Un DÍa Para Conquistar A Mi Crush

CAPÍTULO 1

Mi vida es bastante normal como cualquier otro ser humano del mundo. Tengo responsabilidades que cumplir y problemas con la cual lidiar al igual que todos.


Hoy, sábado. Un día muy caluroso.

Estaba saliendo de mi trabajo.

Trabajo en una cafetería que queda a veinte minutos de mi casa. He estado trabajando aquí desde los quince años, actualmente tengo dieciséis años de edad, en cinco meses cumpliré diecisiete años.

Me gusta ser independiente, no me gusta depender de nadie, solo si es necesario. Mi mamá estuvo de acuerdo con mi decisión y me apoyó, excepto mi hermano mayor Sebastián, quién se opuso y dijo que lo único que yo debería de hacer es estudiar, que soy menor de edad y que aún no estoy lista para tener un empleo. Mi mamá habló con él, logrando convencerlo. Pero con una condición.

Y esa condición fue, que solamente trabajaría durante las vacaciones de verano e invierno, como no tenía alternativa, acepté.

Me ha ido muy bien por suerte y lo he podido conservar.

La cafetería se llama;

EL CAFECITO.

Bastante original el nombre, ¿no?.

Es bastante agradable y no me quejo.

Llevaba colgado por mi hombro mi pequeña mochila de princesa.

¿Quién usa una mochila de princesa con sus casi diecisiete años de edad?

Pues yo. No me importa ni una mierda lo que piensan los demás. Soy feliz.

En mi mano derecha llevaba un café y mi sudadera. A la mañana hizo un poco de frío, pero ahora estoy a punto de derretirme. Y en la otra mano llevaba mi celular.

Estaba mirando mi Instagram mientras caminaba con cuidado, pero me despiste por un segundo y pasó lo que más temía. Choqué contra un chico y se derramó por completo el café que llevaba en la mano por él.

Cómo pude ser tan torpe.

—Yo.... Lo siento mucho, —susurré muy avergonzada, ni siquiera lo pude mirar, aunque apostaba que ha de estar muy molestó.

—Para la próxima ten más cuidado, —aconsejó algo irritado.

Al escuchar su voz lo reconocí de inmediato.

Levante mi mirada hacia él para confirmar mi sospecha.

Ahora sí quiero que la tierra me trague.

No podía creerlo, me quedé mirándolo como una boba, y él, al percatarse que lo estaba mirando, suavizó de inmediato su mirada al saber que era yo.

Él estaba a punto de decir algo, pero antes que pudiera hacer eso, salí corriendo.

Es la cosa más estúpida que he hecho en mi vida. Siempre confrontó las cosas con firmeza, pero ahora salí corriendo como una cobarde.

Llegué a mi casa.

Me di una ducha rápida y después de eso me tiré a la cama. Estaba tratando de procesar lo que pasó hace un rato enfrenté de la cafetería.

Y aún no puedo creer que sea a él a quién derramé mi café accidentalmente y lo peor de todo es que ni siquiera me pude disculpar.

O sea, me disculpé, pero no como corresponde.

Mi cara se ruborizó tan solo recordarlo.

¿Quién derrama café a su crush y luego sale corriendo sin siquiera haberse disculpado?

Soy tan torpe y todo ha sido por culpa del celular que me había distraído en un segundo.

Pasé mi mano por mi cara con nerviosismo.

¿Ahora cómo haré para disculparme?

No podré confrontarlo después de esto.

Torpe.

Tocan el timbre de la casa.

Y ahora quién viene a molestar. Abrí la puerta y me sorprendí al ver a la chica que estaba parada frente a la puerta.

—¿Me invitarás a entrar o te quedarás mirando con esa cara?, —niego con la cabeza y me hice a un lado para que pudiera pasar.

Yo aún no podía decir nada. Estaba en mood: ¿¿¿¿QUÉ???? ¿¿¿QUÉ HACES AQUÍ???

—¿Te quedarás ahí parada sin decir nada?, —preguntó levantando una ceja.

Cuando por fin reaccioné, cerré la puerta y me fui junto a ella.

Y lo primero que hice fue preguntarle directamente, —¿Qué haces aquí?.

—¿No te alegra verme?, —respondió con otra pregunta. Rodé los ojos. Ojalá mi madre esté aquí o mi hermano mayor, ya que ellos son los únicos que pueden lidiar con ella.

Pero para mi buena suerte justamente entró a la casa Sebastián. Quién también se quedó tan sorprendido al ver a la persona quién estaba sentada en el sofá tranquilamente como si estuviera en su propia casa.

—Emm... yo quedé con una amiga, y se me está haciendo tarde, —me excuse con nerviosismo. Mi hermano me hizo una seña que entendí perfectamente lo que significaba.

Me fui a mi habitación, tomé el celular para llamar a mi mejor amiga, pero encontré el mensaje de Jenny. Es una amiga que conocí en internet y nos hicimos muy buenas amigas.

Había quedado con ella para ir al centro comercial.

Me miré al espejo para ver mi aspecto, y en realidad me veía bastante bien. Solo me puse un poco de labial, acomodé mi cabello y ya estaba

Tomé mi cartera y mi celular.

Mi hermano le estaba gritando a la pobre chica, quien por cierto se llama Sandra.

Es nuestra media hermana, es una larga historia de la cual no me gusta hablar.

—Ya me voy, —avisé antes de salir de la casa.

Escribí a Jennie para decirle que estaba en camino.

Estaba en la parada de autobús. Tomé el autobús que iba hacia el centro de la ciudad.

Luego de unos cuarenta minutos llegué a mi destino.

Logré localizar a Jennie sentada en un patio de comida con su celular en mano y una malteada, que supongo que es de fresa.

—¿Un mal día?, —interrogó divertida cuando estuve a unos centímetros de ella.

—¿Se nota mucho?, —pregunté negando con la cabeza.

—Bastante, —afirmó después de algunos segundos con una sonrisa bastante coqueta.

Al parecer notó que no iba a decir nada, así que ella volvió a hablar.

—Pensé que me dejarías aquí plantada, —sonrió amargamente.

—Pero no lo hice, —exclamé con una sonrisa de boca cerrada.

Ella asintió.

Habíamos decidido quedar a almorzar en el patio de comida, antes de ir al centro comercial que estaba enfrenté.



#14174 en Novela romántica
#2593 en Chick lit

En el texto hay: crush, amor, amistad

Editado: 05.03.2024

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.