Un Cruel Destino

CAPÍTULO 11

DANIELA BLOSSOM

La muerte deja un dolor asfixiante detrás, te muele el corazón y te deja sin aliento, la vida parece ir en cámara lenta mientras las manesillas del reloj siguen su curso.

No hay dolor más grande que extrañar a alguien y saber que no podemos hacer nada al respecto , que al despertar ya no este aquí, que jamás volvera, que nunca más podrás darle un abrazo, que desperdiciaron tanto tiempo en el que pudieron quererse a montones.

El destino se ha empeñado en ser cruel conmigo, me ha hecho caer de nuevo al suelo, me ha dado donde más me duele, en lo único que me mantenía cuerda después de tanto dolor.

Era tan pequeño para morir...

¿Cómo seguir si la razón de tu vida se fue? ¿Cómo despertar si cuando lo haga ya no estará?

El momento de decir adiós ha llegado, todos los miembros de la manada se encuentran presentes para dar sepultura a las personas perdidas en batalla, para dar las últimas palabras y finalmente ser liberadas.

El cuerpo de Mateo se encuentra tendido junto a los demás cuerpos colocados sobre pajas adornadas con flores, su rostro pálido es una daga para mi ya herido corazón.

La vida a escapado de su cuerpo, no he parado de llorar desde que desperté, caer en la realidad fue lo más doloroso que me ha tocado experimentar, ni los golpes, el rechazo, las humillaciones me han dolido como perder a la única persona en el mundo que amaba.

Mi hermano...

-Hoy nos reunimos no para festejar, hoy Black Moon se encuentra de luto, hoy decimos adiós a guerreros y guerreras caídas en batalla- comienza a hablar Eros- la vida se trata de ciclos, de desiciones y caminos, hoy sus caminos se separan de los nuestros, su ciclo termina para comenzar otro, siempre los recordaremos con gratitud y cariño, pidiendo a nuestra madre los coja en brazos dándoles descanso, que la batalla de hoy nos lleve a la gloria de mañana- termina de hablar, cada persona toma una antorcha para liberar los cuerpos.

Camino despacio para tomar la antorcha, miro a mi alrededor, personas lloran su perdida mientras que otras los acompañan, todos sufriendo por lo mismo.

Miro al frente, me encuentro sola, los recuerdos son los únicos que me acompañan hoy, se que me dolerá más dentro de unos días, que cada minuto perderá sentido para mi y aun así la enciendo, el fuego comienza a consumir la paja mientras los recuerdos se reproducen uno tras otro en mi cabeza.

*

-Quien es él mami- sonrió mirando a un pequeño bebe en los brazos de mi madre.

-Es tu pequeño hermano- sonríe- debes cuidar de él como nos cuidamos entre nosotros.

*

-Mateo no hagas eso- rio al ver a mi pequeño hermano llenarse de lodo.

-Pero que paso aquí- pregunta mi madre horrorizada.

*

-Te quiero hermanita- sonrió al ver esa carita tierna que tiene.

-Yo también te quiero lobito- sonríe.

-Estaremos siempre juntos cierto- lo miro.

-Siempre juntos- digo como promesa.

*

-Tienes que cuidar de el con tu vida- mi madre me mira.

-Pero que pasara con ustedes- lloro mirando a mi madre.

-Nosotros los protegeremos-sonríe con lágrimas en los ojos.

-No los quiero dejar- lloro.

-Dany tienes que prometer que cuidaras de tu hermano- toma mis manos- promételo.

-Lo prometo mami- digo llorando.

*

-Lo siento- susurro entrecortadamente- no cumplí la promesa que te hice madre, lo siento mucho- lloro mientras miro como el fuego consume el cuerpo de Mateo llevándose con el mi alma entera.

Nadie te prepara contra la muerte, esta suele ser silenciosa y sorpresiva, mi vida a perdido su rumbo, ya no existe nada que me una a este mundo, su estrella ha dejado de brillar dejando en completa oscuridad mi cielo.

El fuego termina y solo las cenizas quedan, comienzo a recoger los restos de Mateo guardándolos en una cajita que Nana me ha obsequiado.

Me levanto con todo el dolor de mi corazón dirigiendome hasta el lago, el cuerpo no me responde bien, el dolor físico no es nada comparado con el del corazón.

El agua cristalina y en calma me aterra, miro a todos los demás dejar ir lo que les queda de sus seres queridos.

La caja en mis manos es lo único que me queda de él, lo único que me pertenece de este lugar.

-Es tiempo- Alex se acerca, toma mis manos junto a la caja, su mirada comprensiva me hace negar- tienes que soltarlo- sollozo, me rehusó a dejarlo ir.

-No puedo hacerlo- Alex toma mi mano, se que intenta darme apoyo y se lo agradezco en silencio.

-Su ciclo con nosotros ha terminado, lo mejor que podemos hacer es darle descanso- lágrimas recorren mis mejillas, el hueco en mi pecho se agranda.

Dejándolo ir, suelto las cenizas en el lago, el aire y el agua se llevan junto a ellos mi vida entera.

-Era tan pequeño- digo mirando el agua llevar lo que quedaba de él- no merecía morir- sollozo- El no merecía morir, no lo merecía

-Sé que ningunas palabras de aliento te ayudaran a sanar el dolor de tu corazón- toma mi mentón y me hace mirarle- y no sabes cuánto quisiera quitar las lágrimas de tu ojos y el dolor de tu pecho- toma mis manos- siempre estaré aquí para ti.

Lagrimas gruesas cruzan mi rostro, una tras otra, el dolor de mi pecho no hace más que incrementar. Sollozos salen por mi garganta impidiendo mi respirar, y aunque he llorado lo suficiente el dolor no logra disminuir.

Cuando la noche llega el dolor aumenta, ya no tengo sus cálidos abrazos, ya no escucho su cálida voz, ya no tengo su mirada, él se fue y con él se llevó mi todo, cada respiro cuesta más que el anterior.

Quisiera poder regresar el tiempo y volver a vivirlo junto a él, cambiando las cosas malas y solo teniendo momentos buenos, pero no es posible y me duele más que cualquier maltrato físico, es un dolor que acaba conmigo.




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