Un Demonio Sin Corazón

∘☽= 10.- No le jales la cola al diablo =☾∘

El menor de los tres había respondido ambiguamente y de manera que podía interpretarse como se le diera la gana. Su mente era muy entrometida y mucho más cuando no conseguía las respuestas que necesitaba. Ahora YoonGi ya sabía de su curiosidad por los ojos rojos y por la forma en la que lo mirada, lo hacía sentir como un maldito loco.

Así que no tuvo más opción que salir de aquella habitación peor de como había entrado… con más preguntas de las respuestas que encontró. ¿Qué se suponía iba a encontrar si seguía preguntando? ¿Qué escondían? ¿Qué eran? ¡Ah! Todo era demasiado difícil.

Taehyung creía que su vida no podía ir de mal en peor hasta que, a su teléfono empezaron a llegar mensajes de su antiguo novio; Mingyu. No podía ser cierto. Él no podía ser tan hijo de puta y volver como si nada hubiese pasado.

Acostado en su habitación revisaba el remitente; un número no agendado. Pero por lo que se leía en esos mensajes, sabía que era él. No podía ser nadie mas que él.

Necesitamos hablar, osito.

No preguntes como tengo tu número, pero no he dejado de extrañarte.

Volverás a ser mío. No te alejes mucho, estaré cerca de ti. Lo prometo.

Un mensaje tras otro caía en su buzón y no podía con la angustia que estaba embargando su cuerpo. Su mente regresando aquellas imágenes que por mucho tiempo se obligó a olvidar, estaban volviendo como flashes sin parar, recordándole que había sido débil porque le había permitido todas clase de bajezas hacia su persona durante el tiempo que fueron pareja. Y si bien podría culpar a su inexperiencia e inocencia, sabía que era responsable de todo lo que tuvo que soportar por amor. Demasiado tarde entendió que aquello jamás había sido amor.

Alguien que ama no lastima a matar… Lo sabía ahora.

La noche lo alcanzó y el sueño lo venció después de esconderse entre las almohadas para mitigar el ruido de gemidos incesantes que llenaban la casa entera… y es que eso no era normal. Alguien no podía satisfacer de esa manera a otra persona… ¿Cierto? ¿Es que, acaso era el dios del sexo? No sabía cuanto más soportaría ese escenario y con esas preguntas en su mente, finalmente cayó en los brazos de Morfeo, lo sabía porque definitivamente el Jungkook que le sonreía de esa manera tan linda no podía ser real. Aquel escenario era raro. No podía asegurar que era lo que estaba viviendo, pero lo que sus ojos estaban viendo parecía más como un holograma. Delante suyo, ese hombre le sonreía a alguien… una mujer que de repente pasó a su lado sin inmutarse de su presencia y tomaba las mejillas de ese hombre que por unos momentos perdió la frialdad en su mirada. Era como si Taehyung, simplemente estuviera viendo a través de los recuerdos de alguien más. Todo el lugar no era actual, las sillas, las ventanas e incluso la ropa parecían de otra época.

¿Pero por qué? ¿Por qué estaba viendo aquello con Jungkook en ese momento? ¿Por qué él seguía colándose en sus sueños? Todo era demasiado confuso… El miedo de entender que estaba en un lugar que no era normal, lo despertó en el momento que los ojos color rubí de ese hombre lo observaron directamente.

Sobresaltado se cuestionó apenas abrió los ojos y se dio cuenta que el sol ya resplandecía. La alarma sonaba. Seis treinta de la mañana. Suspiró con pesadez cuando finalmente comprendió que aquello había sido un sueño. No había descansado mucho y su cuerpo se lo reclamaba. Sentía que las sábanas se le pegaban al cuerpo y la cama no lo soltaba.

Que fácil sería poder usar el dinero que le había dejado el señor Jeon, se decía y sonrió para sí mismo por siquiera sopesar esa posibilidad. Qué estupidez.

Así que, a regañadientes se levantó de la cama lo más rápido que pudo y se dio una ducha de agua fría para desaparecer todo rastro de pereza en su cuerpo. Cuando la alarma volvió a sonar, ya estaba vestido y listo para salir directo a su trabajo, pero ni bien puso un pie fuera de su habitación, Jungkook chocó con su cuerpo tirándolo al suelo. Taehyung iba a comenzar una guerra otra vez, pero ni bien recordó la mirada en sus sueños, decidió callarse.

—Lo… siento, no fijé.

Se disculpó rápidamente, ni siquiera sabía por qué, simplemente lo había hecho como método de protección, recibiendo como respuesta una mirada llena de odio. Esperaba un ataque, pero sorpresivamente aquello no llegó y cuando planeaba responder algo más, su celular comenzó a repicar, obteniendo también la atención de ese hombre que no avanzaba. Taehyung ignoró el teléfono y se puso de pie. Acomodó su ropa y siguió caminando. No saludó ni se despidió, decidió que lo mejor sería ignorarlo por la tranquilidad de ambos.

Aunque lo que no podía ignorar era el incesante sonido de su teléfono.

—¡Maldita sea, deja de llamarme! ¡¿Se te ha olvidado que tienes una orden de restricción?!

Gritó una vez que estuvo fuera de esa casa. Sus manos temblaban y el pánico comenzaba a robarle el oxígeno. Había olvidado lo mal que la pasaba cuando de Mingyu se trataba. Él golpeándolo, humillándolo y exigiéndole dinero lo estaba ahogando. En aquel tiempo se sintió solo, miserable y acorralado. En aquella enorme ciudad no tenía a nadie, solo era él y Mingyu “construyendo” su propio hogar y el desasosiego estaba haciendo de las suyas. Tenía miedo… sus piernas temblaban y apenas llegó a la banqueta, tuvo que sentarse en ella para no desfallecer. Su estomago estaba revuelto y sentía enormes ganas de vomitar, el sudor en su frente delataba su ansiedad, entonces ocultó su rostro entre sus brazos hecho un ovillo mientras esperaba que el malestar se fuera.




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