Un Diablo Encantador

CAPITULO 8

DARYL

Llegamos a un hospital donde nos atienden de urgencia. Se llevan al niños y nos dejan en la sala de espera. Veo a Natasha apoyada en la pared, me acerco a ella. 

 

– Ey... –le digo–. Estará bien.

 

– Cada día se debilita más y más –me dice–. No puedo...

 

Su voz se quiebra y estalla en llanto. 

 

– No puedo perderlo –dice cubriendose el rostro. 

 

– No lo harás –la abrazo–. Estará bien. ¿Si? 

 

– Ya no tengo nada más –dice temblando–. Solo a él, no tengo nada más para aferrarme a vivir.

 

La aprieto más contra mí, ha luchado por uñas y dientes por su hermano. Siento como sus músculos están tensos como roca. Así nos quedamos unos minutos hasta que sale un doctor. 

 

– Doctor... ¿Mí hermano? –pregunta nerviosa. 

 

– Necesita seguir con el tratamiento –dice–. Su leucemia es complicada pero mientras continúe con el procedimientos... Podría decirse que estará bien. 

 

– ¿Nada pasará? –pregunta ella. 

 

– Mientras continúe con el tratamiento –el doctor le sonríe–. Puede pasar a verlo si lo desea. 

 

– Gracias, doctor –le agradece. 

 

Ella se va a la habitación de su hermano, por alguna razón yo la sigo. Ahí acostado en una cama, nos con una sonrisa, el cansancio se nota en su mirada. 

 

– Hola mami –le dice–. Hola, señor Daryl. Me dormí de nuevo..

 

– ¿Cómo estás, mí amor? –le pregunta Natasha.

 

– Bien, mamá –sonríe–. Creo que hoy no vamos a pintar mí cuarto. 

 

– No, amor –sonríe–. Hoy te tienes que quedar bajo control médico. 

 

– ¿Otra vez? –pregunta bufando–. No quiero... Quería ir a pintar mí cuarto. 

 

– Oye, campeón. Hagamos un trato... –me siento a su lado–. Si te quedas está noche aquí... Te comprare todos los tipos de pinturas azules que existen y te ayudaré a pintar.

 

– ¿Todas las pinturas? –me mira sonriendo–. ¡Si, claro!.

 

Nos quedamos un rato más con él hasta que se duerme. Ambos salimos de la habitación. 

 

– Gracias por esto –me dice Natasha–. A ambos. 

 

– No fue nada, Natasha –Mitchel le sonríe–. Ojalá tu hermano mejore. 

 

– Muchas gracias –le devuelve la sonrisa y me mira–. No es necesario que se queden. 

 

– Yo me quedo, no voy a dejarte sola –le digo–. Mitchel. ¿Puedes decirle a mí hermano? 

 

– De acuerdo, le ayudaré a preparar todo para esta noche –dice–. Nos vemos mañana. 

 

Así se va, nosotros nos quedamos en las sillas del pasillo, pasamos la noche allí. Al despertar, veo a Natasha durmiendo sobre mí hombro y yo tengo mí cabeza sobre la suya. Paso mí mano por su suave cabello rizado.

Empieza a moverse despertando. 

 

– Buenos días –le digo. 

 

– Buenos días –se aleja para para estirarse–. ¿Dormiste incómodo?. No debiste haberte quedado. 

 

– Estoy bien –le sonrío.

 

– Iré a ver a mí hermano –se levanta–. Enseguida vuelvo. 

 

Se levanta y entra en la habitación, yo por mí parte llamo a Mitchel. 

 

📱 << – Mitchel... ¿Cómo va todo? – >>

 

📲 << – Bien, amigo. Tu hermano y su familia se fueron hace unas horas – >>

 

📱 << – Genial. Imagino que enviaste custodia con ellos – >>

 

📲 << – Si, varios guardias para que los acompañen hasta donde viven – >>

 

📱 << – Gracias, amigo. Oye... Quiero pedirte un favor – >>

 

📲 << – Claro. ¿Que cosa? – >>

 

📱 << – Consigueme pintura... Azul, muchos tipos de pintura azul – >>

 

📲 << – Pintura azul. Claro... La conseguiré – >>

 

Pasamos unas horas más en el hospital mientras le hacen estudios a Aarón. Cuando nos dan permiso para irnos llevo a Natasha y a su hermanito hasta la dirección que me indica. 

Un complejos de apartamentos en un barrio bastante peligroso, hay vagos en todas las esquinas. Se nos quedan viendo. Bajamos del auto, entramos a su edificio y subimos los escalones, paramos frente a la puerta con el número <56> en su puerta. Entramos.

 

– Pasa –me dice Natasha–. No es como tu mansión pero lo estamos remodelando. 

 

Se nota que está haciendo remodelaciones, en las paredes había humedad ya que quedaron marcas, las ventanas están mal colocadas. Apesar de eso todo esta muy limpio y ordenado. 

Natasha lleva a su hermanito a su cuarto y yo me quedo observando su apartamento, una foto llama mí atención. Está ella, su hermanito y un hombre, su padre imagino ya que ella tiene cierto parecido a él. 

 

– Es mí papá –dice detrás mío–. Murió hace dos años. 

 

– Lo siento –me giro hacia ella–. Eres bastante parecida a él. 

 

– Lo se, me lo han dicho –me sonríe–. Gracias por lo que has hecho. De verdad. 

 

– De nada –le devuelvo la sonrisa–. Mañana vendré a ayudarte a pintar. 

 

– No es necesario –me dice–. Puedo hacerlo, mí padre me enseñó bastante. 

 

– Pero jamás viene mal un poco de ayuda –me acerco a ella–. No es bueno hacerlo solo. Vendré y problamente Mitchel y Silas también.

 

– ¿Cómo podré pagarte eso? –pregunta. 

 

Me acerco más a ella, su respiración se acelera, su pecho sube y baja. Sus pupilas se dilatan, de esos hermosos ojos ámbar solo queda un par de aros. 

Tomo su mano, tan pequeña al lado de la mía y la llevo a mis labios para dejar un suave beso en ella para luego besarla en su boca.

 

– Hablaremos de eso después –le digo en un susurro–. Tengo que irme.

 

– Está bien... –susurra–. Gracias. 

 

– De nada –me alejo de ella. 

 

Me acompaña hasta la puerta. Aún no me queda claro que pasa entre nosotros. ¿Será que solo me siento atraído por ella? ¿Que se me pasara? O ¿Será que me estoy enamorando de ella?. 



#27025 en Novela romántica
#16947 en Otros
#2688 en Acción

En el texto hay: trato, _romance__, _mafia_

Editado: 06.10.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.