Un DÍa Para Conquistar A Mi Crush

CAPÍTULO 4

—¿Estás mejor? —pregunté a Chloe preocupada. Ella asintió con una sonrisa melancólica.

Mi mamá se había ido a buscarnos, al principio me regañó por no haberla avisado para que viniese a recogernos. Pero Chloe intervino antes los regaños de mi madre, diciendo que fue su idea y que yo no tuve nada que ver. Que simplemente yo respeté su decisión sin cuestionar, a pesar de que yo había sugerido que podíamos haber llamado a ella (refiriéndose a mi mamá). 

Mi mamá no dijo nada más y tampoco me volvió a regañar. 

Por la mirada de mi mamá, supuse que se sentía mal al ver a Chloe tan vulnerable y rota. 

Estábamos en casa viendo películas de acción mientras tomábamos chocolate caliente con donas. La lluvia poco a poco se iba intensificando.

Mamá había llamado a la mamá de Chloe para avisarla que ella estaría en casa hasta que la lluvia parará un poco más.

Al llegar a la casa tuvimos que cambiarnos de ropa, ya que nos habíamos empapado por completo. Chloe es de mi talla, así que le había quedado perfectamente mi ropa.

Estábamos en mi habitación, ambas llorando por la película romántica que acabamos de ver. 

Empezamos viendo una película de acción y terminamos con una película romántica.

Después de unos cinco minutos de haber terminado de ver la película romántica, apareció la mamá de Chloe. Había dejado de llover fuertemente. Ahora solo lloviznaba.

El estado de ánimo de Chloe cambió rotundamente cuando apareció su mamá.

Chloe podía esconder perfectamente todo su dolor a través de esa sonrisa tan risueña, con la actitud positiva y alegre.

Cuando en realidad no es así.

Ella sabía perfectamente cómo esconder su dolor frente a cualquier otra persona, y más aún frente a su madre. 

Su madre es una persona extremadamente estricta. Parece que estoy exagerando, pero no. 

Recibe mucha presión de parte de sus padres. 

Me acuerdo de que cuando sacó un nueve en su examen, sus padres la castigaron durante tres meses, sin celular, sin salir, fue terrible. Durante esos meses tuve que ir a visitarla.

Yo que siempre sacó siete, ocho en mis exámenes. Y si sacará un nueve en mi examen, a mi mamá le daría un infarto.


 

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CHLOE

 

Estaba acostada escuchando música.

Había recibido un par de mensajes de Natalia, preguntándome si estoy bien, si necesito algo, que si quiero, ella puede venir a mi casa, y un montón de cosas más.

Todos merecemos una amiga como Natalia, pero no cualquiera debe ser digna de su amistad.

Agradezco tener una amistad sincera como la de Natalia.

—Bebé Chloe, hoy tengo guardia. Si no quieres quedarte sola, puedes llamar a Sandra. —dijo mi mamá desde el otro lado de la puerta.

—Estaré bien, mami, no te preocupes. —dije con todo el ánimo más falso.

—Bien, te dejó dinero por si quieres pedir comida rápida. —Fue lo último que dijo.

Mi estado de ánimo estaba por el piso, no tenía ganas de nada, lo único que quería es llorar hasta el punto en que me quedé sin lágrimas.

Quería llamar a Natalia, pero ya no quería molestarla, aunque sé que para ella no sería ninguna molestia.

Apagué la música.

Ya ni siquiera la quiero escuchar porque cada canción que escuchó me hacía recordar a él. 

Todo era él. 

Sus mensajes, sus llamadas y notas de voz, sus canciones, su sonrisa, sus besos, sus abrazos, su mirada, sus caricias, su tristeza, sus lágrimas, sus celos, su enojo, pelea y discusiones, sus disculpas, sus decisiones, sus mentiras.

Cada detalle y cada momento que compartimos.

Me gustaba vivir bajo sus mentiras, yo sé que es una locura, pero vivir bajo la sombra de sus mentiras era una forma de evadir la cruda realidad.

Y la cruda realidad es que él y yo sabíamos que esto terminaría de esta manera.

Me duele saber que se ha ido y que esta vez sea para siempre.

Sentí mi corazón crujir como un espejo romperse en mil pedazos.

No me había dado cuenta de que estoy hecha un mar de lágrimas. 

¿Por qué dónde dolía tanto?

Aún no estoy lista para contar lo que sucedió en realidad.

Lo haré cuando me sienta bien y sepa sobrellevar esto por mí misma.

Por más rota que estoy, sé que estaré bien, tomará su tiempo, pero sé que voy a sanar.

Y cuando me sienta segura y lista, le contaré todo a Natalia. Ella es la mejor persona que pudo llegar a existir, porque ella nunca te preguntará o te presionará a contar lo que te sucede. Si tú no quieres hacerlo, ella siempre te dará tu espacio y tiempo, te escuchará y te apoyará sin juzgarte.

No sé qué hice para merecerme su amistad.

Había dejado de llorar.

Tomé mi chaqueta y mi celular. Salgo de mi habitación.

Bajo las escaleras con rapidez. Tomó el dinero que mi mamá me había dejado. Tomé las llaves de la casa y salí.

Una ráfaga de viento chocó contra mi piel haciendo que me erizaran. El cielo estaba completamente nublado, también estaba lloviznando.

Amo la lluvia. 

Comencé a caminar sin rumbo fijo, solo quería olvidarme de todo.

—¡Aaaaaaaaaaaaaaaaaaa!, —grité del susto.

Alguien me tapó los ojos por detrás. Cuando me soltó, di un brinco. 

Cuando preparaba un puñetazo para darle a su cara. 

—Tranquila, nena, soy yo, Dylan. —expresó en rendición

—Casi me matas del susto, Idiota —dije irritada.

—Te hablé desde lejos y parecía estar en otro mundo. Así que te seguí.

Ahora todo tiene sentido. Había escuchado mi nombre a lo lejos, y pasos que me estaban siguiendo, pero no le di tanta importancia. Pensé que sería cualquier otra persona que hablaba por teléfono y caminaba en apuros.

—¿Te encuentras bien? —preguntó mirando de pie a cabeza, preocupado. 

Bajé la mirada.

Acaso se notaba tanto, ¿y cómo es posible que mi madre no lo notará?

—Sí, —mentí con una sonrisa triste.



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En el texto hay: crush, amor, amistad

Editado: 05.03.2024

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