Un Demonio Sin Corazón

∘☽=12.- Un juego donde solo uno gana∘=☾∘

12.- Un juego donde solo uno gana

"Un demonio no destruye… descompone, lentamente, sin que notes cuánto ya perdiste."

Aquel escenario estaba resultando exactamente como él quería. Gracias a que Nayeon durmió en su casa, esa mañana había sido ella quien se había llevado su coche, dejando vacío su espacio en el estacionamiento. La movida inicial para su juego…

Ese enfermero era mucho más estúpido de lo que esperaba. Había notado un patrón durante los días que estuvo vigilándolo y era su creciente curiosidad. Gracias a eso, había caído en su trampa justo como lo había planeado y su sonrisa delataba la satisfacción que sentía por haberlo encerrado.

—¿Y qué gano yo? —inquirió ladeando el rostro, mirándolo con fastidio.

—Te daré lo que quieras… —respondió Taehyung rápidamente—. Solo ayúdame.

Justo como quería. Hacer sentir sin salida a los humanos para que siempre le entregaran loque deseaba sin poner mucho esfuerzo era su método más común. Con el deleite de ver sus planes en marcha, sus manos se ocultaron dentro de sus pantalones mientras seguía observándolo con desinterés.

—¿Y qué te hace pensar que necesito algo de ti, zorrito? Mejor dicho… ¿qué te hacer creer que siquiera me interesa cambiar algo contigo?

—No, no lo sé… —añadió nervioso, mirando a cualquier lugar menos a sus ojos—. Yo-o… de verdad necesito ayuda. Él no deja de insistir y ha comenzado a acecharme.

—Y tú, realmente piensas que… ¿tus problemas me interesan? —Jungkook se mofó con un aire de arrogancia, mostrando una aburrida sonrisa ladina—. El que siquiera lo insinúes, me causa gracia.

—Oye, de verdad estoy desesperado —explicó Taehyung ansioso, sintiéndose acorralado—. No deseo encontrármelo, no quiero verlo. El solo imaginar ese escenario vivo aterrado. Tú no sabes lo que es sentir la paranoia de topármelo en cualquier momento.

Recordar cada una de las cosas vividas al lado de Mingyu, le hizo erizar su piel y pensar que lidiar con Jungkook no podría ser más difícil que eso.

—Mírate… luces patético —se burló—. ¿Tan desesperado por protección que recurres a tu enemigo? Tú sí que eres miserable.

Taehyung no respondió, sabía que él usaría lo que fuera para humillarlo, pero si no contestaba, cómo se zafaría del problema en el que estaba por entrar a su habitación. Estaba entre la espada y la pared. Le decía lo que quería escuchar o fingía un desmayo… aunque lo segundo no fuera su mejor opción.

—Él…

—Tu sangre… —lo interrumpió harto de esperar—, me darás tu sangre.

Entonces la oscura mirada inquisitiva que recibió de él, congeló su sangre y detuvo su respiración por un segundo.

—¿Qué? —cuestionó frunciendo el ceño, sintiendo que el oxígeno no llegaba a sus pulmones.

Todo a su alrededor comenzó a dar de vueltas y los cabos sueltos comenzaron a juntarse. Él sabía que ellos no eran humanos, al menos, Jungkook no lo era. Nadie que pudiera cambiar el color de sus ojos de esa manera. No había explicación humanamente posible. Por eso, ahora que él le pidiera aquello era como una respuesta a una de las tantas preguntas que tenía guardadas en su cabeza.

—Tres… —Jungkook interrumpió sus pensamientos con una cuenta regresiva en su mano—. Dos…

¿Qué debía decir? Imaginar a Mingyu golpeándolo, siguiéndolo y obligándolo a tener relaciones era algo que ya no deseaba repetir, así que no tuvo más opción que darle lo que quería.

—Un-…

—¡Acepto! Está bien, acepto.

Respondió rápidamente sin pensar en las consecuencias e inmediatamente después de acceder ya estaba arrepintiéndose. Maldecía a su estúpida curiosidad por ponerlo en esa posición. Si nunca se hubiera metido en esa habitación eso no estaría pasando.

—Vaya… Resultaste mucho más estúpido de lo que pensaba —Jungkook sonrió glorioso—. Ese tal Mingyu te tiene aterrado.

—¿Por qué mi sangre? —preguntó Taehyung cambiando de tema con fingida calma mientras tragaba con dificultad para eliminar ese nudo en su garganta.

—Para pintar… —respondió de igual manera, admirando la belleza plasmada en los cuadros colgados en su pared.

Sus pasos eran lentos con una cadencia elegante que le hacía lucir ese pantalón oscuro ceñido a sus piernas, el cual dejaba admirar un bonito y trabajado trasero mientras su torso solo vestía una camisa blanca con las mangas dobladas sobre los antebrazos y un chaleco del mismo color, casi parecía que flotaba ante los ojos de Taehyung que no podía quitarle la mirada de encima, todo de él era magnético, hipnótico… demasiado atrayente para su débil cordura humana.

Él finalmente llegó a donde estaban las bebidas alcohólicas y tomó un vaso de cristal bajo la atenta mirada de él, tanto que podía sentir el nerviosismo de ese enfermero en su sistema… entonces puso una bola de hielo perfectamente construida, bañándola por completo en vodka mientras disfrutaba el sonido de ese corazón bombeando sangre por todo su cuerpo.

Taehyung sentía como su garganta se iba secando con el paso de los segundos, pidiendo un poco de aquella bebida, saboreando el aroma en su boca por lo que se obligó a salivar para humectar su lengua y poder hablar.




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