresco invadió los pulmones de Jasper pues ahora estaba libre de la caja que aprisionaba su cabeza; Jasper sujetó su rostro con ambas manos con gran alivio.
—Eres... rizado —dijo Samson quien lo miraba de frente algo sorprendido.
Y a eso Jasper lo miró con detenimiento. Sin mostrar emoción alguna.
—Hay que irnos de aquí... —Jasper se levantó del suelo, decidido.
Sam llevó el martillo, mientras que Japser tomó un destornillador y una llave inglesa, luego, ambos salieron de la habitación.
Subieron por las angostas escaleras con sigilo hasta que llegaron a las puertas negras del gran salón.
Las mismas puertas por dónde habían pasado Lean y Simon.
Pero ese no era su objetivo, sino el ascensor que se encontraba oculto frente a las puertas.
Ansiosamente Jasper miró a ambos lados del pasillo, y cuando se aseguró de que nadie viniera colocó el destornillador entre las puertas de aquel elevador, luego, con la ayuda de la llave inglesa creó una palanca.
Después de algunos intentos fallidos, y un esfuerzo en conjunto, las puertas se abrieron con un chirrido metálico.
Ambos se asomaron a ver el fondo, pero no había nada dentro, solo inmensa oscuridad.
—El ascensor está abajo —dijo Jasper mientras aún miraba el fondo—, pero en cuanto suba saltaremos sobre él.
—Espera ¿sobre él? —Samson preguntó frunciendo el ceño.
—Dije que sabía cómo salir, no que fuera ortodoxo... —dijo Jasper con una sonrisa torcida—. Y ahora es cuando —Jasper dió un ligero golpe en el codo de Samson cuando el elevador comenzó a subir.
Y cuando era momento, ambos saltaron sobre él.
—Escucha, cuando lleguemos arriba habrá un ducto —Jasper apuntó hacia el techo mientras se elevaban—, subiremos por ahí —dijo y Samson asintió determinado.
Pero, cuando el elevador se detuvo en la siguiente planta... —Un momento... —Jasper encontró algo que no se esperaba —Está cerrado —dijo cuando vió que el ducto tenía una reja sujetada por tornillos.
Sin embargo, no perdieron el tiempo, pues los dos comenzaron a quitar tornillo por tornillo hasta que estuvo hecho, pese a la pobre luz del lugar.
Jasper fue el primero en subir.
Pero cuando Samson quiso hacer lo mismo el elevador comenzó a bajar.
—¡Rápido, sube! —Jasper le dió su mano y Sam se sujetó, pero ahora sus pies dejaron de tocar el suelo del elevador.
—¡Mierda! —exclamó Sam— ¡No me sueltes! —dijo mientras colgaba asustado intentando agarrar el borde con su otra mano.
—¡No voy a soltarte! —le dijo Jasper haciendo gran esfuerzo, pero se encontraba demasiado débil y sus manos comenzaban a sudar...
—¡Basta! ¡Deja de moverte! —dijo con voz nerviosa.
—Voy a contar hasta tres y te subiré —dijo con dificultad por el esfuerzo
—Uno… —Jasper reunió toda la fuerza que le quedaba— Dos… —apretó bien su mano— ¡Tres! —dijo ¡y tiró de Sam!
Hasta subirlo del todo.
Rápidamente ambos se alejaron del borde con temor al mismo tiempo que jadeaban y sus corazones latian con intensidad.
Sam observó aquel lugar. Eran túneles pequeños de concreto dónde solo podían estar uno detrás del otro.
—Debimos traer una linterna —dijo Samson— ¡No veo nada! —descansaba sobre la pared.
—Será mejor que sigamos avanzando —Jasper dijo aún hiperventilando—. Este lugar es tan cerrado que nos quedaremos sin oxígeno. Andando —dijo y empezó a gatear por el túnel. Acto seguido, Sam lo siguió.
Y fue así durante algunos minutos.
—Oye Jasper, no soy claustrofobico, pero esto me empieza a agobi...
Jasper se detuvo abruptamente.
—Qué... ¿Qué sucede? —Samson cuestionó.
Y Jasper tocó el concreto sobre sus cabezas con una expresión desconcertante…
—Es aquí —se sentó ahí mismo y miró hacía abajo con la mirada perdida.
—Ah... —Samson titubeó como si estuviera a punto de decir algo no prudente— No veo la salida.
—Está sellado.
—¿Estás seguro de que está aquí? Tal vez, ¿te equivocaste? —Sam intentaba tener esperanza.
—¡No, no...! Estoy seguro de que es aquí —Jasper sujetó su cabeza y la apretó con frustración— Vein debió sellar la salida ¿Cómo no lo pensé antes? ¡Que idiota…!
Después de eso, el lugar se llenó de un ambiente pesimista y desesperanzador. Era como si el silencio fuera a comérselos.
Samson secó el sudor de su frente, pues ese lugar era caluroso y el oxígeno empezaba a hacerles falta…
«¿Y ahora qué hago?» pensó Sam y dejó caer su cabeza hacia atrás.
—Lo siento —dijo Jasper mirando a un punto fijo— Debí saberlo, y ahora estamos atrapados ¡Jamás podré escapar de aquí! —dijo pues eso era lo que sentía realmente.
—¿Vas a rendirte? ¿Después de todo lo que has pasado? —Samson lo miró serio—Yo no puedo rendirme. Yo no moriré aquí... —dijo eso último para sí mismo.
Samson tomó su martillo, lo alzó en alto y ¡golpeó el concreto con fuerza!
Empezó a golpear una y otra vez intentando romperlo.
Y Jasper con la cabeza baja dirigió su vista hacia él, sorprendido, pues a pesar de todo, Sam se mantenía en pie. De verdad estaba determinado a salir de ahí. Y eso lo hizo cuestionarse a sí mismo también.
¿De verdad quería rendirse?
La respuesta era: no.
Jasper tomó la llave inglesa y se unió a él en una lucha conjunta. La lucha por la libertad que tanto anhelaban.
No iban a retenerlos más, estaban hartos de eso.
Solo fue cuestión de tiempo y mucho esfuerzo para que un rayo de luz iluminara el rostro de Samson.
—¡Casi lo logramos! —una sonrisa de esperanza se formó en el rostro de Samson. Y Jasper lo imitó.
Pronto, llegaron a la superficie.
—Oh, esto debe ser una broma —dijo Sam mientras salía por el agujero, cuando observó aquel pequeño baño—. Dime por favor que no tendremos que esquivar guardias… —le preguntó a Jasper, pero este ya había salido apresuradamente del cuarto cubierto de azulejo.
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Editado: 25.11.2024