Un Diablo Encantador

CAPITULO 7

NATASHA

Me duele la cabeza cuando me despierto, abro los ojos en una habitación la cual reconozco enseguida. ¿La casa de Daryl Victorino? ¿Que hago aquí?. 

Siento una fragancia embriagadora que me hace cerrar los ojos y soltar un pequeño jadeo. Me siento algo ligera, miro mí ropa y veo que solo llevo una camisa, es lo que tiene este perfume.

Giro la cabeza hacia al lado y veo a Daryl dormido a mí lado, su espalda está apoyada en la cabecera. 

 

– Mmhh... –intento levantarme.

 

– Ey... ¿Que haces? –me pregunta despertando–. ¿Te sientes bien?.

 

– Aamm... Si. –digo bajando la mirada–. ¿Que paso anoche? ¿Mí hermano?

 

– Nada, ya pasó –me dice–. Todo... Está bien. Tu hermano duerme en otra habitación. 

 

Me levanto de la cama, solo llevo su camisa y mí ropa interior. Se estira, mientras lo hace su camisa se pega a su torso, esos músculos tan bien hechos, una receta que solo Dios conoce para hacer semejante semental. 

Me mira con una sonrisa socarrona.

 

– ¿Te gusta lo que ves? –me pregunta levantándose.

 

– Lo sien... Siento –me disculpo bajando la mirada–. Por los problemas que le cause.

 

– No hay de que –me dice–. Puedes tutearme...

 

Se acerca a mí como si fuera una presa, mirándome de arriba abajo, la pequeña e inofensiva presa ya está atrapada. Me domina por completo con su imponente altura y musculatura, no me asusta solo me dan ganas de tocarlo.

Termino pegada a la pared, con una seguridad increíble en si mismo pone amabas manos a cada lado de mí rostro.

 

– Te ves linda con mí camisa –me dice murmurando.

 

– Te la devo... Devolveré –trago saliva–. No te preocupes.

 

– Eres demasiado inocente –me susurra al oído–. ¿Eres real?.

 

– Creo que si... –lo miro a los ojos–. O no se. ¿Tu eres real? ¿Existes?

 

– Si, lo soy. Soy muy real y tu también –besa mí mejilla–. Eres tan real que me vuelves loco.

 

– Ni nos... Conocemos –murmuro–. ¿Cómo puedo...? 

 

– No se, no tengo la menor idea... –me mira a los ojos–. Solo se que quiero que seas mía, mí Gata. 

 

– ¿Tu... Tuya? –pregunto nerviosa–. Si... Si, quiero....

 

Sin dudar dos segundos pega sus labios a los míos, rodeo su cuello con mis brazos. Tomando mí cintura me empuja hasta la cama, donde me deja caer en medio de está. 

Pasa sus manos por mis piernas suavemente, mí respiración se acelera y me arqueo por la anticipación. Paso mis pequeñas manos por su gran torso sobre la camisa. Gruñe cerrando los ojos. 

El sonido de la puerta nos devuelve a la realidad.

 

– ¿Hermano? –pregunta una voz masculina–. El desayuno ya está. 

 

– Uuff... Que mal –susurra y se levanta–. Si, hermano. Ahí voy.

 

– Está bien... –dice.

 

Me ayuda a levantarme tomando la mano y la cintura con otra mano. Me impulsa hacia arriba haciéndome chocar contra su firme y duro torso, cierro los ojos al sentir su perfume, elegante y viril. 

 

– Aamm... Estamos muy cerca –trago saliva. 

 

– Si... Así es. ¿Y? –pregunta–. ¿Quieres estar todavía más cerca? 

 

– Quiero... –inhalo y exhalo–. Mí ropa... Quiero vestirme. 

 

El suelta una carcajada en mí oído y se aleja lentamente. 

 

– Está sobre la mesita del baño –me susurra–. Si quiere ducharte, hazlo. Prometo no ir contigo... Por ahora. 

 

– De acuerdo... –murmuro–. Gracias. 

 

Se va de la habitación dejándome sola, mí corazón sigue latiendo como loco en mí pecho. Me meto en el baño, es más grande que mí apartamento, incluso la cabina de la ducha es más grande que mí cocina. 

Me doy una ducha en la lujosa, me visto con mí ropa y decido salir. Aún más.sorpredida todo es un palacio. Bajo las escaleras y en el enorme comedor están varias personas, entre ellas, Daryl y mi hermano. 

 

– ¡Mamá! –Aarón corre hacia mí–. Estás bien.

 

– Hola, mí amor –lo abrazo–. ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo...? 

 

– No, no. Ellos me salvaron –me dice–. El señor Daryl tiene un auto increible, mamá. 

 

– Que bueno, amor –miro a todos–. Aamm... Buen día. 

 

– Buen día –dicen todos al unisono.

 

– ¿Cómo te llamas? –me pregunta la única mujer en la mesa.

 

– Natasha –respondo con una sonrisa–. Natasha Lawrence.

 

– Siéntate, Natasha –dice Daryl–. Desayunen con nosotros, por favor. 

 

Me siento en la silla junto Daryl, quien lleva una de sus manos a mí muslo,o miro inevitablemente. 

 

– Bueno, te presento a mí familia –dice Daryl–. Ellos son mis mejores amigos Mitchel y Silas

 

– Es un gusto conocerlos a los dos –digo.

 

– Igualmente –me dicen. 

 

– Él es mí hermano Amador, ella es su esposa Verónica –sonríe al señalar a la bebé–. Y ella es mi sobrina Harley. 

 

– ¿Cómo es que se conocen? –pregunta Amador. 

 

– Es una larga historia pero... Si nos conocemos de antes –me sonríe–. Nos conocemos bien. 

 

Siento como me arde el rostro al recordar ese "Bien". Desayunamos entre historias de Daryl y risas. 

 

– ¿Que edad tienes? –pregunta Verónica–. ¿Fuiste madre joven?. 

 

– ¡Oh no no!. No es mí hijo –le digo–. Es mí hermano Aarón. 

 

– ¿Es tu hermano? –Veronica los mira–. ¿Y sus padres? 

 

– Mí mamá se fue a ser feliz cuando yo era bebé, pero sin nosotros –dice Aarón–. Mí papá nos cuido pero se fue al cielo. 

 

– Lo lamento –dice Mitchel–. Nosotros también perdimos a nuestros padres a muy corta edad. 

 

– Mí mamá es mí hermana –sonríe–. Ella me cuido desde que soy bebé. Y vamos a comprar pintura azul para mí cua...

 

De repente sus palabras se atascan, me mira pálido, su nariz empieza a sangrar. 



#27118 en Novela romántica
#16974 en Otros
#2695 en Acción

En el texto hay: trato, _romance__, _mafia_

Editado: 06.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.